China mostró signos de recuperación al anunciar este lunes por sorpresa que su producto interior bruto (PIB) creció un 3,9% interanual en el tercer trimestre del año. El dato, mejor de lo esperado, refleja una notable mejoría tras un segundo cuarto precario en el que sólo se expandió un 0,4% debido al estricto confinamiento que sufrieron Shanghái, motor financiero del país, y otras urbes importantes.
En lo que va de año, el aumento acumulado del PIB chino entre enero y septiembre se sitúa en el 3%. El dato está alejado del 5,5% que se marcaron como objetivo a principio de año sus autoridades, que hace meses ya lo dieron por inalcanzable, y ahora ronda las últimas predicciones hechas para el país por el Fondo Monetario Internacional (+3,2% en todo el año) o el Banco Mundial (+2,8%).
La cifra, en todo caso, no ha evitado la fuerte corrección en las bolsas chinas de este lunes, con caídas del 6,4% en el Hang Seng, referencia de Hong Kong, y un 3% en Shenzhen, a mínimos en 13 años. Los inversores dudan del poder que acumula el presidente Xi Jinping y un nuevo gabinete con menos reformistas orientados al mercado. El castigo ha sido mayor en las tecnológicas: Alibaba, JD, Baidu o Tencent han cedido más del 10% en Hong Kong.
Evolución
En lo que va de año, el PIB chino ha crecido un 3%
La Oficina Nacional de Estadísticas china (ONE) debía haber publicado estos datos el pasado martes 18, cuando en Pekín se celebraba el XX congreso del Partido Comunista para renovar el mandato de su líder, Xi Jinping, y reformar su cúpula. Sin embargo, lo pospuso de forma abrupta y sorpresiva sin ofrecer explicaciones al respecto ni una nueva fecha, lo que levantó sospechas.
Más tarde, fuentes anónimas de Bloomberg señalaron que el retraso se debió a que quienes debían firmar los documentos físicos para la publicación de los datos se hallaban aislados en la “burbuja anti-covid” obligatoria para todos los asistentes al congreso, que finalizó este fin de semana. Que los datos del PIB o el comercio exterior hayan sido publicados el primer día laborable después de la cita concuerda con dicha teoría.
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La ONE también publicó hoy otros datos oficiales de septiembre como la producción industrial (+6,3% interanual), las ventas minoristas (+2,5%) o la tasa oficial de desempleo urbano, que pasó del 5,3% al 5,5%.
Por su parte, la Administración General de Aduanas también señaló hoy que el valor de los intercambios comerciales denominados en yuanes entre China y el resto del mundo crecieron un 8,3% interanual en septiembre. En concreto, las exportaciones aumentaron un 10,7%, mientras que las importaciones se expandieron un 5,2%.
Cifras
Los intercambios comerciales en septiembre crecieron un 8,3% interanual
A pesar de los buenos resultados recientes, la economía china sigue afrontando enormes desafíos como la continuidad de su estrategia de covid cero, que provoca confinamientos y parones en la producción o la logística sin aviso previo.
Sin ir más lejos, este lunes se anunció la suspensión temporal de las clases presenciales y las comidas en el interior de los restaurantes de un distrito de Guangzhou, lo que avivó las preocupaciones sobre una posible interrupción en la producción de uno de los principales centros manufactureros del país.
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“El panorama sigue siendo sombrío”, analizó Julian Evans-Pritchard, de Capital Economics. “No hay perspectivas de que China levante su política de covid cero en un futuro cercano, y no esperamos ninguna relajación significativa antes de 2024. Por lo tanto, las interrupciones continuarán pesando sobre la actividad de las personas y no se puede descartar bloqueos a gran escala”, añadió.
A estos problemas se le suma un sector inmobiliario en crisis, con precios a la baja y promociones a medio hacer que no arrancan por la falta de capital, o las presiones que genera sobre la demanda externa la guerra en Ucrania o la inflación que afecta a las grandes economías.
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Durante su discurso de este domingo tras ser reelegido para un tercer mandato al frente, el presidente Xi aseguró que su país planea seguir abriéndose al exterior y creando oportunidades para el resto del mundo a través de su propio desarrollo. “China no se puede desarrollar sin el mundo, y el mundo también necesita a China”, apuntó frente a la prensa.
Sin embargo, sus políticas de los últimos años y el refuerzo a su poder que ha supuesto este congreso apuntan más bien hacia una intervención cada vez mayor del Estado en la economía.
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El todopoderoso líder chino prima la seguridad nacional y la estabilidad social sobre el crecimiento. Bajo su batuta, ha aumentado el peso del potente sector público frente a la iniciativa privada. Sectores bandera como el tecnológico se han visto sometidos a un profundo escrutinio y remodelación que se ha llevado por delante grandes fortunas y miles de empleos.
En su búsqueda de la “prosperidad común” y un crecimiento “de calidad”, todo apunta a que ese control se incrementará en el futuro y podría expandirse a otros ámbitos.
“Lo que veo en este documento (el discurso de apertura del congreso de Xi, que marca las líneas políticas para los próximos años) es una reafirmación de ese derecho a la intervención”, remarcó en un foro reciente Kevin Rudd, exprimer ministro de Australia y actual presidente de la Asia Society.