Alcanzó la fama con Duro de pelar cuando tenía apenas 18 años, convirtiéndose en un referente de ese dance de los 90 que se resiste a morir. Al contrario. Junto a artistas como David Civera, King Africa, Coyote Dax o Raúl participará el próximo sábado en el festival P-Tardeo que se celebrará durante seis horas en el Poble Espanyol de Barcelona. Rebeca, que acaba de cumplir los 46 sigue con una intensa carrera musical, muy enfocada, aunque no solo, en participar en estos conciertos revivals convertidos en todo un fenómeno de público. “Este año incluso he estado en México como artista invitada junto a Ana Torroja y con Paulina Rubio”, señala antes de apuntar la clave del éxito: “En los 80, 90 e incluso 2000 hubieron grandes temazos que si los escuchas ahora en la discoteca suenan muy actuales porque esas producciones estaban muy bien hechas”.
Es el caso, evidentemente, de Duro de pelar , una canción que vendió en poco tiempo más de un millón de copias y que sin saberlo se avanzaba al #metoo con una letra que denunciaba las relaciones tóxicas y el machismo en la pareja. “Mucha gente habla ahora de mujeres empoderadas, que no tienen porqué aguantar ciertas conductas de chicos duros de pelar, y yo en los 90 ya lo cantaba, de forma sutil pero contundente”.
“Me libré de caer en las garras de un mánager depredador por ir acompañada de mi madre”
Rebeca, que procede de una familia de artistas, ha luchado desde pequeña para triunfar en el mundo del espectáculo. Con tan solo ocho años debutó en un homenaje a su madre, la también cantante Franciska, a ritmo de Brasil, Brasil e incluso llegó a ser cheerleader del Barça. “Tenía muy claro mi objetivo pero, cuando empecé, la discográfica no creía mucho en mi”, recuerda. “Querían cambiar mi aspecto, decían que las mujeres exóticas no vendían mucho porque se llevaba el rol de niña buena como Laura Pausini. No querían que cantara con el pelo rubio y rizado, pero yo me negué porque no quería perder mi esencia y porque con 17 años ya sabía cuál era mi mayor atractivo. Y tuve tanto éxito que desistieron”, rememora a la vez que demuestra que es una mujer dura de pelar, aunque en el buen sentido de la expresión.
A pesar de ello, revela que, como muchas artistas, no se ha librado de sufrir abusos machistas. “Hace unos años fui a Madrid para fichar con un mánager nuevo, muy potente, y me ofreció un apartamento para que me instalara porque así nos podríamos reunir con más facilidad. Cuando me vio llegar a Atocha con mi madre, que me acompañaba, se le transformó la cara y tras instalarme en el apartamento recibí una llamada de él diciéndome que creía que no íbamos a poder entendernos y que no podía llevarme. En blanco y en botella. Me libré de caer en las garras de un depredador”, asegura. “Me alegro de haber ido muchas veces acompañada de mi madre y de hacerme respetar. A mí, me tienen que valorar por lo que soy y por lo que valgo, no porque se quieran acostar conmigo o sacar un beneficio sexual de mí”.
La cantante confiesa que le ha costado mucho llegar a donde está, “quizá también porque he vivido en Barcelona y no en Madrid, pero como hija única que soy he priorizado el cuidado de mis padres a mi vida artística e incluso personal”. Actualmente, la también prima del actor Benicio del Toro, lleva unos años de estabilidad emocional junto a su novio Marco, diez años más joven que ella y a quien conoció de una forma muy curiosa, cuando le practicó una hidroterapia de colon en su clínica de estética.
A pesar de la profesión de su pareja, es de las partidarias de la belleza natural. Eso sí, no descarta hacerse en el futuro algún retoque “sin abusar”, como operarse el pecho. “Tenía una 95 y ahora tengo una 105 y no sé dónde meter el pecho en los trajes cuando actúo. No me gusta cantar y que te bote todo, pero mi novio dice que no me quite, que lo tengo muy bonito”, sonríe coqueta.
“Me presentaría en el Benidorm Fest”
Con el paso de los años, Rebeca se ha convertido también en un icono de la comunidad LGTBI+ con la que se siente muy identificada. “Este año he sacado un tema muy reivindicativo que se llama La pluma y he podido participar en muchos prides”, cuenta antes de recordar una de sus pocas espinitas clavadas: poder representar España en Eurovisión. Aunque estuvo en Helsinki en 2007 como coautora del tema I love you mi vida que presentó el grupo D’Nash, no esconde su deseo de volver como cantante. “Me presentaría en el Benidorm Fest”, expresa a la vez que reivindica “más festivales de música como este” y también “más programas musicales televisivos con cantantes profesionales”. Y es que Rebeca disfruta apareciendo en la pequeña pantalla, donde se la ha podido ver tanto participando en realities como colaboradora.
Otro de los sueños que le quedan por cumplir es que se hiciera un biopic sobre su vida. “Tengo mucho por contar” adelanta. Uno de los misterios que la rodean, por ejemplo, es la posibilidad de que Jesús Hermida fuese su padre. “Yo siempre he dicho que mi padre es José María Pous, quien me crió, aunque sí es verdad que tengo en casa cartas entre mi madre y Hermida”. ¿Y qué se decían? “Transmitían que tenían una relación, un cariño y una admiración. El resto, se lo dejo a mi madre”, concluye pícara.