Jaume Guardiola (Barcelona, 1957) fue el último en abandonar el Palau de Congressos de Catalunya, en Barcelona, donde se clausuraron el viernes las jornadas del Cercle d’E conomia, que nacieron en la Costa Brava y se hicieron mayores en Sitges. El presidente del Cercle cerró la Reunión Anual con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien recogiendo la propuesta de Guardiola se comprometió a pactar una nueva financiación para Catalunya.
¿Cuál son los mensajes más importantes de la Reunión?
Ha tenido dos ejes. Uno era el de geopolítica, donde el mensaje es que las elecciones europeas son muy importantes porque la alianza histórica que ha hecho la construcción europea, entre populares, socialistas, liberales y verdes, tiene por primera vez una alianza alternativa. Estamos en un momento en que los problemas son cada vez más complejas mientras el poder se está fragmentando cada vez más. El segundo eje ha sido el de cómo mejorar la productividad.
“Tenemos una visión de España desde Catalunya y no tenemos que renunciar a ella”
Que era precisamente la base de la Nota de Opinión del Cercle de este año...
Es muy intenso este debate entre la velocidad y la profundidad de la transición energética y digital hacia la autonomía estratégica, la reindustrialización. Todos tenemos la sensación de que los americanos eso lo hacen mejor y que en Europa nos cuesta más. Vamos más con la teoría y nos cuesta mucho buscar opciones pragmáticas como hacen en Estados Unidos.
El presidente Sánchez valoró mucho el trabajo del Cercle como elemento importante de cambio y estabilización.
Se lo agradecemos, como es lógico. Yo creo que el Cercle d’ Economia es una institución que tiene una visión para España desde Barcelona y Catalunya. A veces parece que la visión de España se hace solo desde Madrid pero también hay una manera de ver España desde Barcelona. Y a veces con nuestros propios líos renunciamos a ella.
¿Y cuál es esta visión?
El rol del Cercle d’ Economia en la construcción de España como democracia, como una economía abierta con el plan de estabilización, y como un país dentro del ámbito europeo, ha sido siempre reconocido. Pero en los últimos tiempos, porque el mundo es más complejo, porque hay muchas más instituciones, porque la política se ha vuelto más endogámica, por las razones que sean, y porque los catalanes también nos hemos ensimismado, el resultado es que nos hemos quedado con una voz menos identificada.
¿Y ahora?
Desde el Cercle tenemos esta obligación de volver a tener voz catalana en la formación de España. Y tengo la impresión de que cada vez se nos reconoce más. Y creo que dando volumen a esta reunión, dándole peso, haciendo que sea más actual y más potente y con el compromiso de los políticos, que se sienten, entre comillas, obligados a venir, ayudamos mucho a fijar esa posición de hablar de España desde Barcelona.
¿Hubo mucha contestación interna dentro del Cercle d’ Economia para el apoyo que dieron a los indultos y ahora a la amnistía?
Con los indultos, que creo que fue una posición valiente, hubo un punto de contestación, pero el consenso fue más rápido. La amnistía todavía es uno de los grandes elementos de debate político. Hay mucha gente que los indultos los entiende porque es una medida de perdón, digamos, individualizada, pero la amnistía le cuesta más. Tuvimos mucho debate interno. Hicimos una propuesta de amnistía con condiciones, y para algunos socios había demasiadas, mientras otros creían que la amnistía no era procedente. Pero para nosotros lo importante es el cómo y el porqué. Es decir, que sea constitucional y que sirva de final de etapa e inicio de otra. Añadimos que haría falta el máximo consenso posible y un procedimiento parlamentario habitual, no tan exprés.
¿Qué cree que ha expresado Catalunya con las últimas elecciones?
Lo primero es que la campaña electoral ha sido muy poco crispada, cuando veníamos de unos momentos muy complejos. Y es fruto de esta sensación de que la sociedad catalana lo que quiere en estos momentos, sin dejar de lado los debates identitarios, que son importantes porque forman parte de nuestra vida, es gestión de gobierno y que algunos de los déficits de gestión que hemos ido acumulando se puedan mejorar.
Opa del BBVA al Sabadell
“Hay preocupación de perder el centro de decisión de un banco que ahora decide desde Sant Cugat”
¿Quién lo tiene que hacer? Porque en la Nota de Opinión recomendaban de cara a la configuración del nuevo Govern de la Generalitat romper los bloques independentista y constitucionalista y volver al centro. Eso solo sería posible con un pacto PSC- Junts.
Nosotros no nos atrevemos a decir nada. Lo que queremos decir es que de esta complejidad catalana, que tiene un eje identitario y un eje ideológico, es de donde tienen que salir los acuerdos.
La opa hostil del BBVA sobre el Sabadell ha sido un tema muy presente en las jornadas.
Hay esta preocupación de perder el centro de decisión de un banco que ahora decide desde Sant Cugat. También hay razones de preocupación por la concentración de mercado que supondría la fusión, porque habría una pérdida de puestos de trabajo y porque también se perdería una entidad que hace de tractor de la economía.
La oposición a la opa es una de las pocas cuestiones económicas que ha puesto de acuerdo a todos el partidos catalanes, al Gobierno central e incluso al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, que se refirió a ella aquí mismo.
Por algo será, ¿no?
¿ Por el clima electoral?
Sí, puede ser que influya un poco. Pero si vamos al ángulo de la competencia, es preocupante, sobre todo para el mundo de la empresa. Puede poner presión sobre la financiación a las empresas. Y es aquí donde está, en mi opinión, el eje del debate. En la Reunión del Cercle hemos constatado que hay preocupación entre los empresarios.
¿Por qué casi no se ha hablado de impuestos en la Reunión? Foment del Treball ha hablado de un “infierno fiscal” en Catalunya.
No sé si la palabra es infierno fiscal. No me gusta dramatizar. Lo que sí creo es que el marco fiscal catalán no es competitivo con sus vecinos. Y eso hace que seamos menos atractivos para atraer talento. Tenemos muchas otras razones para ser atractivos, que compensan en parte. Pero, a la larga, tener esta desventaja competitiva es malo. Hay momentos que tienes que dejar la ideología de lado, porque tienes un mundo que compite a tu lado. Sinceramente, creo que Catalunya tiene que plantearse tener un marco fiscal más competitivo.