La ciencia de Leonardo da Vinci
Hasta hace poco, la aportación científica de Da Vinci fue pobremente valorada. Sin embargo, el célebre artista florentino fue pionero en técnicas muy avanzadas en diversas áreas.
Los cuadernos de notas que se conservan de Leonardo da Vinci (en la actualidad alrededor de seis mil páginas) muestran a un hombre de curiosidad infinita, que intentaba captar y reproducir la ciencia inherente a todas las cosas. Deseaba comprender y describir todos los detalles de la naturaleza. Solo cuando había estudiado cada una de las causas y efectos posibles de un fenómeno, podía alcanzar la verdadera comprensión de cómo funcionaba el entorno natural.
Más allá de su archiconocida dimensión como artista, Da Vinci fue el primer científico en entender que el mundo está fundamentalmente interconectado, que es extremadamente complejo y que, de alguna manera, está lleno de creatividad. Con semejante carácter, no es de extrañar que Leonardo reuniera en su persona muchas facetas. Estas son las principales materias en las que el genio florentino destacó:
Pintura y escultura
Es la vertiente más conocida de Da Vinci. De joven, se formó como pintor, escultor e ingeniero en el taller de Andrea del Verrochio. Un lugar donde se producían cuadros, esculturas, metalistería y armaduras, así como maquinaria, escenarios y vestuario para teatro. Dada la inmensa curiosidad de Leonardo, allí aprendió de todo lo que le rodeaba.
Ingeniería militar
Leonardo decidió probar suerte en el ducado de Milán después de la conjura de los Pazzi para asesinar a Lorenzo de Medici, que gobernaba Florencia. Ludovico Sforza dirigía el ducado y era uno de los príncipes más poderosos del Renacimiento. Da Vinci se presentó como un ingeniero militar capaz de diseñar puentes livianos, bombardas, morteros, artillería ligera, catapultas “y otros instrumentos inusuales de maravillosa eficiencia”.
Los primeros diseños de máquinas de guerra eran sencillas y prácticas, lo que contrasta con los diseños más extravagantes de años posteriores.
A lo largo de su vida dedicó largo tiempo a diseñar y dibujar máquinas de destrucción. Algunas de sus primeras propuestas eran sencillas, prácticas y fáciles de construir, tales como escaleras de asalto a fortalezas. Esto contrasta con algunos proyectos posteriores, de enorme espectacularidad y al límite de su viabilidad.
Durante su etapa en Milán concibió extravagantes ingenios, como un enorme carromato armado con una serie de cañones circulares, una ballesta gigante o una carreta con guadañas capaz de cortar en pedazos la infantería enemiga. Sin embargo, estas propuestas no parece que tuvieran acogida en la corte de Milán, que siempre se decantó por diseños menos ingeniosos, pero mucho más prácticos.
Más tarde, Da Vinci se fue a Venecia. Los venecianos también estaban preocupados por un posible ataque de la armada turca. A modo de respuesta, Leonardo ofreció diseños de diversos elementos subacuáticos de combate: pequeños submarinos, buzos equipados con bolsas de aire y gafas e instrumentos para abrir agujeros en las quillas de los barcos.
Cartografía
En 1502, trabajó para César Borgia en asuntos relacionados con la conquista de la región de Romaña. Se le encargó inspeccionar los terraplenes, canales y otras fortificaciones de las nuevas ciudades conquistadas, así como ofrecer sugerencias para su mejora.
Da Vinci fue el mayor anatomista del Renacimiento y, sin embargo, nunca practicó la medicina porque aborrecía a los médicos.
Durante esos meses trazó exquisitos mapas de las regiones. Su genio cartográfico era muy superior a cualquier otro conocido hasta entonces. Su empleo de la perspectiva y el minucioso detalle de los contornos en las cadenas montañosas –con diferentes sombreados para representar distintas alturas– son de una precisión pasmosa. En la mayoría de sus mapas, su trabajo se centra en el intrincado sistema de redes fluviales y lacustres.
Ingeniería hidráulica
Su fascinación por los flujos de agua estaba presente desde su juventud. Durante sus excursiones cartográficas, Leonardo reflexionó sobre la complejidad de las corrientes de agua turbulentas. También diseñó obras de ingeniería para la canalización y el secado de las marismas e incluso estudió las olas y las mareas.
Topología
Para Leonardo da Vinci, la geometría clásica de Euclides era insuficiente para describir el modo en que se movían las olas y los remolinos. Alrededor de 1505 comenzó un cuaderno de notas, conocido actualmente como Códice Forster I. En él se ocupaba de la transformación de un cuerpo en otro “sin disminución o incremento de materia”. A lo largo de cuarenta páginas, discutía y dibujaba gran variedad de formas geométricas que trasmutaban en otras, como un cubo que se torna en pirámide o una esfera que se convierte en cubo. Estas innovadoras investigaciones hicieron de Leonardo un precursor del estudio de la topología, una importante rama de la matemática actual.
Anatomía
La anatomía es el área en la que hizo las aportaciones más relevantes y trascendentes a la ciencia. Para Leonardo, la vista era el principal sentido, el que nos permitía entender el mundo. Pensaba que comprender la anatomía del ojo y el origen de la visión resultaban claves fundamentales para recrear la belleza de las cosas.
En uno de sus primeros dibujos, realizado alrededor de 1487, Da Vinci muestra el esquema anatómico de una cabeza cortada sagitalmente. Hacia 1509, Leonardo había desarrollado sofisticadas técnicas de disección anatómica del globo ocular. Sus progresos sobre la fisiología de la percepción son evidentes. En el reverso de la denominada Hoja de Weimar, dibuja la anatomía de los nervios craneales y los ventrículos cerebrales con un nivel de detalle hasta entonces desconocido.
Resulta curioso que Da Vinci fuera el mayor anatomista del Renacimiento y que, sin embargo, nunca practicara la medicina. De hecho, tenía en muy poca estima a los médicos, a los que evitaba como la peste.
Este texto se basa en un artículo publicado en el número 513 de la revista Historia y Vida. ¿Tienes algo que aportar? Escríbenos a redaccionhyv@historiayvida.com.