El primer civil en asumir el cargo de director de la Benemérita, y ministrable del Interior en muchas quinielas del gobierno socialista, protagonizó una carrera delictiva sin parangón. Hijo de un taxista, su trayectoria política le izó a lo más alto, pero todo se truncó en 1993, cuando salió a la luz el incremento de su fortuna, que ascendía a unos 10 millones de euros. Luis Roldán, adalid de la lucha contra ETA, había modernizado la imagen de la Guardia Civil, a la par que había higienizado su cuenta corriente.
Fue destituido y se dio a la fuga. En 1995 fue detenido en Bangkok. La Audiencia condenó a Roldán en 1998 a 28 años de prisión por cohecho, falsedad en documento mercantil, malversación de caudales públicos, estafa y delito contra la hacienda pública. El gobierno de González quedó marcado para siempre.