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Pillados por sorpresa

Opinión

Nueve países integrados en la OPEP+ (una alianza que incluye a los trece miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo junto a otros diez países productores liderados por Rusia) han sorprendido al mercado al anunciar nuevos recortes voluntarios de su producción. Tales recortes ascienden a un total de 1,66 millones de barriles diarios (mbpd). De estos, 0,5 mbpd corresponden a Rusia, que prorrogará desde finales de junio hasta finales de este año los recortes de producción ya implementados unilateralmente desde el pasado mes de marzo. Los recortes adicionales por otros países, que ascienden a 1,16 mbpd, comenzarán en mayo y se extenderán hasta finales del 2023. Arabia Saudí reducirá el suministro en 0,5 mbpd, y los 0,66 mbpd restantes se repartirán entre Argelia, Gabón, Irak, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Omán y Kazajistán.

Una bomba petrolífera en funcionamiento al amanecer cerca de la población tejana de Midland, Estados Unidos

EFE/Larry W. Smith

El momento elegido para esta reducción de la oferta resulta algo extraño. Los precios del petróleo se habían recuperado, al menos en parte, de las turbulencias observadas en los mercados financieros tras los últimos acontecimientos vividos por el sector bancario. Además, la mayoría de los analistas pronosticaban que la demanda llegaría a superar la oferta en la segunda mitad de este año. Parece claro que tras el recorte anunciado esta tendencia se acelerará. Por tanto, todo apunta a que el principal motivo para la reducción de oferta por la OPEP+ radica en que sus miembros más influyentes, insatisfechos con un precio del barril de Brent en la horquilla de 70-80 dólares, buscan unos precios más altos.

Tras el recorte de producción, se prevé que el Brent acelerará en torno a los 100 dólares

Arabia Saudí, preocupada por la caída de los precios del mes pasado y, probablemente, inquieta por el panorama macroeconómico global, así como por la recuperación relativamente lenta de la demanda en China, se ha apresurado a declarar que el recorte es una “medida de precaución destinada a apoyar la estabilidad del mercado”. Sin embargo, aunque esto podría tener sentido en el corto plazo, el recorte podría conducir a una mayor volatilidad durante la segunda parte de este año.

Con anterioridad al recorte, se esperaba que el mercado global experimentara un déficit de oferta de alrededor de 1,3 mbpd entre el segundo y cuarto trimestre del 2023. Sin embargo, tras el recorte, dicho déficit podría superar los 2 mbpd. Lógicamente, esto significa que debemos esperar precios más altos del petróleo. Las previsiones anteriores a la última decisión de la OPEP+ situaban el barril de Brent en un promedio de algo más de 95 dólares para el segundo semestre de este año, pero ahora se espera que dicho promedio ronde los 100 dólares.

La principal incertidumbre radica en el crecimiento de la demanda. Habrá que mantenerse atentos a su evolución en China (llamada, en teoría, a absorber ella sola cerca del 50% de dicho crecimiento) y a su posible desaceleración en el resto del mundo ligada a la inflación y al consiguiente endurecimiento de las políticas de los bancos centrales.