De inmigración y elecciones

Opinión

La campaña electoral toma velocidad y emergen todo tipo de propuestas: financiación, educación, sanidad, infraestructuras, sequía, clima, … Pero la inmigración solo aparece parcialmente, ocultándose una dicotomía esencial de la misma: sus beneficios colectivos y sus costes individuales.

En lo tocante a los primeros no hay discusión: en Catalunya, entre 2018 y 2023, los no nacidos en España (inmigrantes) han absorbido el 98% de los 286.000 nuevos empleos (y el 68% de los más de 1,6 millones creados en España). Su incorporación al empleo, sin costes formativos, contribuye al crecimiento, amplía la demanda de consumo o de vivienda, incrementa impuestos indirectos y, si hay contrato laboral, eleva el IRPF y las contribuciones sociales. Además, su particular estructura demográfica, muy concentrada en aquellos de 25 a 55 años, reduce sus necesidades sanitarias.

Dada nuestra demografía, necesitamos no nacidos en España sí o sí

Así, en 2022, en el grupo de menos de 24 años, los nacidos en España aportaban el 27% del total de nativos jóvenes, frente al 17% en los inmigrantes; y para los mayores de 65 años, el elevado peso del 23% de los primeros se contrapone el reducido 6% de los segundos. En las edades centrales la situación se invierte: más inmigrantes de entre 25 y 45 años (un 47% de su población) que de nativos (21% de los nacidos aquí). Ello refleja el que, entre 2000 y 2022, los no nacidos en España hayan pasado de aportar el 4% de los residentes en Catalunya (unos 250.000) a más del 21% (por encima de 1,6 millones).

GRAFCAN7154. LAS PALMAS DE GRAN CANARIA (ESPAÑA), 27/03/2024.- Un grupo de 53 inmigrantes de origen subsahariano, integrado por una niña, una mujer y 51 varones entre los que no se descarta que pueda haber algún menor más, fue rescatado la pasada medianoche a 204 kilómetros al sur de Gran Canaria. Foto aérea del cayuco tomada por un avión de Salvamento Marítimo la tarde del martes tras su avistamiento por parte de un mercante en ruta. EFE/Salvamento Marítimo SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)

Un cayuco llega a las costas de Gran Canaria

Salvamento Marítimo/EFE

Pero junto a esos beneficios agregados, emergen costes individuales a los que nuestros políticos prestan poca atención. Algunos derivan de la competencia salarial en empleos de baja cualificación (sectores agrarios, de la construcción o de servicios a las personas); otros reflejan por los escasos recursos públicos destinados a los de menor renta donde compiten con otros grupos desfavorecidos; o que, en parte, se expresan en el boom de los alquileres. Respecto de estos, entre 2023 y 2030 en Cataluña, el INE calcula que se incorporarán más de 700.000 inmigrantes nacidos fuera de España (entradas menos salidas), unos 90.000 por año: a 5 personas/vivienda, ello genera una inevitable presión sobre el mercado y, dado que dificilmente este contingente se va a dirigir a la compra, ello implica e implicará un inevitable empuje alcista de los alquileres.

Dada nuestra demografía, necesitamos inmigración sí o sí. Una inmigración que, si queremos anticiparnos a lo visto en Europa, deberíamos integrar razonablemente. Ello implicaría destinar parte de los recursos públicos por ella generados a aquellos municipios donde se concentra: más salud, más educación, más asistencia social, más vivienda pública de alquiler, … Pero ¡ay!, exigiría que los partidos políticos la sitúen como aspecto clave del futuro del país. ¿Serán capaces? Vista nuestra historia, lo dudo.

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