El euro digital reforzará la soberanía monetaria de Europa

FOROS: EL FUTURO DEL DINERO

Expertos reunidos por ‘La Vanguardia’ y Minsait en una nueva edición de ‘Diálogos en La Vanguardia’ debaten sobre el futuro paradigma de las monedas digitales de los bancos centrales y sus impactos

Antonio Macías, Álvaro de Salas y Miguel Ángel Fernández Ordóñez junto a la conductora y moderadora del debate, Montserrat Baldomà

Antonio Macías, Álvaro de Salas y Miguel Ángel Fernández Ordóñez junto a la conductora y moderadora del debate, Montserrat Baldomà

Dani Duch

Un total de 130 bancos centrales de todo el mundo, entre los que se encuentra el Banco Central Europeo (BCE), están explorando, probando y en algunos casos ya lanzando una alternativa al dinero de curso legal, las conocidas como CBDC (Central Bank Digital Currency). Estas monedas digitales son la respuesta de los estados a las criptomonedas, y muy especialmente a las ‘stablecoins’, las criptomonedas estables y respaldadas por una moneda fuerte o por bienes materiales. Las CBDC abren un nuevo paradigma en la medida en que supondrán un reparto de roles distinto al actual en la industria de los medios de pago, con una posición más relevante de los bancos centrales y con casos de uso diferentes a los que conocemos actualmente.

De la revolución que suponen y de su impacto en el sistema financiero disertaron en una nueva edición del foro ‘Diálogos en La Vanguardia’, celebrado en colaboración con Minsait, una compañía de Indra, tres expertos en la materia: Miguel Ángel Fernández Ordóñez, exgobernador del Banco de España; Álvaro de Salas, director de Estrategia e Innovación de Servicios Financieros de Minsait, y Antonio Macías, director de Medios de Pago para Comercios de BBVA en España El detonante que llevó a los bancos centrales a promover sus monedas digitales, según relató Álvaro de Salas, fue el anuncio en el 2019 de Facebook (ahora Meta) del lanzamiento de su ‘stablecoin’, y no el nacimiento de criptomonedas como el Bitcoin, que se remontan al 2009. Por su volatilidad, falta de transparencia y escasa aceptación, las criptomonedas no respaldadas pueden considerarse un mecanismo de inversión más o menos sofisticado o arriesgado, pero no un medio de pago. Sin embargo, el hecho de que Mark Zuckerberg quisiera entrar en ese terreno de juego puso en jaque a los principales bancos centrales del mundo. “Los bancos centrales de las monedas fuertes vieron que podía existir un riesgo de amenaza sobre la soberanía monetaria de los estados”, concluyó el directivo de Minsait. Meta no pasó del anuncio, pero el avance de las ‘stablecoins’ queda reflejado en un informe reciente de Morgan Stanley sobre la desdolarización del dinero, citado por Fernández Ordóñez, según el cual el conjunto de las monedas virtuales respaldadas registra ya más operaciones en dinero que Visa.

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En el caso del BCE, señaló De Salas, el proyecto de creación del euro digital persigue no solo garantizar esta soberanía monetaria frente a otras monedas privadas que pudiesen reemplazar al estado como dueño de la moneda de curso legal; es también un objetivo estratégico para no depender de las estructuras de pagos americanas. “En Europa vivimos de prestado pangando en los comercios, porque siempre lo hacemos contra esquemas de marcas de EE.UU.”, argumentó en referencia a em presas como Visa o MasterCard, para agregar que, en el contexto actual, esta es una cuestión delicada. “Ante una eventual situación de conflicto comercial o ciberataque, que pudiera cortar ese flujo, es necesario que Europa tenga una alternativa para los pagos más allá del efectivo”, concluyó.

Hay países que marchan a velocidad de crucero con su moneda digital, como India, que probablemente tenga la rupia digital funcionando en menos de dos años, o China, que sigue haciendo pruebas piloto; u otros, como EE.UU., que van muy despacio, no solo por la presión del lobby bancario, sino también por el de las ‘stablecoins’, hasta el punto de que Donald Trump ha asegurado que en caso de ser presidente no autorizará el dólar digital. El BCE, por su parte, avanza decidido, pero de forma prudente, según convinieron los ponentes. A finales del próximo año, explicó el exgobernador del Banco de España, el BCE decidirá si sigue adelante o no con el proceso de creación del euro digital. De llevarse a cabo, podría ser una realidad entre los ciudadanos europeos hacia el año 2030. El euro digital, como se encargó de recordar Fernández Ordóñez, ya existe, pero solo para uso de los bancos. Lo que se está haciendo ahora es diseñar una infraestructura para que los ciudadanos y las empresas financieras y no financieras puedan acceder a ese dinero.

El proyecto del euro digital que impulsa el BCE persigue el objetivo estratégico de no depender de esquemas de pago de Estados Unidos”

Álvaro de SalasDirector de Estrategia e Innovación de Servicios Financieros de Minsait

El reto, como resaltaron los tres expertos, es de enorme calado porque se trata de una disrupción. Por ello, Antonio Macías abogó por “hacer una disrupción lo menos disruptiva posible, que sea tecnológicamente sencilla y entendible”, ya que, de lo contrario, el ciudadano no lo va a adoptar. “Pongamos en el mercado algo que sea conveniente para todos y reutilicemos en todo lo posible las infraestructuras de pago actuales y toda la experiencia que existe”, recalcó el representante de BBVA. En este sentido, puso el exitoso caso de Bizum como ejemplo. “Algo más del 50% de las transferencias inmediatas que se hacen en Europa son españolas y eso es gracias a Bizum”, afirmó.

Bizum, explicó, es una solución creada en España a partir de la colaboración público-privada, donde el BCE ha dispuesto las reglas de la infraestructura y los agentes privados han colaborado interconectándose. “Utilicemos lo que hay, lo que funciona”, insistió. En este sentido, aseguró que cuando el botón de Bizum aparece en una página de comercio electrónico, sin haber hecho ninguna campaña de marketing, entre el 20% y el 30% de los pagos se desplazan allí. “¿Por qué no incluimos en el botón Bizum el potencial euro digital?”, se preguntó Macías.

Con las CBDC, el sistema bancario tendrá que afrontar una reforma estructural, separando sus negocios de pagos y créditos”

M. Ángel Fernández OrdóñezExgobernador del Banco de España

Hace unos meses, continuó el directivo de BBVA, el sector hizo una prueba de concepto para ver qué pasaría si se metiera una CBDC sobre las infraestructuras actuales, tanto en transferencia de fondos como en procesamiento de pagos a minoristas. Se probó, relató, en todos los casos de uso y todas las operaciones se acabaron liquidando en la cámara de compensación. “Esa soberanía de facto ya se ha construido en Europa, hay que hacerla evolucionar para que esta alternativa al efectivo circule por ella”, enfatizó el director de Medios de Pago para Comercios de BBVA en España.

De Salas, por su parte, explicó que hoy en día ya existe tecnología que permite hacer pagos sobre la base de lo que llaman un instrumento digital al portador. Eso significa que, acercando un móvil a otro o una tarjeta inteligente a un móvil se produce un trasvase de dinero preservando una privacidad equivalente a la del pago en metálico. Los pagos, agregó, tienen ya un nivel de desarrollo tecnológico enorme. “Estamos cerca del Santo Grial de lo que llaman los pagos invisibles”, apostilló.

Para lograr la adopción, la disrupción tiene que ser tecnológicamente sencilla, entendible y conveniente para el ciudadano”

Antonio MacíasDirector de Medios de Pago para Comercios de BBVA en España

Dentro del proyecto de euro digital, que el BCE persigue que sea fácil de usar, seguro, rápido y fiable, hay dos diseños independientes. Uno es el euro digital online, como alternativa a los pagos existentes que hoy día requieren conexión (transferencias, pagos con tarjeta, ‘e-commerce’), y otro el offline por proximidad, equivalente al dinero físico. “Donde Europa más se la juega es en el offline”, resaltó De Salas. Con el euro online, que estará depositado en una cuenta del BCE, el ciudadano tendrá un equivalente al IBAN pero de euro digital, como sucede ahora con las cuentas de los bancos, para poder operar. En el caso del offline, el euro digital estará depositado en un elemento de hardware seguro, ya sea el móvil o una tarjeta inteligente. Lo más parecido a llevar efectivo en la cartera. Tanto es así que el director de Estrategia e Innovación de Servicios Financieros de Minsait explicó que, para la versión offline, si ese móvil o esa tarjeta cayera al mar sería como si se hubiera caído la cartera.

Sea como fuere y cuando fuere, la existencia del euro digital no supondrá la desaparición del dinero en efectivo. “Habrá una convivencia infinita en el tiempo, porque el efectivo continuará existiendo”, dijo Macías, a lo que Fernández Ordóñez añadió que el BCE ha decidido que no va a tocar nada del dinero físico, aunque muchos economistas abogaban por acabar con él. “Lo va a decidir la gente”, opinó. En términos similares se expresó De Salas, para quien será el ciudadano quien decidirá su preferencia o no sobre el euro offline respecto al físico de hoy, o sobre el online respecto a las opciones actuales. “Y eso no va a ser sencillo”, remató, no sin antes asegurar que el BCE tendrá que hacer grandes esfuerzos de concienciación y explicación. El cambio generacional y la “desmaterialización inexorable de la economía” pueden ser elementos que ayuden a su adopción.

Más del 50% de las transferencias  inmediatas en Europa se hacen en España por Bizum

El euro digital será también un nuevo paradigma para el sistema financiero. “Supondrá un cambio estructural extraordinario en las actividades bancarias monopolizadas y especializadas, que son pagos y créditos, y en la emisión de dinero”, aseveró el exgobernador del Banco de España. A su juicio, las CBDC abren posibilidades en tres áreas: estabilidad, liberalización del sector bancario y la gestión de la política monetaria. Puesto que el euro digital no puede quebrar, porque es dinero y no una promesa de dinero, se acaban las crisis bancarias; también se acabarían las burbujas. La cuestión, dijo, es cómo se sustituye lo uno por lo otro. “¿Se debe dejar al mercado? Habrá que hacerlo teniendo mucho cuidado, dejando a los bancos transformarse, separando sus empresas…”, sentenció el experto.

Para el exgobernador, al ciudadano europeo le interesa que haya euros digitales y no depósitos bancarios. “Por salvar a los bancos, los ciudadanos europeos se han gastado 267.000 millones de euros, un dinero que se hubiera podido dedicar a la sanidad, por ejemplo”, enfatizó. Por ello, el BCE no puede cometer el error de seguir ayudando a los bancos para que hagan lo mismo que hasta ahora. “Hay que ayudar a los bancos a que puedan competir, a que separen los negocios de pagos y crédito”, añadió. Como en toda reforma estructural, advirtió, los bancos deberán transformarse. “La transición es fundamental y es un error retrasar el momento. No cabe en el futuro, una vez que tenemos alternativa, que se una el dinero al riesgo. El dinero debe ser un activo seguro”, concluyó Fernández Ordóñez.

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