Dakota Johnson tiene el pedigrí de Hollywood. Es hija de Melanie Griffith y Don Johnson, nieta de Hitchcock Tippi Hedren y fue hijastra de Antonio Banderas. Es normal que haya terminado siendo una protagonista por derecho propio. La actriz, que normalmente es muy reservada con su intimidad, ha abierto las puertas de su casa de los Ángeles a la revista Architectural Digest.
“¿Por qué tengo que permitir que la gente me vea en mi casa? No me puedo creer que os esté dejando entrar en mi hogar”, ha bromeado Johnson en el vídeo donde enseña algunos rincones de su casa y se guarda otros para ella, como su dormitorio en la planta superior del edificio, que ha preferido no mostrar.
La casa, que está rodeada de bambú y de zonas verdes, fue la primera que compró en su vida, antes pertenecía a Ryan Murphy, creador de series como Glee o American Horror Story, pero como explica Dakota su familia se hizo grande y tuvo que dejarla, “¡Qué suerte!”, dice ella en el vídeo. Johnson cuenta a la revista que se sintió “atraída de inmediato” por la casa, que fue diseñada por el influyente arquitecto de Los Ángeles, Carl Maston, por ser “limpia pero también acogedora”.
La estrella de Cincuenta sombras de Grey enseña varias partes de la planta baja de su casa, como el salón, donde recibe a los invitados, toca el piano o escucha discos de vinilos antiguos. Su casa está llena de cosas interesantes y únicas, como una mesa de jardín con sillas a juego que se hizo trabajando la madera del jardín que perteneció a Winston Churchill.
Mientras muestra su casa en el vídeo, Johnson revela algunos detalles de su vida privada y anécdotas divertidas como que mientras trabajó para la firma Chanel la llamaban Punkrock o que es fan de la serie de Netflix Stranger things. “En la segunda temporada no sale Barb, se olvidaron de ella. Es una pena”, cuenta al señalar una figura de este personaje que adorna su librería.
La cocina es uno de los espacios en los que la actriz dice pasar más tiempo, pues dice que cocina bastante. En ella algunos platos de diseño adornan los armarios y ella bromea con eso. “Nunca entendí por qué existen personas que coleccionan un montón de platos. Pero esto es muy guay. Aquí estoy yo entre un montón de platos”, cuenta mientras admite que esos platos no se usan y que están solo para que se vean bonitos.
Por último enseña la joya de la casa, que es el jardín de altos bambúes que ayudan a proteger su intimidad de miradas indiscretas. “Crecen muy deprisa y mis vecinos están en guerra conmigo”, cuenta.