El contexto
“Confírmenos si tenemos algún tráfico próximo a nosotros a nuestra izquierda. Aproximadamente a unas 4 o 5 millas”. “Negativo, no hay tráfico notificado”. “Tenemos dos señales de luces rojas. Ahora a unas 3 millas, a las 10 de nuestra posición. Aproximadamente a la misma altura”. “¿Las luces están en el mar o están en el aire?”. “El avión… es un tráfico y está aproximadamente a nuestra altura”. “¿Me confirma su va en su misma dirección?”. “Afirmativo. Lo tenemos cada vez más cerca (…). Barcelona, he incrementado el ‘rate’ de ascenso a través de 280 y el tráfico éste sube mucho más rápido que nosotros. Se acerca cada vez más”. “Recibido”. “Pongo rumbo a Valencia”. “De acuerdo. ¿Desea que llamemos a algún interceptor de la Defensa?”. “Si es posible sí, información, porque el tráfico está a menos de media milla y ahora mismo ha bajado un montón. Ha bajado unos 3.000 pies por debajo de nosotros”. “De acuerdo, vamos a comunicar con Defensa por si saben algo”.
El extracto de la conversación entre la tripulación del vuelo JK-297 y el Centro de Control de Tráfico Aéreo de Barcelona no deja lugar a dudas de que algún fenómeno fuera de lo común sucedió esa noche del 11 de noviembre de 1979 en el litoral mediterráneo español. El Super Caravelle de la desaparecida compañía española TAE que cubría el trayecto Salzburgo-Tenerife había realizado una escala técnica en Palma de Mallorca cando al sobrevolar la vertical de Eivissa se encontró con esas inesperadas luces amenazantes que seguían una trayectoria impropias de un avión.
El capitán Francisco Javier Lerdo de Tejada y el oficial Ramón Zuazo no lo dudaron un instante y por seguridad decidieron aterrizar de emergencia en Manises, el aeropuerto más cercano en el que hasta ahora ha sido el único incidente provocado por un presunto objeto volador no identificado que ha obligado en España a un vuelo comercial a tomar esta drástica medida. Aunque el suceso no queda ahí, ya que el Mirage F-1 del Ejército del Aire que partió ya pasada la medianoche desde la base aérea de Los Llanos, en Albacete, con la misión de interceptar el hipotético ovni no sólo vio sus luces, sino que fue incapaz de darles alcance para tratar de identificar su origen.
A ello se suma el avistamiento de éstas u otras luces fuera de lo común por parte de los controladores de la torre de control de Manises y diferente personal de tierra del aeropuerto valenciano. E incluso de la prueba quizá más irrefutable: la captación por parte de los radares de la torre de tres objetos alineados, cada uno con un diámetro de unos 200 metros. Además del testimonio de diversos testigos, como las personas que se encontraban esa noche en una parada de autobús de Sant Adrià de Besòs o un mecánico de Sóller, que incluso fotografió esa misma noche la luz que proyectaba un objeto que realizaba movimientos erráticos.
Todo ello figura en el informe que realizó el Mando del Operativo Aéreo de la Sección de Inteligencia del Estado Mayor de la Defensa a lo largo de las semanas siguientes al suceso, que además de recoger el episodio de ese 11 de noviembre también hace referencia a otros dos fenómenos similares acaecidos a lo largo de ese mismo mes. El documento, desclasificado en 1994, contiene las transcripciones de todas las grabaciones de esa noche y entrevistas con todos los testigos.
El informe incluye también el intercambio de mensajes entre el general jefe del Estado Mayor del Aire y el general mayor de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos, ya que esos días la Sexta Flota se encontraba estacionada en el Mediterráneo Occidental. Si bien algunas hipótesis han tratado de encontrar explicaciones al extraño fenómeno en las medidas de seguridad electrónica de la Armada estadounidense, ninguno de los documentos lo atestigua. Hasta el punto de que el suceso sigue sin una explicación convincente más de cuatro décadas después.
Trató de dársela, quitando hierro a un asunto que rápidamente apareció en todos los medios de comunicación, el ministro de Transportes y Comunicaciones, Salvador Sánchez-Terán. Lo hizo apenas cuatro días después del avistamiento en una comparecencia ya programada ante la Comisión de Obras Públicas y Urbanismo, Transportes y Comunicaciones en la intervención que reproducimos íntegra del diario de sesiones.
Fue la primera vez que el tema ovni llegaba a una cámara parlamentaria española. Lo haría después al Congreso, tras la pregunta que realizó un año después en representación del grupo socialista el parlamentario Enrique Múgica y a la que la que el informe reservado de Defensa trataba de dar también una vaga respuesta.
En el Senado, sin más información de la que había aparecido en los medios, el tema se abordó de forma tangencial, en el turno final de preguntas, intercalada entre una referida al ferry de La Gomera y otra al corredor ferroviario Madrid-Guadalajara. El ministro, que había jugado un papel fundamental en el retorno de Josep Tarradellas a Catalunya y la recuperación de la Generalitat y estaba llamado a jugarlo en el golpe de Estado del 23-F, sólo conocía el tema por los testimonios que había podido recabar en Manises.
El destino había hecho que visitase las entonces cochambrosas instalaciones aeroportuarias valencianas apenas unas horas después del suceso, aunque para tratar su ampliación y mejora con motivo del Mundial de Fútbol de 1982, revulsivo para las infraestructuras de toda España en plena transición. Y lo que pasó es que se encontró con el inesperado ovni de Manises, al que entonces restó toda credibilidad.
El discurso
“En cuanto al tema de los ovnis, yo diría que lo más aleccionador sobre esto es la serie de películas que hizo la televisión. No lo digo en broma; lo digo porque existen objetos voladores.
”La mayoría de ellos tiene una explicación científica: o son globos sondas meteorológicos o son refracciones en determinadas condiciones de las capas atmosféricas, pero ciertamente hay un porcentaje de esas llamadas luces que hay en el firmamento que no se han llegado a identificar, lo cual no implica que haya extraterrestres o todas esas cosas que entran más en el campo de la ciencia ficción. Es cierto que, a nivel mundial, no se han logrado identificar todos los objetos voladores, aunque se logran identificar muchos.
”Lo que pasó en el vuelo a que hace referencia al señor senador (algún periódico ha dicho que yo llevé los ovnis aprovechando el viaje a València; tengo que decir que yo llegué por la mañana y el tema de los ovnis había sido la noche anterior) es que se vieron unas luces, las vio el piloto o el copiloto; no la vio el pasaje. En las cintas del control del tráfico aéreo está registrada la preocupación del piloto al ver esas luces rojas.
Existe la posibilidad de que las luces fuesen refracciones del propio avión, aunque es una hipótesis
”Existe la posibilidad de que sean refracciones de los propios pilotos del avión en las capas atmosféricas que, por su situación de densidad, producen esa refracción que hace que se vean unas luces rojas que en el fondo son el reflejo de las de los pilotos. Ésta es meramente una hipótesis de trabajo.
”No tengo certeza y hablo reservadamente de que el avión de reconocimiento que salió (no desde Manises, sino desde la base de Albacete) no encontró nada, lo cual puede avalar la hipótesis de que o era un objeto de gran velocidad que desapareció o era un fenómeno de refracción en determinadas condiciona de las capas atmosféricas.
”No detectaron el objeto los radares secundarios de los aeropuertos próximos (Barcelona y València). Se está comprobando si realmente una mancha que se vio en los radares primarios de la defensa pueden corresponder o no a algún objeto en ese lugar.
El piloto decidió picar el avión, pero no hay ninguna comprobación de que hubiera algún objeto físico
”Esto está bajo investigación confidencial del Ejército del Aire y diría que no hay que asustarse por el tema de los ovnis porque no hay constancia de que haya habido el más mínimo accidente de aviación provocado por un ovni. Como decía, la mayor parte son objetos voladores de investigación, aeronáutica meteorológica, globos sonda, etc., y sólo hay un pequeño porcentaje de posibles señales que no se hayan identificado, si es que de verdad han existido esas señales.
”No es un problema que preocupe desde el punto de vista del tráfico aéreo. Lo que pasa es que el piloto decidió picar el avión. Algunos dijeron que el avión tenía sus fallos; pero el piloto picó el avión, lo cual es un poco espectacular. Yendo a 25.000 pies bajó a 15.000 y se preocupó por el tema. Dijo: ‘no sigo’, y decidió aterrizar. No hay ninguna comprobación de que hubiera algún objeto físico hasta el presente.”