A menos de media hora en coche al oeste de donde se yerguen, legendarias y orgullosas, las nueve letras que conforman el famoso cartel de Hollywood, un actor vende su casa. Después de colocar su retiro playero de Malibú por 16,6 millones de euros, ahora pide 6,3 por un inmueble desde el que se divisa todo Los Ángeles. Jason Statham se está descapitalizando.
Statham, casado con la modelo Rosie Huntington-Whiteley y al que algunos conocieron por abrir una botella de rosca con una patada de artes marciales pero que puede presumir de un robusto currículum como protagonista del mejor cine de acción. Se gana bien la vida. La propiedad, de diseño y líneas rectas, ha salido a la venta por 6,3 millones de euros.
Ubicada en las colinas de Sunset Strip, destaca su tejado asimétrico envuelto en madera de cedro. Dentro, todo es minimalista. A Statham le gusta el diseño escandinavo: madera, suelo de hormigón pulido, paredes blancas y ventanas sin marco. A decir verdad, parte del conjunto de paredes son las propias ventanas.
La casa del protagonista de Snatch, The Italian Job y varias entregas de Fast & Furious, consta de cuatro dormitorios, tres baños, sala de estar, oficina y salón privado al aire libre con cocina propia repartidos en 915 m2. Fuera, una piscina de agua salada, spa, sauna y baño de hielo.
En enero de este año la pareja vendió su casa de la playa en Malibú –también pegada a Los Ángeles– por 16,6 millones de euros. Una propiedad de 1.200 m2 con tejado oscuro, fachada atenuada con tonos claros, suelos de roble blanco y extensiones de cristal con vistas al océano. Cuatro dormitorios y cuatro baños, comedor, estudio, sala familiar, dos cocinas y una casa de huéspedes. Posiblemente no sea necesaria, pero también tenía su sala de estar con chimenea de ladrillo.