El 7 de diciembre de 1894 fallecía en en Guilly (Valle del Loira, Francia) el diplomático e ingeniero Ferdinand de Lesseps, que pasaría a la historia como el promotor de la construcción del canal de Suez (1869), que uniría el mar Mediterráneo y el mar Rojo. Considerada una de las obras más relevantes de ingeniería de la historia, su apertura pondría en funcionamiento una nueva vía de navegación entre Europa y el Extremo Oriente, sin necesidad de circunnavegar el continente africano, que ahorraría miles de kilómetros.
Protagonista de una vertiginosa vida, Lesseps fue un personaje legendario en el entorno del mundo árabe, como lo fue en su día Lawrence de Arabia. Bautizado por los árabes, "soldado del desierto", Lesseps había nacido en 1805 en el seno de una familia de diplomáticos lo que le permitió recibir una refinada educación. Su aventura en Egipto empezó en 1832 como vicecónsul francés en Alejandría. El soberano egipcio le encargó la educación de su hijo, Said. Así, cuando Said subió al trono, la amistad que le unía con Lesseps le hizo apoyar su proyecto de unir el Mediterráneo y el mar Rojo, a pesar de los muchos enemigos de la idea, como Gran Bretaña.
Terminada su labor consular en Egipto, Lesseps ejerció como diplomático en varias ciudades europeas: en 1839 en Róterdam y después se traslada a España, Málaga (1841), Barcelona (1842-1848) y finalmente Madrid (1848-1849), ya como embajador.