Era el año 92 cuando Encarna, madre de la modelo y actriz Mireia Lalaguna, paseaba cerca del estadio de Montjuïc embarazada de ella. Desde un punto de vista metafórico, ese fue el primer contacto olímpico de la única española que ha logrado coronarse miss Mundo (Amparo Muñoz ganó miss Universo en 1974) y que llegó a este mundo el 21 de noviembre de ese año histórico, por lo que quedaría para siempre ligada a esa generación que creció junto a Cobi.
Ironías de la vida, ahora es la covid lo que ha frustrado, como en otros muchos casos, la evolución de Lalaguna, que estaba a punto de dar el salto a Los Ángeles desde la ciudad de México DF, donde ella reside para potenciar su faceta como actriz cuando la pandemia lo frustró todo. Llegaremos a ello. Antes, nos recrearemos en el espíritu competitivo y de superación que siempre ha acompañado a Mireia en estos 28 años.
Para conectar con ese embrión olímpico que de una forma natural la marcó quedamos con ella en Montjuïc, donde se presta encantada a una sesión de fotos para este reportaje con las siempre geniales ideas de Xavier Cervera. La foto principal que ilustra este artículo es una muestra de la elasticidad y la preparación física de una modelo que ha practicado muchísimas disciplinas deportivas a lo largo de su vida como boxeo, tenis, pádel, natación o diferentes modalidades de yoga, además de ser una gran aficionada culé.
Cuando tenía unos 12 años, su madre decidió apuntarla a teatro y también a un curso de verano de modelaje con la intención de que su hija perdiera las inseguridades que tenía de pequeña. Cuenta Mireia que en el colegio siempre era la más alta y algunos la llamaban cerdita porque tenía los labios gruesos.
Eso mermó algo su autoestima, por lo que aceptó de grado ese curso en el que aún recuerda a su madre preguntando: “¿Pero mi hija vale para esto?”. La respuesta no solo fue un sí, sino que Mireia vio como era elegida cada vez más para protagonizar diferentes campañas. “Iba a los castings con la mentalidad de que no me iban a coger, siempre veía que las demás eran mejores”, confiesa la modelo.
Jamás dejó aquella profesión que para ella empezó siendo un hobby y que le reportaba un dinero extra cuando era joven. Pero había otra pasión en ella que estaba relacionada con la farmacología y la bioquímica. Lalaguna estudió Farmacia y realizó un Erasmus en Copenhague en la mejor universidad europea para esa carrera.
Es tal su pasión por la farmacología que, cuando en el 2014 la llamaron para que acudiera a Miss World Spain, sin necesidad de pasar certámenes locales como Miss Barcelona y con menos competencia, lo rechazó porque le dieron una plaza para estudiar en Copenhague: “Siempre he pensado que tengo un ángel de la guarda que me pone las cosas en el momento preciso”.
Carrera internacional
Vive entre México y España y en el país azteca ya ha actuado en tres series
Lo dice porque justo un año después, en el 2015, la volvieron a llamar para participar en el certamen de belleza y, en seis meses, ganó Miss Barcelona, Miss World Spain y Miss Mundo, este último en China con solo 23 años. “Nunca me lo tomé como un sueño, me presenté como Mireia Lalaguna, la chica de Sant Feliu de Llobregat que toca el piano, trabaja de modelo y estudia en Copenhague. Jamás tuve expectativas de ganar y creo que lo que me favoreció fue tomármelo con esa naturalidad y no fingir ser otra persona”, dice.
Lalaguna ha estado en 68 países y durante los primeros compases del reinado vivió experiencias inolvidables, como cuando estuvo en una recepción real británica y, sentada junto a Boris Johnson, este ya le contaba hace cinco años sus planes para el Brexit. Pero también conectó con la parte más amarga de la fama, como las parejas que le iban encasquetando desde la prensa rosa –por ejemplo el futbolista Neymar– y que ella explica divertida que muchas veces tenía que buscar en internet quiénes eran porque no los conocía.
El reinado de Miss Mundo le sirvió para “aprender a valorar lo que tenía”, aunque pronto vio que en España las cosas no serían fáciles, especialmente cuando decidía hacer algo que fuera más allá del sector de la moda. “La sensación es que tienes que demostrar siempre que vales más, que no eres solo una cara bonita”, comenta.
Le ofrecieron realities como Supervivientes o Gran Hermano , pero no era esa la salida que quería para su vida. “He sabido decir que no en los momentos precisos para crear una carrera a largo plazo”. Después de cuatro años, ha logrado hacer un casting para Netflix para la cuarta temporada de la serie Élite , y en México, donde reside parte del año desde que la becaron en Televisa, ya ha participado en tres series y ha debutado como presentadora.
Su otra faceta
Además de modelo, tiene la carrera de Farmacia y prepara sus propios productos
Ahora está perfeccionando su acento americano para dar el salto a Los Ángeles que la covid ha frenado. Mireia es feliz apoyada en su familia, su hermano Oriol, que es ingeniero informático y al que tutela “para que sea más pícaro”, y también con su pareja, un empresario que no tiene nada que ver con su sector: “Lo prefiero porque si no la inestabilidad es mayor”.
La catalana, que hace de jurado para diferentes concursos de belleza, también tiene un proyecto farmacéutico relacionado con la belleza y ha aprendido a disfrutar de la soledad. Una mujer competitiva que busca potenciar aún más su imagen prescindiendo de mareos. A pesar de la espectacular foto, tiene los pies en el suelo.