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Blanca Fernández Ochoa, más allá de su sonrisa

Muerte de una campeona

El fallecimiento de la deportista pone el foco en las luces y sombras de su vida

Blanca Fernández Ochoa, última hora y todas las reacciones a la muerte

Blancea Fernández Ochoa, en una imagen del 2007

EP

Blanca Fernández Ochoa, de 56 años, la quinta de siete hermanos, cambió la historia del deporte español, pero después de ser la primera mujer medallista olímpica española, el esquí pasó a un segundo plano en la vida de la campeona. La deportista de las sonrisas se retiró dos meses después de su triunfo olímpico, a los 29 años, y casi le cogió manía al esquí. “Acabé quemada”, confesó en alguna entrevista. “A mí lo que me gusta es el golf”, repitió más de una vez.

La campeona Blanca Fernández Ochoa

EP

La esquiadora de élite tuvo que reinventarse para ganarse la vida. Viajó dando charlas, contando sus experiencias e impartiendo lecciones de coaching contratada por algunas empresas, fue directora de la compañía de organización de eventos Golf Win y trabajó en una empresa, Star Dreams, dedicada a asesorar a directivos y ejecutivos, en la que también están varios destacados deportistas como Antonio Maceda, Julio Salinas, Albert Ferrer, Almudena Cid, Amaya Valdemoro, Fernando Romay o Xavi Torres y dedicada principalmente al asesoramiento a directivos y ejecutivos en la mejora del rendimiento laboral. También dio clases de esquí en Navacerrada y Baqueira, organizó circuitos de golf, regentó tiendas de deportes de la familia, trabajó como entrenadora personal con técnicas de autoestimulación...

Aterrizaje complicado

La esquiadora de élite tuvo que reinventarse para ganarse la vida

No le funcionaron bien los negocios y aceptó coquetear con la telerrealidad: participó en La selva de los famosos, como en un momento se llamó Supervivientes . En este reality consiguió la inmunidad hasta en cinco ocasiones –sólo fue superada por Miki Oca-, aunque tuvo que abandonar el programa y acabó en la cuarta posición. Del Amazonas regresó con fiebres muy altas, vómitos e inflamación de las piernas y tuvo que permanecer ingresada durante varios días en el hospital Ramón y Cajal. También concursó en Splash, famosos al agua . Y, en la televisión autonómica vasca, en El conquistador del Aconcagua y El conquistador del fin del mundo . Su argumento para justificar su participación en este tipo de programas retrata la personalidad de la fallecida campeona: “No sé decir no cuando me plantean un reto”, por eso, y por su capacidad de sacrificio, llegó a campeona en un deporte que no le seducía especialmente.

Matrimonios fracasados

Blanca Fernández Ochoa se casó dos veces y tenía dos hijos, David y Olivia

Blanca Fernández Ochoa estaba casada e ilusionada cuando se colgó el bronce olímpico. El 18 de julio de 1991, con 28 años, contrajo matrimonio en el monasterio del Escorial con el esquiador italiano Danielle Fioretto, al que había conocido con sólo 14 años cuando ambos entrenaban en Suiza. Pero aquel matrimonio no duró mucho y llegó el divorcio. La deportista volvió a casarse con David Fresneda, el padre de sus dos hijos, David (19) y Olivia (20), de quien también se separó hace 12 años. Hoy, su segundo exmarido regenta una escuela de buceo en Cabo de Palos.

Los dos hijos de la medallista olímpica están volcados en el rugby. Olivia, que estudia Medicina, es jugadora internacional con el equipo español de rugby a 7. Fue Olivia el motivo por el que Blanca Fernández Ochoa volvió a aparecer en los medios de comunicación el pasado mes de abril, cuando acudió a apoyarla en una competición y habló sobre lo orgullosa que estaba de ella y de sus aspiraciones a ser olímpica en Tokio 2020. Y fue justamente Olivia quien denunció la desaparición de su madre al ver que no regresaba a casa. Cuando se encontró el cadáver de la campeona, su hija estaba concentrada con la selección de rugby.

Familia deportista

Cuando se encontró el cadáver de la campeona, su hija, Olivia, estaba concentrada con la selección de rugby

Sus hijos han sido el bálsamo que ha necesitado Blanca Fernández Ochoa en los últimos años tras haber superado no sólo dos divorcios, sino también el fallecimiento a los 56 años por cáncer linfático en 2006 de su hermano Francisco, más conocido como Paquito, con el que sentía muy unida tanto a nivel personal como profesional. Era respetada, querida y muy admirada, pero en contadas ocasiones asistía a actos sociales. Alguna vez había comentado que por ser tan buena “me han dado tantos palos en mi vida”.

Desde hace un tiempo, Blanca Fernández Ochoa vivía en la localidad madrileña de Aravaca junto a su hermana Lola y su cuñado, después de vender su casa de Las Rozas. Aunque se ha filtrado que la campeona podría haber sufrido algún trastorno mental, Lola, la hermana de la campeona, sin embargo, aseguraba a los medios que en los últimos meses Blanca estaba muy bien y centrada. Sin embargo, en una conexión en directo con el programa de Telecinco Sábado Deluxe, una buena amiga de la exdeportista, la taekwondista Coral Bistuer, aseguró el pasado sábado que desde la muerte de su hermano, Blanca no volvió a ser la misma, que no estaba pasando por su mejor momento y que tenía ciertos arrebatos de escapismo, pero que siempre regresaba.. En esta ocasión, Blanca no ha podido superar el slalom más difícil de su vida.