Cari Lapique, viuda de Carlos Goyanes, enfrenta uno de los momentos más devastadores de su vida tras la pérdida de su esposo, su hija Caritina y su cuñado Tito Goyanes en un lapso de solo tres semanas. El 7 de agosto, Carlos Goyanes falleció repentinamente a los 79 años debido a un infarto. Diecinueve días después, su hija Caritina también perdía la vida, dejando a la familia sumida en un profundo dolor. Para colmo, apenas un día antes de la muerte de Caritina, también había fallecido Tito Goyanes, hermano de Carlos.
Las muertes de Carlos y Caritina Goyanes ocurrieron en la casa familiar de Marbella, un lugar que solían usar como refugio y que ahora está asociado con un inmenso sufrimiento.
La difícil decisión de Cari Lapique
La venta de la casa en Marbella
Ante esta serie de tragedias, Cari Lapique ha tomado la difícil decisión de considerar la venta de la casa en la urbanización Guadalmina, en Marbella, donde se vivieron estos dolorosos momentos. Según reveló el programa 'Y ahora Sonsoles', Lapique no quiere volver a un lugar que ahora solo le recuerda la pérdida de sus seres queridos.
“Me cuentan que quiso salir inmediatamente de la casa. Dos muertes en esa casa. Me decían que es muy probable que no quiera volver”, señaló Nacho Gay, colaborador del programa. La casa, que durante años fue un lugar de descanso y celebración familiar, se ha convertido en un escenario de dolor y pérdida, lo que ha llevado a Cari a plantearse la venta como una forma de buscar paz y distanciamiento.
Tras la muerte de su marido, Cari encontró consuelo temporal en la casa de su hermana Miriam en Formentor, Mallorca. Sin embargo, la inesperada noticia de la muerte de su hija Caritina, ocurrida en la misma casa de Marbella y por la misma causa que su padre, fue otro golpe devastador. La familia Goyanes Lapique, incluida Cari, decidió trasladarse a la finca de Retuerta del Bullaque, en Ciudad Real, buscando un lugar donde pudieran estar juntos y sobrellevar el inmenso dolor. Este cambio de ambiente ha sido fundamental para intentar superar el duelo y encontrar un nuevo sentido de normalidad tras un verano que ninguno de ellos pudo haber imaginado.
El futuro de los hijos de Caritina, Pedro y 'Mini Cari', también está en el aire mientras la familia se ajusta a la nueva realidad. Por fortuna, los niños vivían en el mismo edificio que su abuela Cari, lo que ha facilitado el apoyo familiar durante este tiempo tan difícil. Mientras tanto, el negocio de catering de Caritina, Six Sens, seguirá adelante bajo la dirección de su esposo, Antonio Matos, en un esfuerzo por mantener viva su memoria y su legado profesional.
La decisión de vender la casa en Marbella no solo representa un intento de escapar del dolor, sino también un paso hacia la sanación. Cari Lapique, con el apoyo de su familia, continúa luchando por sobrellevar un dolor que, como sus amigos han señalado, es difícil de describir con palabras.