“¡Hola, hola!”, saludaba clamoroso Pepe Domingo Castaño (80) y se iluminaban los ángulos de la radio. “¡El de los goles, el de la emoción, el del espectáculo..!”. Millones de oyentes lloran hoy al hombre que ha llenado sus corazones -Carrusel deportivo en la Ser, Tiempo de juego en la Cope- con infinitas horas de alegría, juego, fútbol, deporte “y cachondeo, y lo haré hasta que se me acaben las palabras”, me contaba hace año y medio Pepe Domingo Castaño. Militaba en la vida como fiesta y la radiaba como nadie, jovial y entusiasta. Pepe Domingo Castaño elevó la publicidad radiofónica a espectáculo gozoso: era un artista, era un genio de la radio.
“¡Soy el hombre radio!”, sentenciaba, activísimo y con casi seis decenios de micrófono. Su talento radiofónico era natural, bregado de adolescente en fiestas de su pueblo natal (Lestrove, A Coruña, 1942), dónde ejercia de maestro de ceremonias: “¡Me llamaban Pepe Fiestas!”, reía. Debutó en Radio Galicia y pronto triunfó en Radio Madrid, con un Ondas (1975) por El Gran musical: pinchó discos, animó galas, entrevistó.... Y amistó con otro gallego talentoso: Julio Iglesias, al que ayudó a componer la letra de Un canto a Galicia, hoy un himno para los gallegos.
Su voz inigualable, una fiesta en sí misma, estentórea y ferial, adornaba un enorme talento narrativo, una capacidad poliédrica para contar lo que fuera. Por eso mereció otros premios Ondas en 1996, 2002 y 2006, con Carrusel deportivo, en la Ser, dónde hizo arte con los anuncios durante las transmisiones deportivas. “¡Un purito!”, clamaba vibrante y coreado, expresión que es ya un clásico de las ondas. En el año 2010 despidieron a su jefe, el periodista deportivo Paco González, y Pepe Domingo Castaño -que le adoraba como a un hijo o a un hermano- abandonó la emisora con él y arrastró a medio centenar de periodistas de la Ser a la Cope. La primera alocución de Pepe Domingo Castaño en Tiempo de juego (locutorio de la Cope, 27 de agosto de 2010) es una lección de periodismo radiofónico: el vídeo, magistral, está en youtube.
Pocos recuerdan que un Pepe Domingo Castaño de 25 añitos copresentó Biblioteca joven en la TVE de 1967 junto a María Luisa Seco (leyenda para los niños que veíamos la tele en los años 60), con la que se casaría... “pero no funcionó”, me resumía al comentar su libro memorialístico Hasta que se me acaben las palabras (Aguilar). Castaño conocería en 1976 a Tere (“mi novia eterna”, la describía) y tuvieron dos hijos. Su capacidad de amar la había estrenado Castaño con su madre, de la que hablaba con inmensa ternura: incapaces de criar a sus doce hijos, sus padres internaron al pequeño Pepe en un convento, para que se ordenase fraile y tuviese qué comer. “Pero abandoné, ¡qué disgusto para mis padres!”. El imán de la vida, de la emoción, del espectáculo le pudo, entendí en sus palabras de hace año y medio: “¡Disfruta de todo lo que hagas, que la vida te premiará! Tú vive con ganas, con un gramo de locura y amigos alegres: la juerga es parte de la vida de la persona sana”. Qué bien hablado, maestro, qué lección, es tontería no hacerte caso.