La ‘perestroika’ empezó con el ajedrez
La gente me pregunta si ganar el título mundial de ajedrez es como enamorarse. Tengo que decir que es incluso mejor”. La respuesta de Gari Kaspárov tras arrebatar el preciado campeonato a su compatriota y enemigo Anatoli Kárpov el 9 de noviembre de 1985 permite intuir las satisfacciones que proporciona el más absorbente y cerebral de los deportes, al que los grandes maestros dedican interminables horas de partidas y sacrificada preparación. Su coronación tuvo lugar el mismo año en que Gorbachov fue nombrado secretario general del PCUS. Sin el apoyo de la incipiente perestroika , el impetuoso Gari habría acabado laminado por la pesada burocracia soviética, que apoyaba al fiel Kárpov. Evitando zancadillas extradeportivas, la genialidad y el genio (en todos los sentidos) de Kaspárov le darían el título y un puesto entre los mejores de la historia.