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De fragancias y moda a batas, mascarillas y soluciones hidroalcohólicas para proteger vidas

#TenemosFuturo

La industria de la moda y perfumería reconvierte el negocio hacia la fabricación de material sanitario y de higiene para unirse a la lucha social contra la expansión del coronavirus

La industria de la moda ha reaccionado frente a la crisis del coronavirus preparando material sanitario

En esta crisis global todos los sectores de la economía, sin excepción, se han volcado en la lucha contra el coronavirus y han puesto sus recursos humanos, tecnológicos y económicos a disposición del bien común. La industria de la moda y la perfumería no ha sido menos. Mientras el índice MSCI Europe marcaba que el valor del mercado textil, prendas y artículos de lujo caía un 23% en los primeros meses del año (entre el 17 de enero y el 11 de marzo), en algunas fábricas y talleres del sector de la moda española, con una enorme capacidad de producción, se empezaba a cocer algo.

Si bien es cierto que la falta de suministros en los centros de producción ha obligado a parar la actividad, muchos han sabido reinventarse rápidamente para dar soluciones a la expansión de la Covid-19. Es el caso de la multinacional catalana Puig que ha transformado su fábrica de Vacarisses (Barcelona) en un centro de producción de soluciones hidroalcohólicas e higienizantes. Aunque no ha sido un proceso sencillo, la empresa de perfumería y moda, en colaboración con el Gobierno, ha ofrecido su capacidad de producción ante la necesidad de proveer de manera extraordinaria a la sociedad y al sistema sanitario de este tipo de productos de uso recomendado.

Lo cierto es que mantener una buena higiene de manos es esencial para enviar contagios, dado que las manos son el principal vehículo de transmisión microbiana. De hecho, la OMS advierte de que el 25% de las infecciones respiratorias se podría evitar solo con el gesto de lavarnos a menudo las manos con conciencia. Tanto es así, que los geles antisépticos, también conocidos como soluciones alcohólicas, desinfectante de manos o geles hidroalchólicos se han convertido también en productos casi de primera necesidad.

Un producto tan necesario que el fabricante de fragancias Puig trabaja para producir 20.000 unidades diarias de 500 ml, alcanzando hasta el momento las 500.000 unidades de soluciones hidroalcohólicas. Estas unidades van destinadas tanto al personal sanitario, como a residencias de tercera edad u otros servicios ahora mismo esenciales a través de toda la red logística de Puig.

Esta reconversión productiva, no es un ejemplo aislado en la industria del lujo. Sin ir más lejos, Carolina Herrera, cuya matriz es Puig, ha pasado en tan solo unos días de confeccionar prendas y artículos de moda a mascarillas y batas sanitarias en su taller en España. Un cambio en la línea de producción de sastrería que responde a la imperiosa necesidad surgida desde el inicio de esta crisis de abastecer de material sanitario a los centros de salud.

Tanto las mascarillas, como las batas salen esterilizadas del taller de Carolina Herrera para cumplir su función en distintos ámbitos de la actividad que, pese a la pandemia, no se han detenido. Mientras las batas parten hacia diferentes hospitales españoles para proteger a todo el personal sanitario, que estos días está dedicado a tratar a los contagiados por la Covid-19, las mascarillas se dirigen a los supermercados y restaurantes para cuidar de la industria alimentaria que trabaja por y para asegurar suministro de productos de primera necesidad a la población.

Aprovechar el músculo productivo de la industria de perfumería y moda para suplir la carencia de material sanitario es un movimiento casi natural en una etapa de falta de demanda y consumo. Aunque, no por ello, tiene menos valor. “Colaborar con la sociedad, las instituciones y la industria para combatir la Covid-19”. Eso es, precisamente, lo que ha motivado a Carolina Herrera a emprender esta acción social, según han confirmado desde la firma, y que les ha llevado a adaptar sus talleres para aportar lo que mejor saben hacer: “responsabilidad y compromiso”.

La prioridad en estos momentos está clara: unirse a la lucha contra la Covid-19 para vencer al virus. Y así lo han estado haciendo, desde el inicio de esta crisis, tanto Carolina Herrera como su matriz Puig. Ahora se preparan para la próxima etapa: la transición hacia “la nueva normalidad”, para la que seguirán haciendo falta tanto las mascarillas y las batas como las soluciones hidroalcohólicas para proteger el presente, pero también el futuro de todos.