El club que no admitió a Churchill

Dice Julien Green en su deliciosa Suite inglesa que Samuel Johnson “domina su siglo, el siglo de los Goldsmith, Fielding y Richardson, sentado en su sillón como una especie de dios melancólico”. Johnson fue, en efecto, una figura central de la vida cultural londinense de la época y a su alrededor se reunió un número considerable de luminarias que participaban en una célebre tertulia organizada por el club fundado en 1764 en la Turk’s Head Tavern del Soho (quien haga un paseo literario por Londres encontrará la placa que indica el lugar en el que estaba este establecimiento).

Fue precisamente la melancolía a la que alude Green lo que llevó a fundar este club de intelectuales que se reunían a comer, beber y conversar alrededor de una mesa en largas cenas. Lo bautizaron sin más como The Club y la idea fue del pintor Joshua Reynolds (autor de varios de los retratos más célebres de Johnson y primer presidente de la Royal Academy; quien vaya hoy a ver allí alguna exposición se topará con su estatua en el patio de la entrada). Alarmado por la soledad del erudito, tuvo la idea de poner en marcha el club para animarlo.

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Al principio las reuniones eran semanales, después pasaron a quincenales. Los miembros originales fueron nueve, entre los que, aparte de Johnson y Reynolds, estaban también el dramaturgo Oliver Goldsmith y el filósofo Edmund Burke. Con los años, el número de miembros se fue ampliando; la aceptación de uno nuevo requería la aprobación unánime y entre las figuras que se incorporaron había escritores como Richard Sheridan, historiadores como Edward Gibbon, actores como David Garrick, científicos como Joseph Banks, políticos como Charles James Fox, economistas como Adam Smith o el biógrafo de Johnson, James Boswell…, muchos de los cuales fueron retratados por Reynolds.

El club se convirtió en un punto de encuentro de la cultura, la ciencia y la política londinense.
Su historia está vinculada con el desarrollo en Francia desde el siglo XVII, y después por todo el continente, de las reuniones organizadas por las salonnières , las damas que reunían en sus casas a la ­intelectualidad de la época y que dieron lugar a la Europa de los salones, que antecede a la de los cafés como centro de reunión intelectual y artística a lo largo
de los siglos XIX y XX.

La orientación del club de Johnson y sus colegas fue siempre conservadora y aunque su celebridad se debe al periodo inicial, continuó en activo hasta su disolución en 1969. De la historia posterior, hay una anécdota que merece destacarse: cuando a principios del siglo XX el joven tory Winston Churchill quiso entrar como miembro con su amigo F. E. Smith, no fueron admitidos porque se los consideró demasiado controvertidos. Indignados, fundaron en 1911 otro club, al que llamaron pre­cisamente The Other Club, que organizaba sus cenas en el hotel Savoy.

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