Nueve años ha esperado el exvicepresidente del Gobierno, expresidente de Bankia y exdirector del Fondo Monetario Internacional (FMI), Rodrigo Rato, para defenderse de la acusación de haber ocultado dinero en el extranjero con la intención de ocultación a la Hacienda española.
Así lo ha advertido su abogada a la presidenta del tribunal de la Audiencia Provincial de Madrid que le está enjuiciando a la hora de pedir tiempo y paciencia al largo interrogatorio al que está sometiendo a su cliente. Rato se quiere explicar ante la "locura" de la acusación de la Fiscalía Anticorrupción y la Abogacía del Estado, que piden para él más de 70 años de prisión por once delitos fiscales, blanqueo de capitales y corrupción entre particulares.
El origen de la investigación, iniciada en 2015 por una alerta en la Oficina Nacional contra el Fraude Fiscal (ONIF), fue el conocimiento de que Rato se había acogido a la amnistía fiscal aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy, concretamente con el impulso del entonces ministro de Hacienda Cristóbal Montoro.
Para Rato, la explicación de su dinero en el extranjero no es otra que una herencia familiar, concretamente de su padre, que dejó dinero en Suiza y tras su fallecimiento quiso retornarlo a España. Otros ingresos procedían de la venta de su casa, de dos préstamos y de un dinero que paga una empresa inglesa, Vivaway. "Todo era dinero limpio, siempre ha sido dinero limpio", ha afirmado a preguntas de su abogada durante su interrogatorio como acusado en la 41ª sesión de la vista oral. Este es el tercer juicio al que se enfrenta Rato, tras la condena por las conocidas como tarjetas black de Caja Madrid, que le llevaron a cumplir cuatro años y medio de cárcel, y por la salida a Bolsa de Bankia, por lo que quedó absuelto.
"Es conocido que mi padre pagó una multa considerable en 1968 por tener dinero fuera, pero esa multa nunca le obligó a repatriar el dinero que tenía en Suiza, que nunca repatrió", ha argumentado el economista.
Su explicación es que a la muerte de su padre, se hace cargo de la empresa familiar Westcastle. Y los banqueros de Ginebra, que habían conocido a su padre, siguieron con ella, de la que no dispuso de los fondos, hasta que decidió acogerse a la amnistía fiscal.
Una regularización fiscal bajo sospecha
Rato ha criticado fuertemente esta herramienta aprobada por Montoro, que provocó grandes dudas a los posibles beneficiados, hasta tal punto que desde la dirección general de tributos se tuvo que emitir dos comunicados aclaratorios sobre su alcance. "Fue la segunda regularización más importante de Europa y fue uy controvertida en España", ha añadido.
El número dos de José María Aznar ha calificado la investigación sobre él como una "fabulación" iniciada por Hacienda en el 2015 por unos presuntos delitos, "que han ido mutando hasta crear la acusación actual".
Por esta razón, Rato se ha negado a responder a las preguntas tanto de la Fiscalía Anticorrupción como a la Abogacía del Estado, a quienes también acusa de haber utilizado correos personales no expurgados para sostener la acusación de 70 años de cárcel por defraudar 8,5 millones de euros, por unos negocios particulares de 1999. Se le acusa de realizar maniobras societarias en el exterior e intentar retornar el dinero a España sin conocimiento ni control de la Hacienda española.
Durante su declaración, ha señalado a los investigadores por ocultar que sí tenía autorización de Bankia para cobrar a través de sociedades particulares actividades como conferencias o que hayan dicho que él no residía en Washington en el 2006 cuando dirigió el FMI. "Es increíble que funcionarios públicos españoles puedan decir que en mi etapa como director del FMI era residente en España. No sé de donde sale esta gente, es muy fuerte. Dicen que solo estuve 10 días en Washington. Nos toman por tontos. O es una falsedad o una tontería”, ha apuntado.