La ‘cara B’ de la cumbre: celebraciones, tensión y acusaciones en una reunión con final feliz

Festejos

Días agitados que condujeron a un desenlace que todos dicen celebrar

Horizontal

La canciller Angela Merkel cumplió años durante la cumbre

POOL / EFE

Cinco días hablando de dinero dan para mucho, para lo bueno y para lo malo. Estos cinco días en concreto empezaron el viernes con pequeñas celebraciones que pronto dieron paso a un ambiente más enrarecido, tensiones al alza, cruces de acusaciones e incluso una amenaza velada de abandonar la cumbre. Días agitados que condujeron a un desenlace que todos dicen celebrar.

Los festejos iniciales fueron el intercambio de regalos entre dos de los asistentes, Angela Merkel que cumplía 66 años y el portugués António Costa, 59, mientras que quién no celebraba nada era la danesa Mette Frederiksen, que había tenido que anular su boda al coincidir con la fecha de la reunión.

Un arranque distendido que pronto empezaría a complicarse. El gran responsable fue el holandés, Mark Rutte, abanderado de todos los recortes y las condicionalidades, fueran sobre reformas o respeto del Estado de derecho; y como tal, no ganó muchos amigos. El italiano Giuseppe Conte le pidió que no se creyera héroe por un día de los holandeses, el búlgaro Boiko Borisov dijo que quería convertirse en el “policía de Europa”, y el húngaro Viktor Orbán se preguntó porqué odiaba a Hungría y a él mismo.

Muy profesional, Rutte ni se inmutó, dejando claro que estaba allí para hacer su trabajo y que no esperaba ser invitado a las fiestas de aniversario de sus colegas. Quién no tuvo ni una palabra de crítica para el holandés fue Pedro Sánchez, a pesar de que sus posiciones eran las más antagónicas. “No hay que caer en ningún tipo de provocaciones, que en ocasiones pueden ser una táctica negociadora”, dijo Sánchez que, durante estos días, ha estado tan activo en pasillos y reuniones como discreto, casi desaparecido, ante la prensa. “Hay que ponerse en la piel del otro” fue su lema.

El inquieto macron

Abandonó una reunión, criticó a Kurz y corrió la voz de que preparaba su marcha

Una calma que no tuvo el presidente francés, Emmanuel Macron, que en más de una ocasión perdió la paciencia con los frugales. En compañía de Merkel, abandonó una cena con ellos, desesperado por el “bloqueo estéril” que mantenían, y circuló el rumor de que Macron había dado instrucciones de preparar el avión por si aquello se terminaba abruptamente.

No fue el caso, y la reunión continuó. Macron también recriminó al austríaco Sebastian Kurz cuando éste abandonó una sesión para contestar una llamada telefónica. “Vetan y se van a hablar con su prensa”, se quejaron fuentes francesas.

No solo abundaron las críticas directas al colega, sino también las maniobras para debilitar al rival, como cuando circularon insistentes rumores de que había disensiones entre los frugales, y que solo Holanda y Austria estaban cien por cien inflexibles. Al poco rato, el austríaco Kurz colgaba una fotografía de los cinco, los cuatro frugales y Finlandia, reunidos “para coordinar posiciones”.

Uno de los episodios que molestó especialmente fueron las maniobras de los frugales en uno de los momentos en que el fracaso parecía muy posible. Intentaron desviar la atención del veto que ellos mantenían sobre el plan de recuperación para hablar sobre el Estado de derecho. Fue leído como una operación para desviar la responsabilidad en caso de fracaso, buscando otros culpables. Finalmente, no habría ningún culpable porque todo terminó con el “¡Deal!” que Michel tuiteó la madrugada del lunes al martes.

Guerra de comunicación

Los frugales contestaron con una foto reunidos al rumor de disensiones internas

Cuatro letras que marcaron el final de una de las cumbres europeas más largas y más raras, con los líderes aislados, con mascarillas y desinfección regular de la sala y la prensa alejada físicamente del escenario de la reunión.

Etiquetas
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...