Durante 30 años el pintor Antoni Tàpies desarrolló su obra creativa en el marco de la dictadura franquista. Y a esa circunstancia se unió su apuesta personal por el materialismo abstracto, un lenguaje pictórico alejado tanto del realismo socialista como de otros de contenido más literal. Y a pesar de esta censura, en parte forzada y en parte autoimpuesta, la obra de Tàpies tiene una clara voluntad de disidencia política.
La hipótesis de la doble censura es uno de los ejes de Tàpies. Biografia d’un compromís , una publicación de bibliófilo que reúne en una caja-estuche dos libros, uno de gran formato que reproduce más de doscientas obras del artista y un volumen de estudio, con textos de Carles Guerra, María Dolores Jiménez-Blanco, Manuel Guerrero, Javier Pérez Segura, John C. Welchman, Xavier Montanyà, Xavier Antich, Flàvia Company, Albert Mercadé, Glòria Domènech y Núria Homs. En ese segundo libro se incluyen además entrevistas con Teresa Barba, esposa del pintor, Pere Casanovas, Xavier Folch, Pere Gimferrer, Antoni Llena, Pere Portabella, Arnau Puig y Georges Raillard, que aportan su testimonio personal. Esta doble monografía, limitada y numerada a 1.149 ejemplares, se vende a un precio de 990 euros.
Una edición de bibliófilo repasa la trayectoria biográfica de Tàpies a través de más de 200 obras
En buena medida se trata de una obra basada en la exposición Antoni Tàpies. Biografía política , comisariada por Carles Guerra, director de la Fundació Antoni Tàpies, y celebrada entre junio del 2018 y febrero de este año. Si aquella exposición abarcaba el periodo entre 1947, inicio de la actividad pictórica de Tàpies, y 1977, cuando publica Memòria personal. Fragment per a una autobiografia , la edición que ahora publica Enciclopèdia Catalana, reúne toda su producción hasta el 2011 poco antes de su muerte.
Carles Guerra considera que esta obra no sólo es el primer texto importante sobre Tàpies tras su muerte en el 2012, sino que “recompone su trayectoria integral, con un estudio a la vez biográfico y contextual, con voluntad de ser analíticos y no sólo exegéticos”. Tàpies optó voluntariamente por un arte no politizado pero sí comprometido y lo teorizó citando a un destacado dirigente del PSUC como Alfonso Carlos Comín cuando decía que la cultura no debe ser “esclava de los avatares inciertos de luchas coyunturales, quizás propias de la política, pero lejos de lo que es la identidad de la cultura, que consiste en ser, en todo momento, libre, crítica, creadora”.
Para entender mejor esa autonomía, los autores se centran especialmente en su pintura y renuncian expresamente a dar protagonismo a los carteles, manifiestos o declaraciones relacionados con episodios como la Caputxinada o el encierro de intelectuales en Montserrat.
Un ejemplo de la sobriedad y sutileza del mensaje de Tàpies se halla en las tres obras que presentó en la tercera edición de la documenta de Kassel en 1964. Pinturas casi monocromas, oscuras, con letras semiborradas, que contrastan con el colorido de los carteles de los 25 años de paz que celebraba el régimen, meses después de la ejecución del dirigente comunista Julián Grimau.
El significado de algunas obras es más rotundo como el óleo 7 de noviembre , 1971, hoy en el Parlament, donde aparece escrita esa fecha que evoca la constitución de la Assemblea de Catalunya. Lo mismo puede decirse de Companys , 1974, donde aparece un pañuelo blanco manchado de sangre. En otras obras, la interpretación es más abierta sin dejar dudas sobre sus intenciones. El óleo Parafaragmus , 1949, destaca por una escalera que asciende desde el suelo de una habitación hasta el techo más oscuro. Pero la cuadricula del suelo recuerda una imagen de una checa de la calle Vallmajor de Barcelona, que Tàpies visitó tras la guerra civil. En ocasiones se trata de referencias solo apuntadas. Es el caso del homenaje a Oriol Solé Sugranyes, militante del MIL,muerto tras escapar de la cárcel de Segovia con otros presos etarras. Composició amb números , 1976, que inserta una serie de números en un rincón: son 29, tantos como los presos fugados, y sólo uno está manchado de rojo, en referencia al joven asesinado. “Toda la obra de Tàpies es política pero no toda está conectada con hechos políticos”, sintetiza Carles Guerra.
En esta monografía coral destacan otros aspectos relevantes como la influencia de Teresa Barba, su mujer, o la entusiasta acogida internacional que tuvo la obra de Tàpies en Nueva York, Chicago y Paris. Ese éxito explica también algunas polémicas internas con otros artistas. Y ahí está la división con otros miembros del grupo Dau al Set o las diferencias con el grupo conceptual, donde estaban amigos suyos como Carles Santos o Pere Portabella. el libro aporta además documentos inéditos como las respuestas a un cuestionario político, de 1966, que no llegó a enviar, donde Tàpies expresa su compromiso con Catalunya y la lengua catalana y describe España como “tierra de naufragios”. También recuerda que siempre que Catalunya ha intentado no depender del gobierno central “las cosas han acabado a tiros y en dictadura”.