Lo que mejor la caracteriza, apellido al margen, es su melena del color de un bosque en otoño. Aunque es hija del duque de Sevilla y alemana por parte de madre, podría pasar perfectamente por una aristócrata irlandesa. Así como Cayetana Guillén Cuervo debe el papel que la lanzó a la fama al hombre a quien ambas acompañan (en la película Más que amor, frenesí), Olivia siempre le agradecerá que rescatase esa naturalidad salvaje y europea que forma parte de su identidad.
Olivia de Borbón y Hardenberg ha viajado a Barcelona para acompañar a Alberto Cerdán en un concurrido acto social en el que el estilista, uno de los preferidos de las famosas, ha explicado los cuidados imprescindibles para cuidar el cabello en verano tras ofrecer una lección magistral de su oficio. Toda una master class. Aprovechamos la circunstancia para preguntarle el porqué de su paso atrás en la agenda social y averiguamos que su ideología, que tiende al azul, es completamente flexible y alejada de prejuicios.
Olivia, muy preocupada por la sostenibilidad, valora el proyecto ‘Madrid Central’ pero censura que se haya hecho tan deprisa y sin valorar otros impactos
¿Qué importancia le das a tu cabello en una escala del 1 al 10?
Te diría que un diez porque es muy parte de mí. Es parte de mi identidad y nunca he necesitado cambiarlo por cuestión de trabajo. No soy actriz, no tengo que interpretar a otra persona. Este color es el que me recuperó Alberto Cerdán hace 25 años; pasé por la típica edad de mechas rubias y no sé qué, esas mechas horrorosas que se hacían antes en Madrid, y pude recuperar mi color de niña.
¿Cómo es tu nueva vida en la Marbella? ¿Alguna vez echas de menos el ajetreo de Madrid?
No. En muy contadas ocasiones echo de menos eso de “voy a bajar a la calle y me tomo un café rápido con una amiga”. Es que la tranquilidad que tengo ahora es otro mundo: estoy con mis hijos en el jardín once meses al año, no hay polución, podemos ir a la playa a jugar al aire abierto, no hay ruido de coches y sirenas… La contaminación acústica es lo que más me perturba cuando voy a Madrid. En Marbella no existe. Es una calidad de vida que no se paga con dinero. Y adoro la vida de Madrid, ¿eh? Una ciudad en la que se pueden hacer cosas distintas cada día.
Una contaminación acústica aparejada a otra peor. ¿A favor o en contra de Madrid Central?
Mmm… Estoy a favor de que existan núcleos urbanos peatonales pero creo que se ha hecho muy rápido y se ha perjudicado al pequeño comercio. Se ha ido muy deprisa para ponerse medallas.
Sin embargo, ahora que ya está implantado, el actual consistorio ha comenzado a desmantelarlo.
Yo estoy convencida de que se trata de una reorganización porque es algo complicado. Tienes la almendra central sin contaminación pero alrededor hay el doble. Lo que quitas del centro, lo desplazas. Por otra parte, los coches de gasoil y gasolina contaminan pero las fábricas de coches eléctricos, también. Y las baterías. ¿Dónde las almacenas cuando ya no sirven?
No se trata de Madrid. Peatonalizar el centro se trata de una realidad que ya lleva tiempo funcionando en las principales ciudades europeas.
Sí, es una tendencia general pero bien resuelta. Coches no contaminantes pero ¿los aviones? ¿Y la barbaridad que contaminan los cruceros? Ha de haber una compenetración entre distintas áreas para que sea una solución global.
Quiero que mis hijos no hereden un mar de plástico y puedan ir al campo a pasar una tarde sin correr entre carreteras”
Te veo muy interesada en la sostenibilidad.
Sobre todo, desde que fui madre. Siempre he sido consciente de la importancia de preservar el entorno. Soy mitad alemana y en Alemania llevan muchísimos años legislando al respecto, usando productos biodegradables, etc. Lo llevo viendo en casa de mi abuela desde que era niña. En España, en 40 años nos hemos dado prisa en todo salvo en esto. Quiero que mis hijos no hereden un mar de plástico y puedan ir al campo a pasar una tarde sin correr entre carreteras.
Con las ideas tan claras, ¿te has planteado alguna vez entrar en política?
Me encanta la política, me fascina, veo los programas de debates y me gusta escuchar opiniones distintas. Son fan de ‘Al rojo vivo’. Aunque soy fiel en mi voto, procuro leerlo todo. ¿Sabes por qué no entro en política? No porque me prejuzguen por mi apellido, sino porque soy una leona defendiendo a mi familia. Y sabemos que por atacarte, hacen daño a tu entorno, a tu familia. Y no es que la mía tenga nada que esconder, pero no soportaría que nadie atacase a mis hijos o a mi marido. No lo permitiría.
Por lo que me has dicho antes, apuesto a que votas azul. Quizá naranja, como tu pelo, pero apuesto por el azul.
(Risas) No soy nada radical en las ideas. Uno de mis mejores amigos es de una ideología completamente opuesta. Si me convencen de que una idea distinta es la mejor, adelante. En lugar de pelearnos por los colores, los políticos deberían hallar soluciones, ya que les pagamos entre todos.
Continúas vinculada a los negocios de tu familia alemana pero has sido imagen de importantes firmas. Fuiste embajadora de Aristocracy, la línea accesible de Suárez. ¿Qué recuerdas de esa época?
Les guardo un cariño tremendo. Estoy muy orgullosa de la labor que hicimos todos. Cambiamos un concepto de joyería: ahora se ve mucho esa joyería asequible integrada en moda pero fuimos los primeros. Hoy viajo mucho menos, la tecnología me permite trabajar muy bien desde casa.
Hablando de Alemania: Ludi Von Salm, con quien se te relacionó hace unos años, acaba de casarse en los Hamptons. No hubiese estado mal darse una vuelta por allí, ¿no?
(Risas) No podría ir, con dos niños… Pero si me hubiesen invitado, ¿por qué no? Somos amigos desde hace mucho tiempo y tenemos un montón de amigos en común; él es íntimo de mis primos alemanes. No sé quién se inventó que aquello fue una relación. No llegó a tanto: fue algo divertido y ya está. Y no se terminó por malos rollos; cada uno vivía en un país y nada más.
Sobre el asombroso parecido de su vestido de novia y el de Belén Esteban: “Bueno, quizá no estuvo acertado por parte de la diseñadora y podría haberse hecho algo para que coincidiese tanto. Pero es triste que sobre tu boda salgan cosas feas, así que deseo lo mejor a todo el mundo porque, al fin y al cabo, es un vestido precioso”
El próximo mes de octubre se cumplirán cinco años de tu boda con Julián Porras. ¿Qué balance haces?
Maravilloso. Tengo un marido que, de verdad… Es un caballero: me cuida, me adora, me defiende, es el mejor padre. Mejor que el primer día porque me ha dado lo más preciado que tengo, mis hijos. Y porque veo cómo ellos le miran. Por eso me he alejado de la vida pública, porque no me quiero perder ni un segundo: fiestas seguirá habiendo dentro de cinco y de diez años pero mi hija solo ha aprendido a caminar una vez y mi hijo solo ha aprendido a decir papá y mamá una vez. Y quiero estar presente. Es lo que he elegido.
A propósito de fiestas, estoy seguro de que te habrá llegado el comentario y quisiera saber qué piensas: ¿Qué opinas de que el vestido de novia de Belén Esteban fuese tan parecido al tuyo, un Pronovias Atelier?
Exactamente, creo que el primero que hizo Hervé Moreau al incorporarse a la firma. La verdad es que no quería hablar de este tema, por varias razones: no me gustan las polémicas, especialmente por tonterías, que al final es eso, y porque el día de una boda es de la novia y es su día más feliz. Y no pretendo enturbiar y crear más polémica porque a mí me hubiese dolido. Yo quería ir como una princesa porque ese día me sentía así; y es un vestido de corte princesa. ¿Que se parece más o menos? Bueno, quizá no estuvo acertado por parte de la diseñadora y podría haberse hecho algo para que coincidiese tanto. Pero es triste que sobre tu boda salgan cosas feas, así que deseo lo mejor a todo el mundo porque, al fin y al cabo, es un vestido precioso.