Greenpeace, SEO/BirdLife, WFF o Ecologistas en Acción entre otras muchas organizaciones ecologistas han celebrado el nombramiento de Sara Aagesen como vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. En la ceremonia de traspaso de carteras, la ministra también contó con la compañía de los consejeros delegados de las grandes energéticas españolas. Pocos ministros pueden presumir de aglutinar tal diversidad de pareceres aunque solo sea el día de su nombramiento.
Porque tras estas primeras palmadas en la espaldas unos y otros ya le han traslado con más o menos formalidad aquello de: ¿qué hay de lo mio?
Entre ambos colectivos la mayor tensión se centra en el calendario de cierre nuclear
Desde el mundo ecologista, el tándem de Aagesen con su recién nombrado secretario de Estado, Joan Groizard, procedente de la presidencia del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), es una garantía de la apuesta por las renovables, la lucha contra el cambio climático, la reducción de emisiones y las políticas de respeto al medio ambiente de su antecesora Teresa Ribera.
En el ámbito empresarial respiran aliviados de que el puesto lo haya ocupado un perfil técnico con quien poder hablar. “Hubiera sido un riesgo para España haber apostado por un perfil político con quien no poder tener un diálogo razonado de lo que realmente se juega el país en esta transición y los riesgos que afronta”, aseguran desde el mundo de las empresas energéticas.
Sara Aagesen ha sido la mujer que ha liderado el diseño del actual Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec). Nadie mejor para saber que conseguir esos ambiciosos objetivos parte de una financiación privada del 80%. Así que la gran empresa reclama su intercesión para evitar una ampliación del impuesto extraordinario ante la amenaza de retirar inversiones millonarias para esa transición. Justo lo contrario de lo que reclama el mundo ecologista.
Políticamente esa será la primera disyuntiva que deberá capear. No la única. Las grandes energéticas tiene su foco en cambios regulatorios que activen la demanda eléctrica con el impulso del vehículo eléctrico, las baterías para almacenar energía renovable, centros de datos... Aunque la gran urgencia está en un incremento de la red energética para que sea capaz de absorber excedentes de producción eléctrica que irán en aumento. Para ello son claves los concursos de capacidad que deberá diseñar acordes con las crecientes demandas medioambientales y sociales. Definir una retribución de esas redes eléctricas adecuada a las demandas empresariales es también estratégico. Los gases renovables como el biometano o el hidrógeno verde también deberán ser objeto de atención del nuevo equipo ministerial. Pero si en algo chocan ambos colectivos es en el futuro de la energía nuclear. Aagesen tiene en sus manos la decisión de mantener el calendario de cierre o ampliar la vida de estas plantas.
Desde el ecologismo se le reclama también dedicación para desarrollar el Plan Nacional de Restauración de Espacios Naturales, más contundencia para reducir las emisiones contaminantes y políticas para garantizar la biodiversidad y la conservación de la naturaleza. En esa cartera deberá abordar temas como la conservación del lobo o la recuperación de zonas como el Mar Menor o Doñana.
Aagesen todavía no ha dado pistas de sus intenciones más allá de dedicar sus primeras palabras como ministra a los afectados por la DANA de Valencia y a comprometerse con la reconstrucción de esos espacios naturales.