Aprender sufriendo

Opinión

Una democracia es una red de intercambio de información descentralizada. Para que funcione deben existir varios nodos, como los tres poderes, la prensa libre y la academia que ejercen de mecanismos de control unos de otros. ¿Puede sobrevivir la democracia si la prensa libre local es sustituida por redes sociales globales?

En 2016, las redes sociales fueron protagonistas en la elección de Donald Trump. El caso de Cambridge Analytica y la desinformación rusa evidenciaron que las redes sociales no son sólo plataformas digitales. Lo serían si la selección de contenidos fuese guiada por los usuarios. Al ser un algoritmo quien lo hace, la elaboración del muro de Facebook es un proceso análogo a la elaboración de la portada de un diario.

Mark Zuckerberg y Jack Dorsey, entonces CEO de Twitter, se conjuraron para evitar que en los comicios del 2020 las redes sociales fueran sus protagonistas. Ficharon a más moderadores, crearon consejos externos de supervisión y desplegaron algoritmos de IA para detectar noticias falsas. Salió bien; nadie –salvo Trump– culpó a las redes del resultado.

Con las redes sociales en el lugar de prensa, ¿hay democracia?

Pero en el 2024, el panorama es otro. Las redes sociales son armas de desinformación masiva para fines políticos. Donald Trump alimenta y se alimenta de todo tipo de conspiraciones desde su propia plataforma, Truth Social. Elon Musk no tiene ningún pudor en difundir teorías de la conspiración, llamar a la guerra civil y publicar imágenes generadas por su IA de Kamala Harris con la hoz y el martillo (un paseo por su cuenta es asistir a su descenso a los infiernos a cámara lenta). Harari, en su último libro Nexus , ve los sistemas de gobierno como redes de intercambio de información. Distingue entre sistemas totalitarios –centralizados, donde la información sólo fluye del centro y hacia el centro– y democracias, redes distribuidas en nodos como los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, la prensa, la academia hasta llegar a las asociaciones vecinales y los ateneos . Son estos nodos que los totalitarismos intentan erosionar para concentrar la información en el centro.

Mark Zuckerberg asistió la semana pasada al podcast Acquired, grabado en San Francisco en un auditorio con 6.000 personas. Zuckerberg se mostró mucho más relajado que de costumbre, con el pelo largo rizado y una camiseta con caracteres griegos diseñada por él mismo. Habló de cómo ha cambiado su visión sobre el liderazgo, la política y la tecnología y reconoció sus errores pasados –Cambridge Analítica, injerencia rusa, impacto negativo en los más jóvenes–. Pero no considera justo que se culpe a Meta del declive de la democracia o del estado de la salud mental de los jóvenes; que a partir de ahora no aceptará la culpa tan fácilmente.

La traducción del texto de su camiseta es “aprender a través del sufrimiento”, un eslogan que dice que es de la familia. Estoy de acuerdo aunque habría sido más honesto con un “tuyo” después de “sufrimiento”.

Etiquetas
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...