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Ahora, pymes y clientes

El mantra de la sostenibilidad

Los criterios de ESG competen también a las pequeñas y medianas empres

El nuevo mantra es ser sostenible

Inditex destaca su compromiso ESG, pero el modelo ‘fast fashion’ es cuestionado

Cabalar / EFE

La huella de carbono, la gestión de los residuos, la trazabilidad de los proveedores o las buenas prácticas de gestión con los trabajadores competen ya a las pymes. “La clave es dejar de ver los criterios ESG como un coste y verlos como una oportunidad”, apunta Joan Vila, presidente de la Comisión de Energía y Sostenibilidad de Pimec. Este directivo, que acaba de cambiar los estatutos de su propia empresa para incluir aspectos relativos al impacto social y el medioambiente, admite que las pymes están ahora en otra guerra, la de la supervivencia. Sin embargo, percibe también la sensibilidad a estos temas: “En nuestro caso, el de las pymes, todo esto está empezando, pero es imparable”, admite.

En este punto coincide plenamente con Alberto Castillo, socio responsable en sostenibilidad de EY, que precisa que el cambio ya está aquí y tiene enormes implicaciones económicas para las empresas. “Antes, podía decirse que todo esto eran cuentos; ahora, son cuentas”, dice. En efecto, el mercado pide políticas ESG y ser informado, pero, sobre todo, exige hechos concretos cada vez más , que las empresas se transformen realmente. “La presión del consumidor en estas materias va a afectar mucho a la toma de decisiones, de forma que si alguien tiene un negocio que no cumple con lo estipulado, con lo que la gente puede aceptar, está fuera, va a ser expulsado”, concluye Castillo.

Palancas

Los clientes son los que tendrán el poder de provocar el cambio en el futuro con sus acciones

La adaptación a esas exigencias concretas que están establecidas por ley para las grandes empresas o las más difusas que empiezan a demandar los consumidores es muy complicada. Existe el riesgo de quedarse corto y también de pasarse de frenada. Y la duda es cuándo y cómo actuar, cuánto dinero invertir, qué hay que dejar de hacer ya y lo contrario: qué medidas concretas no pueden esperar más. En este sentido, Javier Menor, socio director de Baker McKenzie en Barcelona y consejero de varias empresas resalta que “la introducción de criterios ESG en las decisiones de inversión es un factor incuestionable”. Nadie puede gestionar de espaldas a los criterios de sostenibilidad. “No obstante –remarca Menor–, queda camino por recorrer para tener parámetros homogéneos de medición y control que permitan a los inversores y a las propias empresas poder analizar los grados de cumplimiento de los criterios ESG y establecer métricas comparativas”.

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Casi siempre, son las empresas las que toman la iniciativa. Inditex, con mucha diferencia la empresa española de mayor capitalización bursátil, ve cuestionado ahora su modelo de negocio desde múltiples ángulos. Los críticos dicen que las cadenas de la llamada fast fashion , como es el caso de la dueña de Zara, son difícilmente sostenibles, ya que apuestan por productos de corta vida que hay que reponer cada año, multiplicando el impacto en toda la cadena de producción y venta.

Pablo Isla, presidente de Inditex, afirmó en la pasada junta de accionistas de hace diez días que “la sostenibilidad es un pilar estratégico y me siento orgulloso de que todos los objetivos que nos habíamos marcado para el 2020, a pesar de la situación de pandemia, los hemos cumplido, y aquellos que admitían un sobrecumplimiento, también”. El grupo textil cumple con creces en emisiones netas, uso de energías renovables, eliminación de plásticos y otros. Sin embargo, está por ver si el consumidor querrá y podrá exigir a la firma que cambie radicalmente su estrategia y si Inditex puede reinventarse...

Futuro

Las pymes van algo rezagadas en materia ESG, pero poco a poco se van subiendo a la tendencia

En contraste con el punto anterior, a veces el necesario impulso para actuar cobra mayor velocidad si proviene de la administración o instituciones públicas. Es lo que ha pasado, por ejemplo, en el puerto de Barcelona, que ya en el 2015, bajo la presidencia de Sixte Cambra, puso en marcha un plan de sostenibilidad sectorial, dirigido a todas las empresas de la comunidad portuaria.

De momento, hay adheridas 89 empresas de las 500 que operan en el puerto. “Para fomentar la sostenibilidad tenemos claro que el papel del puerto tiene que ser el de prescriptor y facilitador, generando iniciativas e impulsando la adhesión del máximo número posible de organizaciones”, asegura Damià Calvet, presidente del puerto. El puerto pone como ejemplo a MB92, la concesionaria que da servicio de reparación y mantenimiento a los superyates y que es pionera en la electrificación de muelles, que permite reducir la contaminación al trabajar con la red portuaria de energías renovables.