La invasión rusa de Ucrania y la escalada de la inflación obligaron a las empresas españolas a cambiar bruscamente de estrategia en el primer semestre del año y a congelar salidas a bolsa, ampliaciones de capital y emisiones de bonos, según el informe que ha presentado hoy la Asociación de Mercados Financieros de Europa (AFME) en Bruselas.
Los datos son hasta junio, un mes antes de las primeras subidas de tipos del BCE, y llegan tras dos años de amplia liquidez y facilidades de financiación. Las empresas se ponen ahora a la defensiva y dejan de acudir en busca de recursos a los mercados, bastante menos receptivos por la elevada incertidumbre.
Cambios
La escalada de la inflación por la guerra de Ucrania obliga a revisar la estrategia de las empresas
El informe muestra que en el primer semestre las emisiones de acciones en los mercados de capitales cayeron un 96%. Aquí se incluyen las salidas a Bolsa, en las que se han frustrado varios planes, como el de Ibercaja, que canceló su proyecto de cotizar tras varios aplazamientos. La antigua caja estaba valorada entre 1.650 millones y 2.100 millones de euros.
La tendencia es parecida en Europa, donde las salidas a Bolsa pasaron de mover más de 48.000 millones en el primer semestre de 2021 a apenas 4.200 millones en 2022, según EY. La caída es del 91% y coincide con aplazamientos sonados en EEUU, como los WeTransfer o WeWork.
En España, este año no ha habido estrenos bursátiles ni en el Ibex ni en el Mercado Continuo. En 2021 salieron a cotizar Acciona Energía y Ecoener, pero ya se suspendió algún proyecto como el de Primafrio o el de Opdenergy.
El informe de AFME también muestra que las ampliaciones de capital retrocedieron un 89% en España. Esta fórmula tiene una doble lectura, ya que es propia tanto de empresas en apuros necesitadas de socios y de recursos como de empresas en crecimiento.
Las emisiones de acciones y ampliaciones de capital han sufrido un fuerte retroceso, pero vienen en conjunto de alcanzar un nivel récord de 7.300 millones de euros en 2021.
Estas dos operaciones se parecen en que sirven para dar entrada a nuevos propietarios en las empresas. Otra cosa distinta son las emisiones de deuda, en las que las empresas españolas también echaron el freno en el primer semestre, con un retroceso del 52%. El endurecimiento de las condiciones de crédito explica en parte lo sucedido, junto a otros factores como la estabilización del balance de las empresas tras dos años de pandemia o el aplazamiento de algunas inversiones.
Entre enero y junio se emitió deuda por 5.800 millones de euros en grado de inversión, esto es, la que tiene una calidad superior al bono basura. Es un 41% menos que un año antes y un 21% menos que en 2019.
En el primer semestre se ha producido otro cambio de tendencia en el perfil de los acreedores. Los bancos, que eran los grandes financiadores antes de la crisis de 2008, están recuperando protagonismo, hasta el punto de que los préstamos de las entidades aumentaron un 22% y se situaron un 5% por encima de los niveles anteriores al covid. Retrocede en cambio la aportación procedente del capital riesgo.