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Telefónica ya piensa en la recuperación de la crisis del coronavirus

Economía digital

La generación de caja permite a la compañía afrontar dos años sin acudir al mercado de crédito

Álvarez-Pallete, en una imagen de archivo

EP

Los analistas de Deutsche Bank y Barclays Capital califican al sector europeo de las telecomunicaciones como “defensivo”, lo que en su jerga vendría a decir que en esta crisis sirve de parapeto para inversores temerosos de la volatilidad bursátil.

Tras las crisis del 2009 y del 2012 tuvieron un comportamiento mejor que el resto del mercado y lo mismo ocurre ahora. “A primera vista –escribe Mathieu Robillard, analista de Barclays– la Covid-19 está siendo relativamente benigna con los telecos si se compara con otros sectores. En todas partes se repite un mensaje: la demanda se ha disparado y el tráfico de voz y datos, tanto fijos como móviles, se ha incrementado (en España, una media del 40%)”. La cuestión es qué saber qué impacto tendrá esa demanda sobre los resultados financieros.

Ingresos

La demanda se ha disparado durante la crisis

Es interesante una observación firmada por Keval Khiroya y otros analistas de Deutsche Bank: “El apalancamiento ha dejado de ser un problema para los operadores gracias a que su generación de caja les permite cubrir los vencimientos de deuda de los dos próximos años sin acudir al mercado de crédito”. Telefónica cabe en ambas descripciones, pero con un punto débil: su cotización se ha estancado en la línea de los 4 euros.

Afortunadamente para José María Álvarez-Pallete, quien acaba de cumplir cuatro años al frente, la compañía ya tenía un plan, aprobado en noviembre, que asigna la prioridad a sus cuatro grandes mercados (España, Brasil, el Reino Unido y Alemania) y en otros menos relevantes se abre a otras fórmulas. La nueva estructura se completa con la creación de dos filiales, Telefónica Tech y Telefónica Infra, también abiertas a la entrada de socios. Por cierto, Telefónica Tech está experimentando una demanda de servicios cloud y de ciberseguridad.

Jóvenes consultan sus teléfonos, en una imagen de archivo

Xavier Cervera

El 7 de mayo, los resultados trimestrales dirán hasta qué punto han llegado los efectos de la crisis del coronavirus. El modelo elaborado por Deutsche Bank para el sector contempla un retroceso del 2% en el año que, aplicado a Telefónica, sería asumible. Hay factores compensatorios, como el ahorro en costes comerciales, ya que están suspendidas las campañas de captación de clientes, y la certeza de que la inversión fija se recortará. El despliegue de la nueva red 5G será ralentizado, a la vez que la subasta de nuevas frecuencias, inicialmente prevista en junio, se posterga.

Entre tanto, la deuda –37.700 millones– no es motivo de inquietud. Lo dijo Álvarez-Pallete en febrero y lo repiten estos días sus colaboradores. En primer lugar, porque Telefónica cerró el 2019 con 22.800 millones de liquidez y, en segundo, porque ha reducido su endeudamiento en 15.000 millones desde el 2016, además de estirar su vida media hasta 10,5 años, con el consiguiente ajuste de intereses a la baja.

Cuentas

La empresa afirma que la deuda no es motivo de inquietud

En este contexto, el dividendo debería ser sostenible, según las fuentes consultadas, pero circula en la sociedad una corriente que presiona para suspender la remuneración a los accionistas, como ha hecho Orange. La incógnita es qué impacto tendría sobre la cotización romper ese compromiso para ahorrarse unos 2.000 millones.

En la práctica, los inversores parecen más pendientes de otras cosas. Por un lado, la búsqueda de socios para los activos de las filiales hispanoamericanas. En febrero, tras correrse la voz de una operación corporativa de calado, la acción escaló hasta 7 euros pero volvió donde solía al no concretarse el anuncio. Por otro, se mencionan las conversaciones con fondos amigos a los que se daría entrada en el capital a cambio de actuar como escudos contra cualquier emboscado. Porque, con una capitalización bursátil de sólo 22.000 millones, nada puede descartarse.