El análisis detrás de la estrategia de seguridad económica adoptada este miércoles por la Comisión Europea describe un mundo más peligroso, dominado por tensiones geopolíticas extremas y acechado por nuevos riesgos, un escenario crítico ante el que los Veintisiete deberían perder su ingenuidad y protegerse de China y otros actores.
“Vemos que hay una toma general de conciencia de que operamos en una situación geopolítica más conflictiva”, celebra el vicepresidente del Ejecutivo comunitario, Valdis Dombrovskis. Aunque la reacción inicial de los gobiernos ha sido de “cautela”, a la vez “son conscientes de que nos irá mejor juntos”, asegura el político letón en una entrevista con La Vanguardia y otros medios europeos.
¿Qué preocupaciones les han transmitido los gobiernos?
La seguridad nacional es una competencia nacional y no quieren verla invadida por la UE. A otros les preocupa la idea de vigilar las inversiones europeas en el exterior, o el alcance de la agenda de seguridad económica, que no se convierta en un pretexto para el proteccionismo. Nuestra propuesta intenta responder a esas inquietudes. Está claro que no queremos abrir una batalla institucional ni una pelea de competencias. También hemos dejado claro que la estrategia debe basarse en hechos y ser proporcional para que no derive en una política proteccionista que vaya contra los intereses de la UE, que tanto se beneficia de ser una economía abierta. Sobre el control de las inversiones salientes, habrá que volver a hablar. Ahora solo les pedimos empezar a vigilarlas para entender mejor las tendencias, y así ver qué riesgos puede haber.
No es ninguna sorpresa que la UE y los estados miembros presten atención a la seguridad”
El Gobierno español respondió al aumento del capital saudí en Telefónica anunciando la compra del 10% de sus acciones, una operación que le valió acusaciones de intervencionismo y proteccionismo. Las medidas para mitigar los riesgos de ciertas inversiones son competencia nacional, pero ¿cree que vamos a ver más respuestas así en el futuro?
No puedo comentar casos específicos en público, pero, en general, las cuestiones sobre seguridad económica se han hecho más presentes en la agenda europea y nacional. En el contexto geopolítico actual no es ninguna sorpresa que la UE y los estados presten más atención a estos temas. La estrategia adoptada hoy demuestra que vamos a ser aún más activos.
Proponen unificar las medidas de control de la exportación de ciertas tecnologías, como por ejemplo el Gobierno neerlandés decidió hacer el año pasado con China y unos equipos avanzados de impresoras de microchips. ¿El objetivo es que decisiones como esa pasen a ser europeas?
Con el marco legal actual esas medidas ya podrían adoptarse a escala europea, pero no funciona bien porque los demás países solo se implican cuando la decisión está tomada. A medio plazo, proponemos crear un mecanismo de coordinación en la fase temprana de la toma de decisiones. Si otros países se involucran desde el principio, estarán más dispuestos a aplicar las medidas. A corto plazo, lo que podemos hacer ya es incluir en la lista europea decisiones de control de exportación que a escala internacional han sido bloqueadas por Rusia, pero sobre las que los Veintisiete están de acuerdo.
La UE puede adoptar medidas de control de exportación que Rusia veta a escala mundial”
¿De dónde surge la idea de vigilar las inversiones salientes?
Muy sencillo. Si aplicamos medidas de control a la exportación de ciertas tecnologías para impedir que acaben en las manos equivocadas, lo mismo puede ocurrir cuando compañías europeas invierten fuera y transfieren conocimientos y propiedad intelectual a países terceros. Son dos caras de la misma moneda, tienen el mismo objetivo: impedir que ciertas tecnologías sensibles acaben en las manos equivocadas y se usen para socavar la seguridad europea o sus valores. Pero no tenemos datos ni pruebas de esto porque nadie lo vigila. Por eso primero queremos entender qué esta pasando y, luego, en función de los datos, decidir posibles pasos.