Con el pie cambiado

El cambio de ciclo económico que se ha iniciado con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha cogido a Pedro Sánchez con el pie cambiado. Hasta ahora el presidente español ha venido realizando una política keynesiana que le ha ido muy bien para superar la recesión provocada por la covid. El problema es que, mientras el resto de los países empezaron a reducir el gasto público, aquí se ha mantenido igual hasta hoy.

Ahora estamos atrapados entre la espada y la pared. No queda otra que subir impuestos y reducir gastos si se quiere cumplir con los compromisos asumidos: incrementar el gasto en defensa, contribuir a la reconstrucción de Ucrania, construir viviendas sociales y un largo etcétera. La decisión de hacer pagar el impuesto de la renta (IRPF) a los perceptores del salario mínimo o de las pensiones más bajas es un simple reflejo de lo que viene sucediendo.

Ahora toca apretarse el cinturón para reducir la deuda y pagar los gastos de la defensa

El crecimiento de la economía cada vez es mayor, pero crece el índice de pobreza. Sube el PIB, pero baja la renta per cápita, es decir, lo que recibe cada ciudadano. El sector público cada vez es más grande, y el privado, más pequeño. Es exactamente lo contrario de lo que está haciendo la Administración norteamericana, que con una deuda del 105% de su PIB ha decidido cortar drásticamente los gastos públicos y eliminar su déficit comercial a golpe de aranceles.

En la Unión Europea el recorte no ha sido tan drástico con el triunfo del centro derecha en las últimas elecciones europeas. Pero su presidenta, Ursula von der Leyen, ya ha metido en un cajón las veleidades socialdemócratas y la influencia de Pedro Sánchez en la Comisión Europea. Por el contrario, ha dado rienda suelta a planteamientos más ortodoxos para sanear las cuentas públicas. Se acabó la fiesta. Ahora toca apretarse el cinturón para reducir la deuda y pagar los gastos de la defensa.

Algo similar ha ocurrido con la política exterior. El gobierno socialista pasó del “OTAN no, bases fuera” a ser el mejor aliado de la Alianza Atlántica. Durante el gobierno de Biden se comprometió a dos destructores más en la base naval de Cádiz para formar el escudo antimisiles en el sur de Europa. ¿Se va a mantener este acuerdo a pesar del compromiso de Trump con Israel?

En cuanto al cambio climático, tres cuartos de lo mismo. El Gobierno de coalición progresista se había comprometido a eliminar los combustibles fósiles de efecto invernadero y a cerrar las centrales nucleares. ¿Lo va a hacer en el calendario previsto a pesar del green new deal ? Y lo mismo sucede con las empresas, donde el Ejecutivo ha apostado por los “campeones nacionales” a costa de disminuir la competencia. Más Estado y menos mercado.

Habría que preguntarse si ante el nuevo marco geopolítico la alianza entre socialistas y la izquierda radical es la mejor solución o si, por el contrario, habría que ensayar otras opciones más estables como las que se están planteando en Alemania.

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