La montura preferida del gran Lawrence de Arabia, agente de su majestad entre los pueblos orientales y héroe de la I Guerra Mundial, no era un alazán árabe. Amaba las motos y sostenía que una buena máquina de dos ruedas era mejor que cualquiera de ellos. Le gustaba cabalgar su Brough Superior SS 100, artesanal y exclusiva, que ponía a más de 150 km/h por hora... y sin casco. Ese desdén de la precaución le acarrearía la muerte el 19 de mayo de 1935, en un accidente no exento de misterios, aunque hoy se prefiere la teoría más sencilla: la de un fatal exceso de velocidad que, al cruzarse con unos ciclistas, le sacó de la carretera en su intento de evitar la colisión. Uno de los médicos que le hizo el análisis posmortem constató que los daños cerebrales podían haber sido menores con casco, lo que aceleró la obligatoriedad de su uso. Fue el último servicio de Lawrence.