Irene Rosales cumple un año alejada de los medios de comunicación, pero a pesar de su silencio, continúa siendo protagonista de todas las polémicas en las que se ve envuelto su marido, Kiko Rivera. Por eso, ha decidido hablar y defenderse, contestando más decidida que nunca a su cuñada, Isa Pantoja, quien ha estado lanzando ataques constantes en televisión desde su última discusión con su hermano.
La mujer de Kiko Rivera se sincera como nunca para la revista Lecturas, asegurando además que se siente muy decepcionada con la familia Pantoja, también con su suegra, insistiendo en que no hay esperanza en una reconciliación con la tonadillera.
Portada de Lecturas.
Irene dejaba los medios hace ya un año, después de que los problemas de su familia política, por los que tenía que dar explicaciones prácticamente todos los fines de semana, le terminaran pasando factura. La sevillana confesó haber sufrido problemas de salud mental y terminó optando por alejarse de los medios. Sin embargo, con el paso de los meses, ha visto cómo ella se ha convertido en la diana de los ataques de los Pantoja y sus defensores, algo por lo que no piensa pasar: “No tengo que dejar pasar comentarios que me hayan señalado como la peor persona del mundo”, asegura.
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La sevillana señala directamente a su cuñada, insistiendo en que en sus últimas apariciones y declaraciones televisivas Isa utiliza su nombre para hacer daño a su hermano: “Ella sabe que a Kiko le daña mucho que comente cosas mías. Me hace ver como si fuese su rival, cuando nunca me he sentido así. Todos se están aprovechando de que yo no hablo”, explica, “No entiendo por qué me han puesto siempre en centro de la guerra sin yo haber hecho nada”.
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Irene se siente dolida, porque ella siempre considera que ha tratado bien a Isa: “He estado siempre que ella me ha necesitado”, insiste, “Isa no entiende que no me posicionase a su favor cuando Kiko contó intimidades en su entrevista. Eso no significa que no le dijese a mi marido que ese comentario estaba fuera de lugar”. Irene se planteó llamar a Isa tras la entrevista de Kiko, pero tal y como ella asegura: “Si me meto, salgo escaldada”.
Isa sabe perfectamente que Kiko no es un maltratador
“Parece que soy yo siempre la perjudicada porque si Kiko se pelea con cualquiera de su familia, se da por hecho que tengo que mediar”, se lamenta Irene, “Si me tengo que apartar, lo haré. Son cosas que tienen que solucionar ellos”.
Isa Pantoja durante su intervención en el 'Deluxe'
Un conflicto entre hermanos que está afectando a su vida como pareja y familiar, con Irene revelando que incluso han llegado a pasar una crisis en la que Kiko se llevó la peor parte: “No salía de casa, estuvo muchos dias encerrado, lloró mucho”, confiesa, revelando además que fue ella quien le instó a pedir perdón y le insistió en que no pensase que él era un maltratador: “Sentí mucha rabia, impotencia. Me duele que ella [Isa] quisiera seguir alimentando esa mentira cuando sabe que su hermano no es ni maltratador ni agresivo”.
Irene cierra las puertas a Isabel Pantoja
Con quien tampoco parece que habrá una reconciliación o un acercamiento es con Isabel Pantoja, a quien la sevillana considera como la principal culpable de los problemas que está sufriendo su marido.
Irene Rosales e Isabel Pantoja no han vuelto a dirigirse la palabra.
“Ha dañado psicológicamente a Kiko. Le ha hecho daño desde que nació”, sentencia, dolida, a pesar de reconocer que quiere que recupere la relación con su hijo: “Quiero que mi marido tenga buena relación con su madre, a pesar de que yo no vaya a tener ningún tipo de relación con ella”.
No soy la mala de la película, soy el blanco fácil
Irene asegura que se ha sentido muy dolida con algunos comentarios que se han hecho sobre ella tras el fallecimiento de sus padres, momento en el que su suegra tampoco estuvo a su lado, cuando tanto ella como sus dos hijas, Ana y Carlota, más la necesitaban.
Irene está muy dolida con Isabel Pantoja, sobre todo por sus hijas.
“Para mí ha sido muy doloroso”, confiesa, aunque espera que todo se arregle por sus hijas, “Es su única abuela viva. Mis niñas no tienen culpa. Necesitan a su abuela. A sus nietas las va a tener siempre, pero va a ser demasiado tarde, porque ella está perdiendo el tiempo. Mi suegra no ha vuelto a preocuparse de sus nietas”.
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