Demasiado conservador para unos, intelectual de pro para otros, Benedicto XVI llegó a la silla de Pedro tras una compleja evolución vital. Miembro de las Juventudes Hitlerianas en su juventud, donde se tuvo que enrolar como otros adolescentes en su Baviera natal, el joven Joseph Ratzinger desarrolló una vocación religiosa temprana y fue ordenado sacerdote a los 24 años. Estudioso y reflexivo, se doctoró en Teología con una tesis sobre san Agustín.
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Fue guardián de la ortodoxia como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el ex Santo Oficio, desde la que llegó al papado ya longevo, con 78 años, en el 2005, cuando sucedió a Juan Pablo II, de quien fue mano derecha. Tras un conflictivo pontificado, anunció su renuncia el 11 de febrero del 2013, lo que sacudió a la institución y dejó perplejo al mundo.