La patata caliente de los impuestos no solo alimenta debates en las cancillerías europeas, sino en las mesas de los organismos internacionales, que se inclinan para que los ricos contribuyan más y, para ello, instan a los gobiernos a que no se les apliquen medidas de alivio tributario.
Así, el economista jefe del Banco Central Europeo, el irlandés Philip Lane, en una entrevista esta semana al rotativo austríaco Der Standard , dijo que para proteger a los más vulnerables sería preciso introducir “impuestos más altos a los que tienen mayores ingresos o a aquellas industrias y empresas que son muy rentables pese al shock energético”. Una solución, sostiene Lane, que “sería menos inflacionaria que ampliar los déficits” para financiar la ayuda, señaló el economista. Y si la inflación sube, al banco central europeo no le quedará más remedio que apretar la tuerca de los tipos de interés, con el riesgo de causar una recesión. “Desde un punto de vista macroeconómico los gobiernos deberían sostener los ingresos y el consumo de aquellos hogares que están sufriendo más”, explicó el irlandés.
El Foro Económico Mundial de Davos advierte que “se avecinan meses dolorosos”
Hasta ahora la Comisión Europea no se ha posicionado sobre la oportunidad de subir impuestos al colectivo de los más ricos, entre otras cosas porque el Ejecutivo comunitario no tiene competencias directas sobre las políticas fiscales de los estados miembros.
Las palabras de Lane llegan después de la reforma fiscal en el Reino Unido a favor de los contribuyentes más ricos (casi 50.000 millones de recortes a los que ingresan más de 150.000 euros al año) y en un momento en que en España hay un debate encendido entre aquellas autonomías que optan por bajar impuestos y el Gobierno que baraja nuevas figuras impositivas para los que más tienen.
Precisamente el nuevo plan de la primera ministra británica Liz Truss, que ha causado el desplome de la libra, ha entrado en el ojo crítico del Fondo Monetario Internacional (FMI). El organismo pidió ayer a Londres que revalúe sus medidas, especialmente aquellas que “benefician las rentas más altas”. Los fuertes recortes fiscales previstos por los dirigentes británicos “probablemente aumentarán las desigualdades”, apuntaba la institución.
“Es importante que la política fiscal no vaya en contra de la política monetaria”, subrayó el FMI en un momento en el que el Banco de Inglaterra intenta frenar la actividad económica mediante subidas de tipos para combatir la creciente inflación.
Muy dura con Londres fue ayer también la agencia Moody’s, que considera que los recortes de impuestos “llevarán a mayores déficits estructurales, en mitad de un alza de costes de los préstamos, menores perspectivas de crecimiento y graves presiones de gasto público procedentes de la pandemia”.
Quién también se muestra pesimista sobre la economía global es el Foro Económico de Davos. En un informe publicado ayer, el 70% de los miembros de su panel de economistas ve algo probable una recesión global”. Con estos argumentos: se espera que los salarios reales sigan cayendo en todo el mundo en 2022-2023, con la crisis del coste de la vida que amenaza con el descontento social y se prevé, además, una mayor fragmentación y localización de las cadenas de suministro, que ya es el punto final a la globalización de las últimas décadas. “Tanto a nivel nacional como mundial, nos encontramos en aguas desconocidas. Como deja claro nuestra última encuesta a los economistas jefe, se avecinan meses dolorosos”.
¿Conseguirá la palanca de los impuestos aliviar el dolor?