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Imprimir en era digital

Emergencia económica

El fabricante Camaloon factura 19,4 millones y emplea a unas 180 personas

Juan Rodríguez, director general, y Bernat Farrero, cofundador, ahora en el consejo

Llibert Teixidó

Camaloon, un fabricante de productos personalizados, está sorteando la crisis gracias al comercio online. Con su plataforma de venta por internet ha podido seguir en contacto con sus clientes e incluso, ampliar mercado.

El director general, Juan Rodríguez, cuenta que “el volumen de actividad ha bajado un 20% durante la pandemia”, pero que al mismo tiempo “está captando nuevos clientes gracias a internet”.

La actividad ha caído un 20% pero la empresa está captando clientes por internet y prevé expandirse por Europa

Camaloon se dedica a la personalización de artículos mediante técnicas de impresión. Nació el año 2010 en un pequeño taller de Reus especializado en chapas y camisetas y, con el tiempo se expandió y se trasladó a Barcelona. Rodríguez cuenta que hace tres años, la empresa dio un giro al negocio y amplió el abanico de productos hacia todo tipo de merchandising para empresas. Ahora, los artículos que más vende son camisetas, bolsas, bolígrafos, tazas, libretas, cuadernos y chapas. Algunos los compra en Asia y otros los produce íntegramente en su fábrica del barrio del Poblenou de Barcelona. En cualquier caso, los imprime bajo las necesidades del cliente. “Vendemos a 400.000 empresas de todo tipo, grandes y pequeñas, de sectores como la moda (Inditex), la aviación (Air France) o la alimentación (Panini) y también a agencias intermediarias”. Los clientes proceden de toda Europa, de países como Francia, Alemania, el Reino Unido o Italia. De hecho, Rodríguez cuenta que el mercado español sólo representa un 15% de la facturación total, un porcentaje que irá a la baja. Este año, la empresa mantiene sus planes para entrar en Noruega, Finlandia y Dinamarca. De este modo, también puede suplir la caída de la actividad en España e Italia. “Son los mercados que se han visto más afectados por la pandemia. Confiamos en su recuperación con la vuelta a la normalidad. Nos ha afectado especialmente la eliminación de ferias y congresos que organizan los clientes”, explica el director. Debido a la incertidumbre que genera la pandemia, Rodríguez no se aventura a realizar pronósticos sobre la cifra de negocios de este año. “En el 2019, la facturación fue de 19,4 millones de euros. Veníamos creciendo a un ritmo del 50% anual pero la crisis puede truncar esta tendencia”.

Rodríguez cuenta que además de la caída de la actividad, la empresa se vio obligada a clausurar la fábrica durante la etapa más severa del estado de alarma porque su actividad no era esencial. “Aplicamos un ERTE a los 50 trabajadores de la planta y a unos 20 más que estaban especializados en la captación de clientes en la sede central”. Actualmente, la empresa da trabajo a 187 trabajadores, una cifra que la empresa no se plantea reducir.

El control del negocio está en manos de una veintena de accionistas, entre los cuales destacan los fundadores Bernat Farrero y Pere Rius, el vehículo inversor de Itnig (10%), Caixa Capital Risk y otros inversores particulares. Desde su nacimiento, Camaloon ha levantado alrededor de 1 millón de euros. Rodríguez cuenta que ahora no necesita más ampliaciones de capital para financiar su crecimiento. La empresa, asegura, es rentable.

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