El misterioso sello de Jezabel, la reina que se convirtió en símbolo de la maldad
Arqueología
En los años sesenta del siglo pasado salió a la luz una gema del IX a. C. con el nombre incompleto de Jezabel. ¿Fue esta reina del antiguo Israel, de funesta fama, su propietaria?
Las Sagradas Escrituras presentan a Jezabel como la reina que manejó los hilos del gobierno de Israel en la sombra, y afirman que incluso utilizó el sello de su marido, el débil e influenciable rey Ajab, para lograr sus objetivos. No obstante, la soberana también pudo haber firmado sus órdenes con un sello propio, un ópalo oscuro que salió a la luz pública en 1964. Ese año, el sello llegó al Departamento de Antigüedades de Israel junto con otras reliquias de la colección privada Voss-Hahn.
Pronto llamó la atención del arqueólogo Nahman Avigad. De origen incierto, tenía grabadas cuatro letras nunca vistas en un objeto de estas características: YZBL. ¿Debía leerse Jezabel? Las fechas encajaban –databa del siglo IX a. C.–, y, en opinión del experto, era una pieza digna de una reina. Sin embargo, algo no cuadraba: no había ni rastro de la letra álef, que los hebreos escribían justo antes de un nombre. De ahí que Avigad se mostrara cauto a la hora de vincular el sello con la reina.
Una lectura simbólica
Iconos egipcios asociados
a la feminidad y a la realeza para
un sello fuera de lo común
1
2
3
4
8
9
7
5
10
11
6
Espacio roto
1
La investigadora Marjo Korpel defiende que en él podían leerse la letra lamed (“propiedad de”) y el álef que completaría el nombre de Jezabel, según la escritura hebrea.
Ankh
2
Símbolo de la vida e icono de la realeza en el antiguo Egipto.
Esfinge alada con cuerpo de leona y cara de mujer
3
El hecho de que la leona se asocie a la figura de una soberana y que implique protección la convierte, según Korpel, en icono ideal para una reina madre.
Disco solar alado
4
Como el ankh, la esfinge y el halcón, es un símbolo de la realeza egipcia que tomaron los soberanos del antiguo Israel. Para Korpel, no es casualidad que se halle sobre el halcón, icono del monarca.
Halcón
5
Símbolo tradicional del faraón. Según la tradición, las diosas Isis y Nephty, representadas por sendas uraeus, resucitaron al monarca.
Flor de loto
6
El hecho de representar la regeneración hace pensar a Korpel que Jezabel creía tener el papel de regenerar la monarquía.
Cobras
7
Dos, una a cada lado del halcón, las uraeus solían usarse para decorar los tocados de las reinas, pues representan su estatus divino. En la época se creía que los monarcas gozaban del poder de la protección divina. Como protectoras del nido y los huevos, las cobras son, según la experta, un buen icono para identificar a una reina madre.
9
8
10
11
Letras
La Y (8), Z (9), B (10) y L (11), de estilo fenicio, se encuentran en la mitad inferior del sello.
Fuente: KORPEL, Marjo C. A. “Queen Jezebel’s Seal”. Ugarit-Forschungen, n.º 38.
Una lectura simbólica
Iconos egipcios asociados a la feminidad
y a la realeza para un sello fuera de lo común
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Espacio roto
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La investigadora Marjo Korpel defiende que en él podían leerse la letra lamed (“propiedad de”) y el álef que completaría el nombre de Jezabel, según la escritura hebrea.
Ankh
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Símbolo de la vida e icono de la realeza en el antiguo Egipto.
Esfinge alada con cuerpo de leona y cara de mujer
3
El hecho de que la leona se asocie a la figura de una soberana y que implique protección la convierte, según Korpel, en icono ideal para una reina madre.
Disco solar alado
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Como el ankh, la esfinge y el halcón, es un símbolo de la realeza egipcia que tomaron los soberanos del antiguo Israel. Para Korpel, no es casualidad que se halle sobre el halcón, icono del monarca.
Halcón
5
Símbolo tradicional del faraón. Según la tradición, las diosas Isis y Nephty, representadas por sendas uraeus, resucitaron al monarca.
Flor de loto
6
El hecho de representar la regeneración hace pensar a Korpel que Jezabel creía tener el papel de regenerar la monarquía.
Cobras
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Dos, una a cada lado del halcón, las uraeus solían usarse para decorar los tocados de las reinas, pues representan su estatus divino. En la época se creía que los monarcas gozaban del poder de la protección divina. Como protectoras del nido y los huevos, las cobras son, según la experta, un buen icono para identificar a una reina madre.
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Letras
La Y (8), Z (9), B (10) y L (11), de estilo fenicio, se encuentran en la mitad inferior del sello.
Fuente: KORPEL, Marjo C. A. “Queen Jezebel’s Seal”. Ugarit-Forschungen, n.º 38.
Una lectura simbólica
Iconos egipcios asociados a la feminidad y a la realeza para un sello
fuera de lo común
Esfinge alada con cuerpo de leona y cara de mujer
Espacio roto
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Ankh
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La investigadora Marjo Korpel defiende que en él podían leerse la letra lamed (“propiedad de”) y el álef que completaría el nombre de Jezabel, según la escritura hebrea.
Símbolo de la vida e icono de la realeza en el antiguo Egipto.
El hecho de que la leona se asocie a la figura de una soberana y que implique protección la convierte, según Korpel, en icono ideal para una reina madre.
Disco solar alado
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Como el ankh, la esfinge y el halcón, es un símbolo de la realeza egipcia que tomaron los soberanos del antiguo Israel. Para Korpel, no es casualidad que se halle sobre el halcón, icono del monarca.
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Halcón
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Símbolo tradicional del faraón. Según la tradición, las diosas Isis y Nephty, representadas por sendas uraeus, resucitaron al monarca.
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Flor de loto
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El hecho de representar la regeneración hace pensar a Korpel que Jezabel creía tener el papel de regenerar la monarquía.
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Cobras
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Dos, una a cada lado del halcón, las uraeus solían usarse para decorar los tocados de las reinas, pues representan su estatus divino. En la época se creía que los monarcas gozaban del poder de la protección divina. Como protectoras del nido y los huevos, las cobras son, según la experta, un buen icono para identificar a una reina madre.
Letras
La Y (8), Z (9), B (10) y L (11), de estilo fenicio, se encuentran en la mitad inferior del sello.
Fuente: KORPEL, Marjo C. A. “Queen Jezebel’s Seal”. Ugarit-Forschungen, n.º 38.
El asunto quedó aparcado hasta que, en 2006, la investigadora holandesa Marjo Korpel analizó en profundidad la gema y concluyó, esta vez sin la prudencia de su antecesor, que la difamada reina bíblica la empleó como rúbrica. Según esta profesora asociada de la Universidad de Utrecht, ello evidenciaba que Jezabel había tomado parte activa en el gobierno de Israel, algo que no está documentado.
La maldad en persona
El Libro de los Reyes del Antiguo Testamento traza el perfil de una Jezabel maquiavélica. Este texto relata que Ajab llegó un día compungido a su casa porque un campesino llamado Nabot se había negado a venderle un viñedo situado justo al lado de su palacio de verano. La popularmente llamada Casa de Marfil de Ajab era un lugar hermoso, construido con materiales traídos de países lejanos, pero si Nabot no traspasaba sus terrenos, el rey no podía cumplir su sueño de rodearla de un gran jardín.
Jezabel criticó a su marido su falta de espíritu y decidió actuar por su cuenta. Escribió una carta en nombre del rey con una denuncia falsa hacia Nabot, y la cerró con el sello de su esposo. Como resultado, el campesino fue apedreado hasta la muerte a las puertas de la ciudad, y Ajab pudo tomar posesión del viñedo para hacer su jardín.
Salta a la luz que Jezabel no contaba con la simpatía de los primeros cronistas bíblicos. De hecho, siempre fue vista como una extranjera en Israel, debido a su origen fenicio. Según el Libro de los Reyes, su padre, el rey Ethbaal, la familiarizó con las trifulcas palaciegas. Él mismo había accedido al trono tras asesinar a sus dos hermanos mayores. El propio matrimonio entre Jezabel y Ajab fue una alianza de Estado entre dos reinos vecinos, pero todo indica que entre ellos se estableció una gran complicidad.
Toda una provocación
La nueva reina israelí, inteligente y segura de sus principios, no solo se mantuvo fiel a sus dioses, Baal y Ashera, sino que atrajo a su esposo hacia su devoción. Juntos instauraron el culto en Israel a estas divinidades y ritos como la prostitución sagrada. A ojos de los líderes religiosos tradicionales, Jezabel se convirtió en la viva imagen de la perversión.
La reina destinó 450 sacerdotes al servicio de Baal y 400 al de Ashera, toda una provocación que dio paso a un levantamiento popular en Israel. Jezabel, educada en las formas despóticas de gobierno, inmediatamente mandó matar a sus opositores. Pero un centenar de ellos logró salvarse. Liderados por el profeta Elías, siguieron conspirando contra ella, hasta que la muerte de Ajab les permitió pasar a la acción.
Yehú, uno de los generales del rey caído, se alió con Elías y se levantó en armas contra la reina. Tras asesinar a sus dos hijos y herederos, Ocozías y Joram, se dirigió a la ciudad de Jezrael. Los textos sagrados refieren que Jezabel se pintó los ojos con kohl, adornó sus cabellos y esperó a Yehú desde la ventana de su palacio con el propósito de seducirlo. Aunque tiene más sentido pensar que, segura de su inminente muerte, se preparó para morir bella y con dignidad.
Yehú, al verla, ordenó a sus soldados lanzarla por la ventana. Una vez en el suelo, los caballos la pisotearon y, tal como había profetizado Elías, los perros la devoraron. Tan solo dejaron a salvo parte de su cabeza, sus manos y sus pies.
Detective de las letras
Con su estirpe eliminada y sus templos desmantelados, la figura de Jezabel se redujo a lo que sus rivales religiosos escribieron de ella: pura maldad y lascivia. Siglos después, la arqueología descubrió los restos de su refinado palacio de marfil en Samaria... y, quizá también, el sello que utilizó en sus tareas de gobierno. Al menos, esta es la tesis que Korpel defendió en un artículo publicado en la revista académica Journal of Semitics en 2006, a partir de un estudio en detalle de la simbología del sello.
Diversos factores la llevaron a pensar que el ópalo en cuestión, hoy expuesto en el Museo de Israel, perteneció a una reina. Para empezar, el material con el que está hecho es extremadamente frágil, por lo que solo pudo ser tallado por los artesanos más hábiles. Además, la talla es extraordinaria: 31 mm de altura por 22 de ancho y 10 de grosor. Según Korpel, estas medidas sugieren que la propietaria del sello no lo debió de utilizar como un anillo, sino como colgante.
“¿Quién más en Israel querría adoptar el nombre de esta odiada dama?”, se pregunta Korpel
La investigadora considera muy poco probable que en época de Jezabel hubiera en el pueblo israelí, tremendamente patriarcal, otra mujer con tanto poder como para ser dueña de semejante sello y que, además, se llamara Jezabel, un nombre fenicio que prácticamente pasó a ser una ofensa. “¿Quién más en Israel querría adoptar el nombre de esta odiada dama?”, se pregunta Korpel. Y ofreció una respuesta lógica a por qué el nombre tallado en el sello no viene precedido por un álef, tal como aparece en la Biblia hebrea. Korpel piensa que la letra estaba en un pequeño trozo perdido de la parte superior de la pieza.
A partir del tipo de símbolos contenidos en esta, la profesora cree que Jezabel pudo necesitar un sello propio en la última etapa de su vida, cuando las circunstancias la obligaron a ejercer como gobernante de facto. Es decir, tras la muerte de su marido y su sucesor, Ahaziah, que solo pudo estar en el trono durante dos años.
Algunos expertos se apresuraron a criticar la teoría de Korpel incluso antes de publicarse un estudio definitivo. Uno de los opositores, el prestigioso paleógrafo Ryan Byrne, señaló que es imposible asegurar que la letra ausente de YZBL figurara en el espacio roto del sello. Otros, como el arqueólogo Amihai Mazar o el también paleógrafo Christopher Rollston, recordaron que no se han encontrado otros sellos de la misma época en todo el territorio de Israel que lleven nombres grabados. Quizá el tiempo ofrezca datos concluyentes.
Este texto forma parte de un artículo publicado en el número 536 de la revista Historia y Vida. ¿Tienes algo que aportar? Escríbenos a redaccionhyv@historiayvida.com.