Director de cine, guionista, fotógrafo, escenógrafo, dibujante y escritor. La trayectoria profesional de Carlos Saura, fallecido este viernes en su casa de Madrid a los 91 años es de las más dilatadas del sector nacional, a pesar de que también gozó de una gran proyección internacional. “Tengo 90 años y tres meses, siete hijos y cincuenta películas”, decía el cineasta en marzo de 2022 al recoger la Biznaga de Honor del Festival de Málaga con el mismo espíritu que si fuera un Goya de Honor, el galardón que tendría que haber recibido este sábado en la gala de unos premios Goya que respirarán seguro la esencia del cineasta en todos los actos de celebración.
Saura no era una persona a la que le gustaba hablar en público o en las entrevistas sobre su vida íntima. Discreto, siempre pudoroso, protegía su intimidad y su vida hogareña, de la que se saben los detalles mínimos, ya que el cineasta se encargó de protegerla cuando estaba lejos de las cámaras y concedía entrevistas para los medios. Digamos que el cinesta no entra dentro del grupo de algunos famosos en la actualidad, y jamás colaboró con la prensa a dar pistas sobre su vida sentimental o familiar.
A pesar de que el director quería ser ingeniero industrial, se dejó seducir muy pronto por la fotografía, y los consejos de su hermano Antonio fueron clave para que terminara en la Escuela de Cinematografía donde primero ejerció de profesor, por cierto con fama de severo, para después convertirse en el celebrado cineasta que todos conocemos en la actualidad.
Fue en una de aquellas aulas del centro donde conoció a Adela Medrano, que también fue docente y directora de documentales. Carlos Saura contrajo matrimonio en Barcelona con Adela, que más tarde también ejercería de periodista. En la tónica general de lo que antes hemos descrito, su vida íntima transcurrió de manera bastante hermética, aunque sí que tuvieron dos hijos: Antonio y Carlos. Ambos han bebido de los genes de su padre ya que el primero está al frente de una productora de cine, y e segundo es también director, y ha colaborado alguna vez con su padre.
Una vez roro este primer matrimonio, Saura coincidió en el Festival Cinematográfico de Berlín de 1966 con la hija mayor de Charles Chaplin y Oona O’Neill, una Geraldine Chaplin de quien se enamoró y con quien estuvo conviviendo durante trece años. Tuvieron un hijo en común llamado Shane, que se marchó a vivir a Estados Unidos y es el que menos relación tiene con su padre.
De hecho, en el documental Saura(s), dirigido por Félix Viscarret, estrenado en 2017 y que enfoca la vida artística y personal del acreditado director de cine aragonés intervienen seis de sus siete hijos. El hijo que tuvo con Geraldine es, precisamente, es que decidió mantenerse al margen.
Geraldine y Saura nunca pasaron por el altar o el juzgado, pero los archivos fotográficos de los años 70 están llenos de instantáneas de la pareja que hacía las delicias de la prensa del corazón. Geraldine, que se conoce cariñosamente como Gerarda, fue la musa de Saura en nueve películas, aunque ella también destacaba que había sido musa de otros creadores.
A finales de los 70 estalló el escándalo en la prensa. Carlos Saura abandonaba a Geraldine Chaplin por una joven 28 años menor que él, una de las empleadas de la casa. Mercedes Pérez terminó siendo su tercera esposa y juntos tuvieron tres hijos. Les nació su primer hijo, Manuel, y cuando éste cumplió dos años sus padres decidieron casarse civilmente. La ceremonia se celebró en el juzgado número 5 de Madrid, en el paseo del Prado. Marisol y Antonio Gades acudieron como invitados. Entre 1984 y 1987 Carlos y Mercedes tuvieron otros dos vástagos, Adrián y Diego.
Carlos Saura siempre se había considerado un admirador de la belleza femenina, y los que le conocieron bien aseguran que era un hombre bastante enamoradizo, y que solía cambiar de pareja cuando notaba que la pasión ya no funcionaba. Y así sucedió por cuarta vez cuando, una vez terminado se matrimonio con Mercedes se prendó de una de las actrices que encabezaban el reparto de Dispara, cuyo rodaje se hizo en 1993, llamada Eulalia (Laly) Ramón. Volvieron a coincidir en Goya en Burdeos y en El séptimo día.
Tras un tiempo conviviendo juntos, el cineasta y la actriz sellaron su unión en un juzgado en el año 2006. De esta relación nació la séptima hija de Carlos Saura llamada Anna Saura Ramón, y que estudió Ciencias de la Información, combinando Periodismo y Publicidad, además de estar muy unida a su padre, para algunos la que fue su ojito derecho, y con quien compartió varios viajes.
La actriz catalana fue la última mujer de un Carlos Saura que tuvo una vida sentimental plena, casándose en cuatro ocasiones y con una descendencia de 7 hijos. Una vida íntima convulsa, pero que siempre ha estado alejada de los medios de comunicación a los que ha trascendido más su amor eterno por el cine y la fotografía.