M*A*S*H: Cuarenta años de un adiós de récord
Hito antibelicista
La serie hizo historia en la televisión de Estados Unidos al despedirse en 1983 con un episodio que tuvo 125 millones de espectadores
Tal día como hoy, hace 40 años, la televisión hacía historia en Estados Unidos. Más de 125 millones de espectadores (un 77% de cuota, es decir, tres de cada cuatro telespectadores) se reunía ante la pequeña pantalla para despedir a una de las series más icónicas de todos los tiempos: M*A*S*H. Una audiencia que convertía este episodio especial de dos horas y media - Goodbye, Farewell and Amen- en el más visto de la televisión de EE.UU. Un récord que mantiene y que difícilmente será superado.
La serie se estrenó en septiembre de 1972 tras el éxito dos años antes de la película homónima de Robert Altman, que a su vez se basaba en una novela de Richard Hooker. Alan Alda y Wayne Rogers tomaron el protagonismo en la serie que en el filme tenían Donald Sutherland y Elliott Gould. M*A*S*H logró mantenerse en la cadena CBS durante 11 temporadas y más de 250 episodios.
La serie, que TVE emitió entre 1983 y 1989 y que lamentablemente no está disponible hoy en ninguna plataforma en España, seguía la vida cotidiana de un grupo de médicos militares que desarrollaban su labor en una unidad que operaba en zona de guerra (Mobile Army Surgical Hospital, de ahí el acrónimo del título) para atender soldados heridos durante la guerra de Corea, que tuvo lugar entre 1950 y 1953. Aunque empezó claramente como una comedia, a medida que fue avanzando el peso de las tramas dramáticas ganó terreno.
Como la ficción se emitía al mismo tiempo que en la vida real se desarrollaba la Guerra de Vietnam (hasta 1975), los guionistas lanzaban comentarios encubiertos sobre el conflicto en marcha, como pedir acabar con la guerra de Corea cuando en realidad se sobrentendía que se referían a la de Vietnam. Gracias a ello se la considera uno de los más importantes hitos del antibelicismo en la historia de la televisión.
Alan Alda estuvo presente en todos los episodios y fue de los pocos que después tuvo presencia en el cine en filmes como 'Delitos y faltas' y 'Misterioso asesinato en Manhattan' de su amigo Woody Allen
Cuando la serie finalizó, la mayoría de sus protagonistas eran estrellas televisivas pero, como solía pasar entonces, el trasvase de intérpretes de la tele al cine no era usual, así que la mayoría siguió en la televisión participando como invitados capitulares y en telefilmes. La excepción fue Alan Alda, el único presente en toda la serie, que encarnó al doctor Pierce Hawkeye (Ojo de halcón), bebedor y mujeriego que solía gastar bromas pesadas a sus compañeros. Gran amigo de Woody Allen, el actor, que acaba de cumplir 87 años, alcanzó notoriedad y prestigio en filmes del cineasta neoyorkino como Delitos y faltas , Misterioso asesinato en Manhattan y Todo el mundo dice I Love You .
Su compañero de travesuras en la ficción durante las primeras tres temporadas (y amigo íntimo en la vida real) fue el capitán del ejército Trapper John McIntyre, interpretado por Wayne Rogers. Licenciado en Historia, tras su paso por la serie, Rogers no siguió con la interpretación. Falleció el 31 de diciembre de 2015 a causa de una neumonía a los 82 años.
Tras la marcha de este personaje, Mike Farrell vino a tomar en cierto modo el relevo con el capitán B.J. Hunnicut. El actor, de 84 años, ha participado en ficciones como Providence , Ley y orden o NCIS , aunque también es conocido como activista en varias causas políticas y sociales.
La jefa de enfermeras Margaret Houulihan, más conocida como Morritos calientes y a la que dio vida Loretta Switt, se convirtió en icono sexual. La actriz, que hoy cuenta con 85 años, encontró el amor durante el rodaje de la serie al coincidir con el actor Dennis Holahan. Se casaron en 1983 y se divorciaron 12 años más tarde. Tras participar como invitada en series como Se ha escrito un crimen o Diagnóstico: asesinato , en los últimos 20 años solo ha participado en un filme.
David Ogden Stiers, que encarnaba al engreído cirujano Major Charles Emerson Winchester III, fue de los pocos que tuvo proyección cinematográfica, sobre todo también en filmes de Woody Allen como La maldición del escorpión de Jade o Poderosa Afrodita. Más personajes icónicos fueron interpretados por Gary Burghoff, el único actor que participó en la película y en la serie, que daba vida al inocente e ingenuo Eugene Radar O’Reilly; Jamie Farr era el sargento Maxwell Max Q. Klinger, que huía siempre de sus responsabilidades y solía transvestirse; y William Christopher era el padre Mulcahy, siempre escandalizado por lo que veía a su alrededor.
Análisis de Felip Vivanco
Un país abierto en canal
Para promocionar la teleserie M*A*S*H, los cines de Estados Unidos repusieron la película que se había estrenado en 1970. Un buen gancho, porque el film de Robert Altman removió todos los órganos sociales y políticos de los EE.UU. con altas sobredosis de humor negro, crítica corrosiva (un chúpate esa Nixon) y bromas groseras en el quirófano de campaña que se convertía en un circo de tres pistas. La Academia, además, premió a Ring Lardner Jr., uno de los Hollywood Ten, los primeros represaliados de las listas negras, con un Oscar al mejor guion. La guerra en cuestión era la de Corea, y la 20th Century Fox quiso que se especificara, pero el espectador sólo veía Vietnam, Vietnam y más Vietnam, contienda que salía cada día en los telediarios y a la que aún le quedaban unos cuantos más. Si la serie se hizo más dramática con los años, Altman apretó el botón nuclear desde el primer minuto. Dio con esa tecla irreverente que luego pulsaría con más maestría si cabe en obras monumentales como Nashville (para mí, la gran película americana), El Juego de Hollywood, Vidas Cruzadas o Gosford Park, germen de Downton Abbey. Y todo ello entre fragmentos de diálogos inaudibles que se enredaban como los cables cruzados de un país que había perdido su dream. Eso sí era un buen barullo a voces y no lo de Sálvame. La película salió redonda y eso que el dúo protagonista, Donald Sutherland y Elliot Gould, hizo el gamberro ante la cámara y tras ella boicoteando al director. En fin, como decía Radar... Esto es todoooo. Bueno, no exactamente: M*A*S*H fue la primera película donde se oyó un fuck. Muy apropiado.