CaixaBank aprovecha la experiencia en 13 fusiones para integrar Bankia
Sector financiero
La primera fase culminará en marzo con la aprobaciones de los reguladores
El nuevo CaixaBank verá la luz en el primer trimestre del año que viene, de aquí a unos seis meses. A partir de ahí se abrirá otro proceso más largo y complejo en el que Bankia deberá ser integrada en CaixaBank. Los gestores de la entidad catalana esperan culminar ese proceso con celeridad aprovechando la experiencia de las 13 integraciones que han llevado a cabo CaixaBank y Bankia durante la última década.
Fuentes consultadas explican que el elemento crucial y más complicado en toda fusión bancaria es el de la plataforma tecnológica. Es el momento en el que se “apagan” los ordenadores y servidores de Bankia y toda la clientela pasa a operar con el sistema de CaixaBank. Conseguir que desde el minuto cero los clientes operen con normalidad siempre es una labor compleja. En estos casos, la experiencia acumulada es un grado.
La primera integración que llevó a cabo CaixaBank fue de la de Caixa Girona en el lejano 2010 justo cuando arrancaba la reordenación bancaria en España que derivó en la desaparición del sistema de cajas de ahorros. En aquel caso, seis meses después de cerrar la operación la integración fue total. Un año mas tarde la absorción de Bankpime se ejecutó en cuatro meses. La operación mas complicada fue la de Banca Cívica ya que a su vez era una entidad surgida de la fusión de otras cuatro cajas de ahorros. Fueron ocho meses y medio. Por último Banco de Valencia y Barclays se completaron en alrededor de 5 meses.
Bankia hace dos años absorbió BMN en tres meses. La integración más compleja fue la que dio origen a Bankia entre el 2011 y el 2013. En aquel caso se debían integrar siete cajas de ahorros cada una con su propios sistema informático, su marca y sus características especiales. Fueron casi dos años.
PROCESO
La integración de la plataforma tecnológica es el paso más difícil en toda fusión bancaria
En el caso actual, al ser la unión de solo dos entidades y atendiendo a la experiencia pasada, se espera que pueda llevarse acabo en entre tres y nueve meses. De cumplirse esos plazos, la nueva CaixaBank sería una realidad antes de que finalice el año próximo.
Obviamente, el calendario dependerá de cómo se realice la primera fase de cierre de la operación que el viernes los máximos responsables de la nueva entidad, José Ignacio Gorigolzarri y Gonzalo Gortázar, esperan completar en el primer trimestre del 2021. De hecho, el banco trabaja con la idea de presentar los resultados combinados o agregados de las dos entidades en el primer trimestre.
Para que sea posible, la operación debe salvar aún varios escollos. El primero será el mes que viene cuando los consejos de administración aprueben los informes definitivos y se convoquen las juntas generales de accionistas extraordinarias. Obviamente esas reuniones se llevarán a
cabo en la ciudad de València, que es donde las dos entidades tienen su sede social. Será en el mes de noviembre. No se espera que haya sorpresas, puesto que en el caso de Bankia el Estado controla casi el 62% de la junta, mientras que en el caso de CaixaBank su accionista de referencia (Criteria) cuenta con el 40% de los títulos.
CAIXABANK
Las anteriores compras se completaron antes de nueve meses
Los últimos pasos serán la obtención de las autorizaciones regulatorias correspondientes del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el Banco de España y el Banco Central Europeo (BCE).
No se espera que haya problemas para conseguir las autorizaciones pertinentes puesto que la compra –como detalló el viernes Gorigolzarri– fue fraguada por Criteria y el ministerio de Economía. Otros organismos como los reguladores bancarios también han estado al caso de las negociaciones.
S&P, perspectiva negativa para el rating de España
La agencia de calificación S&P Global Ratings revisó el viernes la perspectiva del rating de España de “estable” a “negativa”, señalando que su respuesta a los crecientes desafíos económicos y fiscales a los que se enfrenta el país está amenazada por la fragmentación política y la fatiga causada por las sucesivas reformas. La agencia apunta a la posibilidad de que no se apruebe un presupuesto y al riesgo de que la debilidad económica de España pueda persistir hasta el 2022. Sin embargo, mantuvo el rating de España en A/A-1, perspectiva en estable. “Las presiones económicas pueden aumentar las perspectivas de un acuerdo este otoño sobre el presupuesto del 2021, mientras se construye un consenso por las reformas”, dijo S&P.