Esta vez le tocó subirse al estrado de los testigos y no a la bancada de los jurados en la que se acomodó varias semanas a finales del 2021.
“Es uno de los mayores errores que he cometido en mi vida”. Así lo reconoció el que fuera el “jurado 50” en la vista oral contra Ghislaine Maxwell por tráfico y violación de menores, que acabó con el veredicto de culpable el 29 de diciembre.
Los defensores de la socia de Epstein piden un nuevo juicio porque ese jurado influyó en el veredicto
“No mentí para conseguir formar parte de este jurado”, respondió a las preguntas de la juez Alison Nathan.
Scotty David, según su nombre de pila, confesó que en el cuestionario de selección debería haber marcado “sí” a la pregunta de si había sido víctima de abusos sexuales o tenía algún familiar o amigo cercano que los hubieran sufrido.
Entonces no desveló su pasado. Ahora, sin embargo, testificó que su hermanastro y uno de sus amigos abusaron de él cuando tenía 9 y 10 años.
Maxwell trasladada desde presidio para esta audiencia, escuchó atenta una intervención en la que ha depositado su suerte para que se anule el juicio y se convoque otro.
En la vista oral fue condenada por diversos delitos como conseguidora de niñas, entre 1994 y el 2004, para el pederasta millonario Jeffrey Epstein, que se ahorcó en una cárcel neoyorquina en el verano del 2019.
A la espera de lo que resuelva sobre este asunto del “jurado 50” –las dos partes disponen hasta el 15 de marzo para presentar informes–, la juez mantiene la fecha de junio para dictar sentencia. A Maxwell, de 60 años, le podrían caer otros tantos de prisión.
Poco después de ese juicio, Sctty David concedió entrevistas a varios medios en los que desveló que él mismo había sufrido en su carne esa lacra.
Y declaró que persuadió a otros compañeros de jurado en las deliberaciones respecto a que las lagunas de memoria en las víctimas no significan que esas fechorías no se produjeran. Esto propició la queja de la defensa, que consideró que esa desinformación tuvo un papel relevante en el veredicto. En caso de que hubiera dado cuenta de esos abusos, los abogados le habrían vetado.
Las interioridades de las deliberaciones son inviolables y, por tanto, excluidas de los interrogatorios. No sucede igual con los trámites para ser jurado y ahí consta que, hace unos meses, rellenó la casilla del no.
No lo hizo con mala intención, insistió. Simplemente, “estaba superdistraído”. Quiso ayudar a otros y “eché una mirada rápida, sobrevolé el documento”, matizó. “Estaba sentado ante una mesa en la que todo el mundo dejaba cuestionarios, había muchos papeles y conversaciones”, insistió. “Si pudiera volver atrás, lo leería de manera apropiada”, señaló.
Dicho lo cual, aceptó que “es una excusa terrible, pero nunca pensé que fuera a ser elegido”. La magistrada insistió en si tenía la confianza de que iba a ser seleccionado.
“No esperaba estar en este jurado”, aseguró. “Si vas a servir como jurado, prefieres que sea algo interesante, pero no me propuse formar parte de este jurado”, confesó.
La juez le había garantizado inmunidad para hablar sin temor a una acusación. Adoptó esta medida después de que Todd Spodek, abogado del “jurado 50”, informara que su patrocinado apelaría al derecho constitucional de no declarar para no autoinculparse.
Spodek afrontó otras preguntas de los periodistas. ¿Le gusta su retrato en la serie de Netflix? Silencio. Su alter ego, el actor Arian Moayed, le interpreta como defensor de Anna Sorokin, o Delvey, que estafó a unos cuantos en Nueva York.