El jeque coleccionista de arte y joyas Hamad Ben Abdullah Al Thani, primo del actual emir de Qatar Tamim Ben Hamad Al Thani, tiene un conflicto con la familia de otro de los primos del emir, el fallecido jeque Saud Ben Mohammed Al Thani, exministro de Cultura del emirato. Ambas partes disputan ante el Tribunal Superior de Justicia de Londres para decidir sobre la posible venta del famoso diamante Ojo del ídolo (Idol’s eye), que en su día perteneció al joyero Harry Winston.
El Ojo del ídolo es un diamante azulado de 70,20 quilates y valorado en 25 millones de euros cuya historia se remonta al siglo XVII en las minas indias del antiguo reino de Golconda. Según la leyenda, fue conservado como el ojo de un ídolo secreto en un templo y, por ello, la piedra desapareció durante tres siglos antes de reaparecer en 1947, cuando fue adquirida por el prestigioso joyero estadounidense.
El jeque Saud Ben Mohammed, fallecido en Londres en el 2014, lo adquirió a principios de la década del 2000 a través de una fundación y se lo prestó a Qipco, un holding cuyo director es su primo, el jeque Hamad Ben Abdullah. Este último afirma que, a través de la empresa de inversión Qipco, tiene derecho a comprar la gema por 10 millones de euros (un precio muy inferior a su valor real), pero el diamante está a nombre de la fundación de la que su viuda y sus hijos son beneficiarios, y estos no están de acuerdo con la compraventa.
Parte del contrato de préstamo permitía a Qipco adquirir el diamante a ese precio si la familia dejaba claro su “deseo” de venderlo, y aquí es donde está el entuerto, pues, uno de los hijos del fallecido habría manifestado su intención de vender la gema en el 2020 sin consultar al resto de beneficiaros de la fundación, su madre y sus dos hermanas.
El diamante se prestó a la empresa Qipco del primo de la familia, el jeque Hamad bin Abdullah, en el 2014 para ser incluida en su extensa colección y ser expuesta en lujosas exposiciones como la de Tesoros de la India: joyas de la Colección Al-Thani que, entre otros, se exhibió en el Metropolitan de Nueva York, el Gran Palais de París y el Victoria & Albert de Londres.
El jeque Hamad Ben Abdullah, de 38 años y afincado en Londres, es una figura asidua a las carreras de caballos en el Reino Unido y es cercano a varios miembros de alto rango de la familia real británica, incluidos el rey Carlos III y la difunta reina Isabel II. Ambos han sido invitados a su mansión de Mayfair, Dudley House, que supuestamente es la casa privada más cara de Gran Bretaña, con 4.000 metros cuadrados en el centro de la capital del Reino Unido. Repleta de obras de arte, según contó la edición británica de Vanity Fair , la propiedad impresionó a Isabel II, quien, dijo que ese lugar “hacía que el palacio de Buckingham pareciese soso”.
El jeque Saud Ben Mohammed murió en noviembre del 2014, dejando como herederos de sus bienes a su viuda, la jequesa Amna, sus hijas, las jequesas Sara y Moza, y su hijo, el jeque Hamad bin Saud.