Aprobar la primera parte de la reforma de las pensiones fue la parte más fácil. Es donde se indexó la subida de la paga directamente con la inflación, de manera que en el muy inflacionista 2022, los pensionistas fueron los únicos en España que no perdieron poder adquisitivo. Sacar adelante la segunda parte de la reforma ya fue más difícil, no en vano allí es donde se tenía que asegurar la sostenibilidad del sistema y con el aterrizaje en la jubilación de la generación del "baby boom" la ecuación se complicaba tremendamente.
La solución adoptada por el ministro de Inclusión y Seguridad Social, José Luis Escrivá, llegó por el lado de los ingresos, que se incrementan por tres vías. La primera es a través del mecanismo de equidad intergeneracional (MEI), con un aumento de la cotización del 0,6% que se incrementará hasta el 1,2%. La segunda fuente adicional de ingresos es un aumento de las bases de cotización máximas y la tercera es una carga adicional sobre los salarios por encima de esta base máxima.
El aumento de costes laborales destaca en empresas de más de 500 trabajadores y en el sector financiero
Con este planteamiento, era claro que los salarios altos iban a experimentar un aumento de la cotización, pero ahora un estudio del Banco de España permite ver con detalle qué trabajadores y empresas serán los más afectados. El resultado es que los que experimentarán un alza mayor en la contribución son las rentas altas, los trabajadores de edad mediana, los más cualificados y las grandes empresas, con especial incidencia en la industria del sector financiero.
De entrada, el estudio señala que hay 1,3 millones de trabajadores que en el 2021 cotizaron por la base máxima (4.495 euros mensuales) lo que supone un 6,8% del total de afiliados. Entre los más afectados por el incremento de las cotizaciones, están más los hombres que las mujeres (un 8,2% frente a un 5,1%) y más las edades medianas. El porcentaje de cotizaciones por la base máxima supera el 8% en la franja de entre 44 y 63 años, mientras que no llega al 3% entre los menores de 30 años. La diferencia también es palpable según el nivel de estudios, desde el 19,3% de los que tienen titulación superior al 1,3% con educación básica.
El estudio muestra cómo los incrementos de las cotizaciones se concentrarán en la parte más alta de la distribución de la renta. El aumento del tipo efectivo de las cotizaciones variará entre 0,8 puntos porcentuales (pp) y 1,6 pp en el 2025 hasta una horquilla de entre 1,2 pp y 11,3 pp en el 2050. Entrando en el detalle, aparece que los salarios brutos en torno a 60.000 euros incrementarían sus cuotas sociales en la mayor proporción si nos detenemos en el 2025, pero si llegamos al 2050, serían los salarios de 80.000 euros los que más aumentarían sus cuotas.
Otro elemento que destaca es que las grandes empresas serán las que se enfrentarán a los mayores incrementos de costes laborales por este aumento de las cotizaciones. Las de más de 500 trabajadores acumulan el 13,8% con la cuota máxima mientras que el porcentaje se reduce al 2,4% en las de uno a nueve trabajadores. Y por sectores, el más afectado es la industria de servicios financieros, con un 54,4%, seguido a distancia por la consultoría de gestión empresarial y las actividades relacionadas con servicios informáticos y la sanidad.
El estudio también evalúa el aumento de recaudación que supondrá este alza de cotizaciones para la Seguridad Social. Lo fija en un 0,6% del PIB en el 2030 y un 0,9% del PIB en el 2050, con lo cual se alinea con las estimaciones de la Airef y Fedea, y por debajo de los cálculos del Gobierno, que prevé un incremento del 1,1% del PIB en el 2050.