El sector químico y el motor impulsan la reducción del déficit comercial

La evolución de la economía catalana

El saldo negativo del comercio exterior se reduce un 48,6%, hasta los 9.312 millones

Foto Marti Gelabert 27/06/2024 Visita a la fabrica SEAT de Martorell con motivo del lanzamiento del nuevo Cupra Leon y el nuevo Cupra Formentor. Trabajadores de la fabrica en la cadena de montaje de los coches.

Trabajadores en la línea de producción de Seat en Martorell

Marti Gelabert

La economía catalana ha rebajado su déficit comercial en esta década de forma notable. En concreto, la reducción de la diferencia entre las exportaciones y las importaciones es del 48,6% en el periodo comprendido entre el 2019 y el 2023, hasta 9.312 millones de euros el año pasado, según señala un informe elaborado por la Cambra de Comerç de Barcelona. Esta mejora del saldo comercial con el exterior se ha producido gracias a la pujanza de los sectores del automóvil y de la industria química, cuya especialización en productos de valor añadido les ha permitido ganar competitividad.

La reducción del déficit comercial tiene varios efectos positivos para la economía. El primero es que ha supuesto un elemento clave para impulsar el crecimiento en el 2023, cuando el PIB catalán creció un 2,6%. El segundo es la contribución a la balanza por cuenta corriente para reducir el apalancamiento de la economía (el endeudamiento). “Si tu saldo comercial exterior es negativo, estás pidiendo recursos. De alguna manera estás gastando más de lo que produces”, explica el jefe de estudios de la Cambra, Joan Ramon Rovira. “En cambio, si tienes superávit, puedes reducir deuda”, añade.

El déficit comercial se situó en el 12% sobre el PIB en la década de los 2000 y se ha reducido hasta el 4,2%

La reducción del saldo comercial es una dinámica que se man­tie­ne desde el arranque de este siglo. “Hay variaciones muy importantes de año en año, pero, si se toma series largas, se puede distinguir claramente tres etapas”, añade el economista. En la década de los 2000, el saldo comercial negativo sobre el PIB se sitúa en un suelo del 12%, a partir de la crisis financiera e inmobiliaria la media se redujo al 6,6%, y en esta última etapa alcanza un 4,2%.

En el 2023, la industria química presentó saldos netos por valor de 3.859 millones de euros, mientras que los del sector del automóvil ascendieron a 687 millones de ­euros. “Durante la crisis financiera se produjo un proceso de creación destructiva que dio lugar a unas empresas supervivientes más competitivas e internacionalizadas”, explica Rovira.

La Cambra atribuye el descenso a una mejora de la competitividad de la industria catalana

Este fenómeno se puede ver claramente en la evolución de los precios unitarios por tonelada del comercio exterior. En el sector del automóvil, el incremento es del 29,2% en las exportaciones, mientras que las importaciones solo aumentan un 14,2%. Este periodo de crecimiento coincide con el lanzamiento de la marca Cupra por parte de Seat. 

Estos modelos se dirigen a un segmento de mercado entre los vehículos para el gran público como la propia Seat, Citroën o Renault y los de gama alta. Esta nueva estrategia implica mucha más rentabilidad para la compañía del grupo Volkswagen que la conseguida con sus coches originales.

Algo parecido ocurre con el sector químico. El incremento del precio unitario por tonelada en las exportaciones es del 49,2%, mientras que el de las exportaciones ha crecido un 33,5%.

“El polo petroquímico de Tarragona compra materias primas a precios bajos y, tras aplicar un proceso de generación de valor añadido, vende un producto final por un precio mucho más alto”, ilustra Rovira.  En las exportaciones químicas, también se incluyen las farmacéuticas, donde destacan varias empresas punteras como Grifols o Almirall .

La evolución de estos dos sectores contrasta con la industria de los bienes de equipo. El coste del precio unitario de las exportaciones crece un 12,8%, menos que el de las importaciones, 14,9%. El resto de los sectores presentan diferencias menos acusadas, con una distancia de 10 puntos porcentuales.

La evolución del comercio exterior en el 2024, no obstante, está volviendo a ensanchar el déficit comercial. Rovira señala que habrá que ver cómo evoluciona el resto del año y recuerda que el análisis no se puede hacer desde una perspectiva anual. El director de la asociación de empresas exportadoras Amec, Jordi Tristany, señala que, además, este año ha arrancado con una fuerte caída de las exportaciones de alto valor añadido. “Es verdad que la economía catalana ha ganado cuota de mercado en el comercio internacional en los últimos años, pero es posible que ahora nos enfrentemos a un cambio de tendencia”, advierte.

Para Tristany, la clave de la mejora del comercio exterior hasta la fecha se encuentra principalmente en la moderación salarial. “Estamos creciendo como en los años setenta. No hemos recuperado los niveles salariales previos a la ­pandemia”, explica el directivo. Por su parte, Rovira también señala la moderación salarial de los últimos años como clave y apunta que su evolución, junto con los precios de la energía, será esencial para consolidar esta nueva etapa de reducción del déficit comercial.

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