Para alcanzar el éxito, las empresas del mundo digital que han despuntado han comenzado teniendo "una gran idea de negocio" y, después, han buscado la tecnología para llevarla a cabo, centrándose en una tarea concreta, tal como explicó Pablo Foncillas en la anterior entrega de la serie El gran divorcio entre empresas y clientes. En el tercer episodio, el profesor de escuela de negocios utiliza el caso de Netflix para ilustrar cómo una compañía puede aportar valor al cliente.
Para el divulgador, la plataforma de streaming estadounidense es un ejemplo "impecable" en este sentido, ya que entiende perfectamente "las necesidades no cubiertas" de sus clientes, que han decidido pagar por ver una televisión sin anuncios. "Netflix, sin inventar prácticamente tecnología alguna, o utilizando la que estaba disponible y, en su caso, mejorando alguna otra, ha hecho una propuesta que no podíamos rechazar", agrega el divulgador en innovación.
En cualquier negocio
Tres tareas a tener en cuenta
Hay que prestar atención a los tres tipos de actividades que los clientes desarrollan en su relación con las empresas, ya que puede ser útil para cualquier negocio. Existen "las tareas que crean valor, las que lo erosionan y las tareas que nos cargan en una empresa por recibir el valor", detalla Foncillas.
En el caso de la televisión convencional, en una cadena como Antena3 existe publicidad por tal de ofrecer contenido gratis. Pero, argumenta el profesor, "Netflix entendió que los clientes de A3 cuando ven la tele se ven sujetos a tareas que crean valor, tareas que erosionan valor, como ver otro programa que no nos gusta y, por último, tareas que nos cargan por el valor que recibimos como clientes, es decir, ver publicidad".
La plataforma ha entendido que puede, por un lado, crear valor -la película o serie que se puede ver en cualquier momento y lugar- y cobrar por ello -una cuota mensual-, mientras que, por otro lado, puede reducir "al máximo" aquello que erosiona el valor -los programas que no nos gustan-.