Tamara Falcó, marquesa de corazones
Publicidad orquestada
Se postula como sucesora de su madre en visibilidad mediática
Cuando Tamara Falcó era solo una niña de ocho años, la revista ¡Hola! ya informaba de su asistencia a fiestas de cumpleaños de otras niñas de su edad. “La pequeña, que llevaba un bonito vestido rosa, se divirtió de lo lindo. Abierta, simpática y jovial, Tamara ha sabido ganarse la amistad y el cariño de sus compañeras”, rezaba la revista en junio de 1989 junto a dos imágenes que daban testigo de la cita. Hoy esa página ya amarillenta habría provocado ampollas por la desprotección de la propia imagen del menor.
Pero lo cierto es que los flashes y las preguntas de los periodistas han sido lo único constante en su vida junto con su familia. Fue portada desde el día de su nacimiento hasta hoy, y de ahí que no sorprendiera que en la rueda de prensa del martes hablase tan cómoda en público de un tema tan peliagudo e íntimo como le tocaba tratar, una infidelidad que ha deshecho sus planes de boda.
La marquesa no se enfadó con la prensa por haberle fastidiado la boda, más bien se mostró agradecida
Fue toda una maniobra de buena publicidad orquestada por los mejores asesores, pues los Preysler, en su negocio familiar, que no es otro que su imagen, saben un rato en lo que a manejar escándalos se refiere, no por otra cosa son la familia estrella del papel cuché en España.
Con este pesaroso nuevo escándalo, la marquesa de Griñón sigue sumando puntos para convertirse en una digna heredera de su madre, pues ya se sabe que en la prensa rosa valen mucho más los personajes que se caen y se levantan que los que siempre están sentados. Así de agridulce es la fama. Y como reina de corazones solo puede haber una, a Tamara ya la han apodado marquesa de corazones tras esta hecatombe pública en su vida que le ha hecho conectar con tantos.
La imagen de Tamara ha ido mejorando con el tiempo y sus aciertos los últimos años junto a la decisión de su padre de hacerla marquesa, la han acabado coronando. En pocos años, Tamara ha pasado de ser la hija más pija de Isabel Preysler que estrella su Mini gris metalizado contra un Starbucks a ser una devota chef trabajadora, afortunada y marquesa, pero graciosa, arrolladora y con tablas en el negocio que ha heredado de su madre. Y con un atractivo añadido, pues mientras Preysler nunca ha sido un monstruo televisivo, Tamara demostró el martes que ella sí lo es.
Hacía tiempo que la prensa del corazón no generaba una noticia que causase tanta expectación, pues el vídeo publicado en redes sociales horas después de anunciar una fecha de boda era muy jugoso. Falcó no se enfadó con la prensa por que le fastidiasen la boda, más bien se mostró agradecida. “Estoy contenta de que haya salido ahora. Si todas estas noticias hubiesen salido estando casada, o ya con familia habría sido terrible”, opinó el martes.
Eso tampoco hubiese sido una drama. Ya le pasó a su madre en su primer matrimonio con Julio Iglesias, mientras ella ya se veía también con el papá de Tamara, Carlos Falcó.
Preysler tiene muchos años de experiencia gestionando escándalos amorosos relacionados con infidelidades. Cuando no existían aún los teléfonos móviles con cámara e internet, fue una llamada anónima a Jaime Peñafiel, en ese momento director de ¡Hola! , lo que reveló las infidelidades cruzadas de la pareja. El periodista entonces la avisó y eso aceleró la separación pública entre el cantante eurovisivo y la entonces belleza filipina, pues ya era algo vox populien las redacciones de revistas.
En esta ocasión también ha sido la prensa la que ha precipitado la ruptura de Falcó e Íñigo Onieva. Es bastante común. Que se lo digan a Shakira y Piqué y a tantos más. Pero cada vez es más peligroso para los famosos que la prensa siga destapando deslealtades en el tiempo de las relaciones abiertas, el poliamor y las reglas propias que pone cada uno con su pareja. Como sucede en general en los asuntos que rodean la vida privada de cada uno, de todo hay una versión oficial y otra extraoficial.