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Lagarde sólo ofrece más liquidez y exige acción a los estados

Crisis del Covid-19

El BCE decepciona a los mercados y las primas de riesgo de la eurozona se disparan

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La presidenta del BCE, Christine Lagarde

DANIEL ROLAND / AFP

Por si quedaba alguna duda, este jueves se disipó: Christine Lagarde no es Mario Draghi. En su primera gran prueba de fuego, apenas dos días después de decir que estaba dispuesta a hacer todo lo necesario –como su predecesor– para actuar, la presidenta del BCE decepcionó.

El consejo de gobierno del banco central finalmente no sacó, como pronosticaban (o deseaban) algunos analistas, la artillería pesada: no tocó los tipos de interés, ya en niveles históricamente bajos. En este sentido, Lagarde asumió que la política monetaria ha llegado a su límite. En cambio, el BCE informó de que destinaría unos 120.000 millones de euros suplementarios de aquí a finales de año para comprar deuda, en particular privada.

Impacto económico

El BCE no sacó la artillería pesada

Un esfuerzo que añade al programa que lanzó el pasado mes de noviembre, que preveía la compra de activos públicos y privados de 20.000 millones de euros mensuales. Mediante esta iniciativa, Christine Lagarde quiso prestar ayuda en gran medida “a los más castigados por la difusión del coronavirus, especialmente las pymes”.

Pero el hecho de que el importe del programa fuera predefinido pudo interpretarse, según Didier Saint-Georges, miembro del comité estratégico de inversión de Carmignac, “como una firme reticencia a adoptar medidas más contundentes, algo confirmado por el hecho de que los límites no volverán a modificarse a corto plazo”. Y esto irritó a los que apostaban por algo un poco más flexible. Sin embargo, lo que más decepcionó a los inversores fue la frase, que tal vez pase a la historia, de que “no estamos aquí para limitar el diferencial – spread o prima de riesgo– entre los países. No es la función o la misión del BCE”. Este fragmento quiso ser una invitación a los gobiernos para que asumieran su responsabilidad con políticas de mayores estímulos fiscales. Algo que la francesa expresó cuando dijo que la “eurozona necesita ahora de una respuesta ambiciosa y coordinada en términos de política presupuestaria para apoyar a empresas y trabajadores”.

Un cartel del BCE en la sede de Frankfurt

Alex Kraus / Bloomberg

Pero la referencia a que el BCE no se ocupaba de la prima de riesgo dejó a los inversores huérfanos y sin referencia. Según Andreas Billmeier, analista de Western Asset-Legg Mason, “la presidenta Lagarde pareció un tanto indecisa en algunas ocasiones y evitó un par de preguntas incisivas, posiblemente porque tal vez sea demasiado pronto en su mandato para abordar un momento tan tenso. Afirmó que la reducción de los diferenciales no es tarea del BCE, lo que técnicamente es cierto, pero, en nuestra opinión, si hubiera tenido más experiencia con los mercados financieros, habría evitado realizar tal afirmación en vista de la situación actual”.

Lagarde intentó remediarlo en una posterior entrevista a la CNBC. “Estoy totalmente comprometida en evitar cualquier fragmentación en un momento difícil para la eurozona. Los altos márgenes que vemos por el coronavirus claramente afectan la política monetaria. Utilizaremos toda la flexibilidad de nuestro programa de compra de activos”. Pero para entonces, gran parte del daño estaba ya hecho.

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