El lujo de ser el primero

PERFIL | DETRÁS DE LA EMPRESA

El francés Bernard Arnault, cofundador y presidente de LVMH, ha pasado a encabezar la lista de los hombres más ricos del mundo, con un patrimonio de 188.000 millones de dólares, según Forbes

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Bernard Arnault, confundador y presidente de LVMH, es ahora el hombre más rico del mundo 

Reuters

Su última adquisición ha sido la Casa degli Atellani, una espléndida mansión en Corso Magenta, Milán, justo enfrente de la iglesia de Santa Maria delle Grazie, donde Leonardo da Vinci pintó La última cena . Justo detrás del inmueble se encuentra el viñedo que, a finales del siglo XV, el duque de Milán regaló al gran genio toscano.

Aún no se sabe qué hará Bernard Arnault con esta finca, que ahora está abierta al público. Es un capricho que el magnate francés, máximo ejecutivo del grupo de lujo LVMH, se puede permitir ahora que su patrimonio alcanza, según la última valoración de Forbes , unos 188.000 millones de dólares, lo que le convierte en el hombre más rico del planeta, después de destronar a Elon Musk, atrapado en sus problemas con Twitter y Tesla.

El empresario se ha convertido en el hombre más rico del planeta destronando a Musk

De Arnault se sabe casi todo y se ha escrito hasta la saciedad. Pero en las últimas semanas el veterano empresario francés ha sido noticia por algunos movimientos dignos de mención (viñedo de Leonardo aparte).

Siguiendo los pasos de otros iconos del mundo de la moda como Louis Vuitton, Christian Dior y todas las demás maisons protagonistas de su gran imperio, Bernard Arnault, de 73 años, acaba de blindar su propio nombre, al registrarlo –mediante una sociedad de su holding– como marca empresarial. Es decir que “Bernard Arnault” a partir de ahora potencialmente puede convertirse en un brand comercial.

¿Quién hubiera dicho que este francés que de joven empezó en la obra pública, el cemento y la promoción inmobiliaria se convertiría en el amo de las marcas de lujo más prestigiosas... incluida la suya propia?

Circula una anécdota al respeto que nunca ha sido confirmada oficialmente. Cuentan que cuando Arnault vivía en EE.UU. se subió a un taxi y el conductor le dijo que no sabía quién era el presidente de Francia, pero que sí conocía a Dior. Ahí habría decidido desembarcar en un sector que a finales de los ochenta atravesaba dificultades –el textil– y del que el Estado francés quería que alguien se hiciera cargo. Sea cierta o no la historia, desde Dior Bernard Arnault ha ido conquistando las marcas más prestigiosas. Tras sus últimas adquisiciones, la de la joyería Tiffany y la hotelera Belmond, su imperio agrupa ahora a más de 75 marcas y LVMH (acrónimo de Louis Vuitton Moët Hennessy) ya se ha convertido este año en la mayor empresa de Europa por capitalización bursátil (unos 350.000 millones de euros).

Arnault, caricaturizado por Gusi Bejer

Arnault, caricaturizado por Gusi Bejer

LV

Después tanto crecimiento, para el “dueño silencioso del lujo” ha llegado el momento de pensar en la sucesión. Aunque le queda cuerda para rato (se han modificado los estatutos para que pueda seguir llevando las riendas del grupo hasta los 80 años) es de estos días la noticia de una transformación en la estructura accionarial de sus empresas.

Arnault tiene cinco hijos de dos matrimonios (Delphine, Antoine, Alexandre, Frédéric y Jean). De todos, solo Delphine figura en el Comité Ejecutivo del grupo como vicepresidenta ejecutiva. Los otros hijos trabajan en algunas firmas del imperio. Pero quien ahora está subiendo escalones del poder (y en las quinielas) es Antoine, de 45 años, que acaba de ser nombrado director general de Christian Dior Se, el holding que controla precisamente a LVMH (mediante el 41% del capital y el 56% de los derechos de voto) en sustitución de Sidney Toledano. A la espera de que se aclare el futuro sobre quién será el delfín, este cambio de guardia hará que la familia no pierda el control de los activos. Que por cierto son cada vez más caros.

En efecto, mientras en la última década los consagrados apellidos de la tecnología estadounidense, desde Bill Gates a Jeff Bezos pasando por Elon Musk, han acaparado las portadas y los focos mediáticos, poco se ha hablado de que los Arnault han duplicado su fortuna en los últimos tres años, manteniendo siempre un perfil bajo. El aumento de la inflación no ha echado atrás a unos consumidores que siguen buscando en sus marcas estatus y protección. Y que aspiran también a pasearse algún día por los viñedos que pisoteaba Leonardo da Vinci como si estuvieran en su casa.

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