Le llamaron ‘el kaiser’ de la moda porque la prensa, que goza jugando con epítetos, halló una feliz concordancia entre la primera inicial y el país que expedía su pasaporte. Karl Lagerfeld, fallecido en 2019, puso su talento al servicio de Chanel, Fendi, Balmain, Chloé y creó su propia firma. Íntimo de Carolina de Mónaco y una de las más influyentes figuras en la moda de los últimos 30 años, fue también un hombre profundamente excéntrico: si tenemos en cuenta que dejó su fortuna –valorada en una horquilla de 150 a 300 millones de euros– a su gato, el apartamento parisino en que vivió hasta fundir a negro, no podía decepcionar.
El adjetivo minimalista resulta excesivo para un espacio en el que, más allá de la propia estructura, apenas hay nada más. El 26 de marzo sale a subasta en la Cámara de Comercio e Industria de París por un precio inicial de 5,3 millones de euros. El inmueble, de 260 m2 y sito en el 17 de Quai Voltaire, ocupa la tercera planta de un edificio de seis construido a finales del siglo XVII y se ubica en el acomodado distrito Saint-Thomas d’Aquin, a la izquierda del Sena y muy próximo al jardín de las Tullerías y el museo del Louvre.
Lagerfeld lo adquirió en 2007 y encargó una remodelación completa: estanterías de vidrio en la sala de estar, un vestidor de 50 m2, suelos de hormigón y resina, armarios de acero inoxidable en la cocina y el baño, una gran bañera rectangular que recuerda más a una nevera… Así, el apartamentorecuerda más a un laboratorio o sección estanca de nave espacial que a un verdadero hogar.