La Unión Europea se enfrenta a un “desafío existencial” y podría perder su “razón de ser” si no reacciona con rapidez, advierte Mario Draghi en su esperado informe sobre competitividad, un diagnóstico tan meticuloso como sombrío sobre la situación la economía europea tras años en piloto automático sin tomar decisiones para adaptarla a los retos presentes: la desaceleración de sus motores de crecimiento, el precio de la energía y la competencia en un mundo más inestable. El documento, que propone lanzar una nueva estrategia industrial europea para aumentar las inversiones así como emitir deuda común para financiar ciertos proyectos de innovación, conexiones energéticas y defensa, podría convertirse en la hoja de ruta de la Comisión Europea durante la próxima legislatura.
“Los valores fundamentales de Europa son la prosperidad, la igualdad, la libertad, la paz y la democracia en un entorno sostenible. La UE existe para garantizar que los europeos siempre pueden beneficiarse de esos valores fundamentales. Si Europa deja de poder proporcionárselos a sus ciudadanos -o tiene que contraponer unos a otros- habrá perdido su razón de ser”, advierte Draghi en el prólogo del informe. “La única manera de afrontar este reto es crecer y ser más productivos, preservando nuestros valores de equidad e inclusión social. Y la única manera de ser más productivos es que Europa cambie radicalmente”, plantea.
Los fundamentos que permitieron a Europa crecer “se están tambaleando”
Los fundamentos del mundo de ayer que permitieron a Europa crecer y consolidar su modelo social “se están tambaleando”. “La era de rápido crecimiento del comercio mundial parece haber quedado atrás al tiempo que las compañías europeas se enfrentan a una mayor competencia del exterior y menos acceso a mercados internacionales. Europa ha perdido de golpe a su proveedor de energía más importante, Rusia. Y todo esto mientras la estabilidad geopolítica desaparece y nuestras dependencias se han convertido en vulnerabilidades”, analiza el documento, que identifica tres líneas de actuación para reactivar el crecimiento y recuperar el terreno perdido.
En primer lugar, cerrar la brecha de competitividad con Estados Unidos y China, en especial en materia de tecnologías avanzadas. La estructura industrial europea adolece de falta de dinamismo especializada en tecnologías maduras con escaso margen para avances significativos. En plena revolución de la inteligencia artificial, “Europa no puede quedarse atascada en tecnologías intermedias del siglo pasado. “El problema no es la falta de ideas ni la ambición”, sino las dificultades para “trasladar la innovación en comercialización”, lo que lleva a muchas empresas europeas que quieren crecer a migrar a Estados Unidos (ese ha sido el destino de gran parte del 30% de los 'unicornios' fundados en la UE entre el 2008 y el 2021).
El papel de China en la descarbonización, dilema clave para Europa
La segunda prioridad de la UE debe ser el diseño de un plan conjunto para la descarbonización y la competitividad. “Si los ambiciosos objetivos climáticos de Europa se acompañan de un plan coherente para alcanzarlos, la descarbonización será una oportunidad para Europa. Pero si no coordinamos nuestras políticas, existe el riesgo de que la descarbonización pueda ir en contra de la competitividad y el crecimiento”, advierte. Aunque los precios de la energía han caído considerablemente desde sus máximos más recientes, las empresas europeas pagan una factura de electricidad de 2 a 3 veces más alta que las de EE. UU., mientras los precios del gas natural son de 4 a 5 veces más altos (“La energía se ha convertido en la gallina de los huevos de oro” para los presupuestos nacionales en la UE, los impuestos sobre la energía están entre los más altos del mundo“, ha criticado Draghi en la rueda de prensa). El problema no es la falta de recursos naturales sino problemas fundamentales del mercado energético común.
La apuesta global por descarbonización representa una oportunidad de crecimiento para la industria de la UE, que es “líder mundial” en numerosas tecnologías limpias. Pero “no está garantizado que Europa aproveche esta oportunidad” ante la aguda competencia china en industrias como las tecnologías limpias y los vehículos eléctricos gracias a una "potente combinación de política industrial masiva y subsidios, innovación rápida, control de materias primas y capacidad para producir a escala continental”. La UE se enfrenta a un dilema, advierte Draghi a pocos días de que se tome una decisión sobre los aranceles a los coches eléctricos chinos: “Aumentar la dependencia de China puede ofrecer la ruta más barata y eficiente para cumplir con los objetivos de descarbonización”, pero “también representa una amenaza para nuestras industrias productoras de tecnologías limpias y automotrices”.
Draghi ve necesaria “una financiación común para invertir en bienes públicos clave”
El tercer terreno en el que Draghi aconseja actuar con urgencia es reforzar la seguridad y reducir las dependencias. “A medida que la era de estabilidad geopolítica se desvanece, el riesgo de que el aumento de la inseguridad se convierta en una amenaza para el crecimiento y la libertad aumenta”, y “Europa está particularmente expuesta” al depender de un puñado de proveedores para obtener materias primas críticas, especialmente de China, lo mismo que con las importaciones de muchas tecnologías digitales. “Otras grandes economías, como la de EE. UU., están intentando activamente desvincularse. Si la UE no actúa, corremos el riesgo de ser vulnerables a la coerción”, de ahí la necesidad de una auténtica “política económica exterior” de la UE para mantener la libertad y garantizar la paz. “La UE es colectivamente el segundo mayor inversor militar del mundo, pero esto no se refleja en la fortaleza de nuestra capacidad industrial de defensa”, excesivamente fragmentada, “lo que dificulta su capacidad para producir a gran escala” al tiempo que adolece de una falta de estandarización e interoperabilidad de equipos. “En Europa se fabrican doce tipos diferentes de tanques de batalla, mientras que en EE. UU. solo se produce uno”, recuerda el documento.
La respuesta, plantea Draghi, debe ser una reacción más unida y coordinada a nivel europeo que apueste realmente por la innovación, reduzca la carga administrativa y revierta la fragmentación del mercado único, también los de capitales. “Europa está malgastando sus recursos comunes” al dejar que se diluyan en diferentes proyectos nacionales y no coordinar sus políticas industriales, sentencia Draghi, que advierte que el sector privado no podrá llevar a cabo el aumento de inversiones que la economía europea precisa para ponerse a punto (unos 800.000 millones de euros anuales adicionales, según sus cálculos, basados en datos de la CE y el FMI). “En aras de maximizar la productividad, será necesario una financiación conjunta para invertir en bienes públicos europeos clave, como la innovación disruptiva”, propone Draghi, que también ve necesarios este tipo de instrumentos financieros, la deuda común, para impulsar proyectos en el terreno de la defensa.
Hay un precedente, recuerda el informe, los fondos Next Generation EU lanzados en plena pandemia para contrarrestar sus efectos económicas, una inyección financiera sin precedentes que se financió excepcionalmente mediante una emisión de deuda mancomunada. “Las circunstancias actuales son igual de graves, aunque menos dramáticas”, asegura el informe. Von der Leyen, que plantea incorporar las propuestas de Draghi a su programa de trabajo de la próxima legislatura, se ha limitado a decir que si los líderes europeos definen “prioridades comunes”, están “deben ser financiadas por financiación común”, eludiendo posicionarse sobre la fórmula más aconsejable.
“Nunca el tamaño de nuestros países ha parecido tan pequeño e inadecuado”
Con Alemania y Francia absorbidos por sus problemas internos y la actual tendencia al repliegue nacional, el contexto político europeo no parece el más proclive a dar el nuevo salto adelante que plantea el ex primer ministro italiano, basado en el refuerzo de la cooperación institucional y la renuncia a vetos nacionales, pero en su opinión la UE no puede permitirse la inacción. “Nunca el tamaño de nuestros países ha parecido tan pequeño e inadecuado respecto al tamaño de los desafíos, (...) las razones para una respuesta unida nunca han sido tan persuasivas. En nuestra unidad encontraremos la fuerza necesaria para cambiar”, sostiene Draghi.