Economista y empresaria, Rosa Cañadas ha agitado las aguas del Cercle d’Economia al postularse para su presidencia al margen de la vía tradicional. Cree que el Cercle ha perdido parte de sus esencias sin haber llegado a adaptarse a los cambios que exige la sociedad. No oculta sus críticas a la junta saliente y reivindica recuperar el formato Sitges de la reunión anual, que asegura siguen pidiendo los socios, con Barcelona organizada como una jornada única, con más fuerza mediática.
¿El hecho de que por primera vez haya elecciones en el Cercle, es señal de crisis o de vitalidad?
No creo que pueda hablarse de crisis. Vivimos en un mundo de cambios y el Cercle no podía quedarse atrás, representa una evolución que tal vez no se había producido. Me parece vivificador. Y debe valorarse que los expresidentes lo hayan intuido y se hayan abierto a las elecciones en lugar de ungir a alguien. El interés del socio en participar es altísimo y las ganas que tenía de ser escuchado, también. Nunca se había llenado la sala de la sede como ahora con los actos que hemos convocado los candidatos.
¿Vive el Cercle una decadencia, reflejo de la de la economía y la sociedad civil catalana?
Hay que mirar hacia delante, dejarse de complejos, trabajar las fortalezas, ser positivo. No tenemos que estar comparándonos continuamente. Ni lamentarnos "¡¡¡ay, qué mal vamos!!!" Pensar en el futuro.
¿Y qué puede hacer el Cercle ?
La burguesía catalana ha cambiado mucho en los últimos años, para bien y para mal. La empresa familiar se ha profesionalizado, pero en algunas el relevo generacional aún sigue siendo complicado. Muchos burgueses son reticentes a dejar entrar a a las nuevas generaciones... Hace falta optimismo y motivación, estamos un poco depresivos. Pasa en toda la sociedad, se producen muchos cambios y andamos todos un poco perdidos. El Cercle tiene que ser una de las guías para encontrar salidas y respuestas.
¿Qué hacer tras el traslado de sedes de octubre del 2017?
Ha sido desmotivador y la verdad es que será muy difícil hacerlas volver. No critico a las empresas, porque en los consejos de administración también había capital extranjero que no quería saber nada de lo que pasaba aquí. Ahora, lo que toca es ser atractivos para que las que quieran puedan volver, ofrecer oportunidades, condiciones favorables, confianza. Por otra parte, muchas de ellas siguen estando aquí pese al cambio de sede y mantienen los centros de decisión. Hay que pedir al Govern que ayude, ser más críticos, proponer.
¿Su balance del procés ?
Ha tenido consecuencias negativas, no se puede negar la realidad. A muchos niveles; en la convivencia, no hemos sido respetuosos unos con los otros. Ha habido intolerancia y poco debate abierto. En la economía, las consecuencias han sido más de imagen o marketing que reales. La incomunicación entre los dos lados ha sido más nefasta que el propio procés. Es un tema no resuelto y el Cercle debe perseverar en su papel de puente, en Barcelona, en Madrid y también en Bruselas.
¿Puede resumir su programa?
En primer lugar, Europa, es esencial. Allí se toman la mayoría de las decisiones que nos afectan. Hay que hablar de su futuro, buscar soluciones para una situación actual en la que, frente a la crisis energética, cada país actúa por su cuenta. También hay que prestar más atención a la demografía y la inmigración, que tiene repercusiones sobre el empleo, las pensiones o la educación y sobre el comportamiento social; son los pilares del Estado del bienestar. Y Barcelona debe apostar por ser la capital del Mediterráneo. Tenemos la sede de la Unión por el Mediterráneo y no sabemos aprovecharlo teniendo en cuenta lo importante que es. También hay que reconectar con el socio: al más reciente le cuesta encontrar su lugar; los más antiguos están desincentivados y se sienten tentados a darse de baja. Con los jóvenes hemos hecho un gueto en lugar de integrarlos. Los socios vinculados a pymes no se ven reflejados en las jornadas anuales.
¿Es usted la candidata que se ha saltado los cauces establecidos en estas elecciones?
Llevo muchos años en la cocina del Cercle, he estado en tres juntas y he organizado jornadas fuera de España. Si yo me presento es porque percibo que el Cercle no está funcionando como debería. Me falta la manera de hacer de siempre, la relación con el socio, las esencias, la implicación de la junta, de sus miembros, con la vida del Cercle, con el staff . La institución debe estar por encima de todo, los presidentes históricos siempre han puesto por delante la institución. Ahora ha perdido cohesión. Se ha hecho más presidencia lista. Las Jornadas se han transformado. Ya no son las jornadas del Cercle, son otra cosa. Antes estaban concebidas como las jornadas del socio…
¿...su modelo de Reunión anual?
Ciertamente, el Cercle necesita una vez al año proyección y visibilidad pública y mediática. Pero eso no es suficiente. Mi candidatura es partidaria de compaginar dos objetivos. Por un lado, mantener un evento en Barcelona, de mayor repercusión mediática, pero más corto, probablemente de un día. Y por otro, recuperar el antiguo formato de Sitges, las reuniones clásicas, no concebidas como plataformas para intrascendentes discursos políticos y para generar más interacción entre los ponentes y los socios. Con más reflexión. Los socios quieren recuperar el ambiente de Sitges
¿Cuál será el perfil de su junta?
Personas con experiencia contrastada en las líneas de trabajo que queremos desarrollar. Con una visible transversalidad que cubra todos los aspectos a tratar. En el caso de los jóvenes, en la candidatura participan Gerard García, consejero delegado de Deale, plataforma digital para financiación de pymes; Pep Gómez, fundador de las start-ups Fever, un unicornio tecnológico, y Ruby; y Marina López, directora corporativa de Hotusa.